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Declaraciones Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Seminario Entre Períodos de Sesiones sobre la Contribución del Desarrollo al Disfrute de Todos los Derechos Humanos

28 mayo 2021

Declaración en video de Michelle Bachelet, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

28 de mayo de 2021

Distinguido Presidente del Consejo,
Embajador Chen, 
Excelencias, 
Colegas, Amigos

La contribución del desarrollo a asegurar la libertad para vivir sin miseria es muy evidente.  Para poder avanzar en educación y en acceso a derechos y servicios fundamentales; para impulsar la igualdad de género y libertades cívicas fundamentales, en otras palabras, una serie de objetivos de derechos humanos esenciales, el desarrollo sostenible e inclusivo es esencial. 

De hecho, este es el/un principio fundamental de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el cual se sustenta en la Declaración sobre el Derecho al Desarrollo, la cual sentó nuevas bases en la lucha universal por una mayor dignidad, libertad, igualdad y justicia humanas. 

Estoy convencida de que los derechos humanos y el desarrollo sostenible están interconectados y vinculados: en el mejor de los casos, los avances de cada uno hacen progresar al otro.

El objetivo del desarrollo sostenible es mejorar el bienestar de cada unos de los miembros de la sociedad sin límites planetarios.  Tal como ha advertido mi Oficina frecuentemente, las personas no son el cómo del desarrollo, ni tampoco son herramientas que pueden ser explotadas para producir mayor riqueza para un número limitado de élites.  Las personas son el por qué. Un desarrollo verdadero genera una mayor justicia social, no una mayor explotación; y además reduce las profundas desigualdades que amenazan derechos humanos fundamentales, en especial los derechos de aquellos que están marginados y son pobres.  Es el desarrollo de las personas, por las personas y para las personas, teniendo en consideración también las necesidades de generaciones futuras, y la salud de nuestro planeta. 

No hay duda de que todos estos retos han adquirido una complejidad mucho más profunda durante los últimos 18 meses.  La pandemia de la COVID-19 ha doblegado a muchas economías, sociedades, comunidades y personas.  El cambio climático está avanzando hacia puntos de inflexión que pueden resultar irreversibles.  La extrema pobreza y las desigualdades están aumentando, incluyendo las desigualdades entre países: la brecha de las vacunas entre países ricos y países en desarrollo es un ejemplo patente de la gravedad de estas fracturas.  

Es crucial situar a los derechos humanos en el centro del desarrollo.  Esta es la razón por la que el Secretario General ha reclamado un Nuevo Contrato Social, respaldado por un Nuevo Acuerdo Global, el cual detalla en su reciente Declaración de su Visión a la Asamblea General* con una iniciativa dual «para salvar a futuras generaciones de los flagelos de las guerras, el cambio climático, pandemias, hambrunas, pobreza e injusticias», basándose en la igualdad de derechos y oportunidades para todos.    

Tal como destacó el Secretario General, «la recuperación de la pandemia es nuestra oportunidad para diseñar una nueva organización, para reavivar el Decenio de Acción por los Objetivos de Desarrollo Sostenible y para trazar un rumbo para lograr un futuro más equitativo.»

Es necesario llevar a cabo acciones en muchos frentes - y de forma rápida.  Teniendo que enfrentarse con el colapso del comercio, la disminución de las remesas, la fuga de capitales, la depreciación de la moneda, además de la falta de una ayuda internacional al desarrollo suficiente, los países pobres se ven obligados a menudo a elegir entre proporcionar servicios básicos para sus ciudadanos o atender al servicio de su deduda. 

Un espacio fiscal y político reducido limita sus capacidades para emprender las inversiones necesarias para garantizar los niveles mínimos y esenciales de derechos que deben ser defendidos en todo momento, incluso durante períodos de crisis. 

Cuanto más retrasemos nuestra respuesta, mayor será la destrucción de vidas y de medios de subsistencia.  

Con este ánimo, doy la bienvenida a este seminario oportuno e importante. 

Estados Miembros; agencias, fondos y programas de las Naciones Unidas; instituciones nacionales de derechos humanos; activistas de la sociedad civil; expertos en desarrollo y otros, nos pueden ayudar a identificar sectores clave donde debemos seguir avanzando, además de compartir ejemplos de buenas prácticas y experiencias. 

Cooperación y solidaridad internacionales por el desarrollo; políticas para combatir la pobreza y la desigualdad; e iniciativas para cerrar la brecha digital y fomentar la inter-conectividad son solo algunas de las cuestiones de enorme relevancia que van a ocupar un lugar importante en sus debates. 

Yo espero que estas sean áreas prioritarias en la labor en pro del desarrollo, así como en la labor por los derechos humanos, durante los próximos meses y años. 

Esto exije de un nuevo espíritu de colaboración, un reconocimiento de que más alla de las diferencias que en ocasiones pueden dividir a las comunidades por el desarrollo y las comunidades por los derechos humanos, en esencial compartimos los mismos objetivos. 

Acabar con la discriminación y la privación.  Promover la dignidad humana y la igualdad humana.  Y hacer realidad el bienestar y los derechos de nuestros conciudadanos.

Gracias por sus contribuciones a este debate. 

Gracias.