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Declaraciones

Discurso de Gabriela Rodríguez Pizarro Relatora Especial de Naciones Unidas para los Derechos Humanos de los Migrantes

04 septiembre 2001



Señora Presidenta,
Excelencias,
Señoras y señores,

Desde que la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas me solicitó que contribuyera al proceso de preparación de la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, en 1999, he participado en la mayoría de las conferencias regionales, conferencias de expertos y comités preparatorios para que el tema de los derechos humanos de los migrantes sea parte importante de la misma (resoluciones 1999/44, 2000/48, 2001/52 de la Comisión de Derechos Humanos). La esencia de este mandato es la "protección plena y efectiva de los derechos humanos de los migrantes".

Como Relatora Especial de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos de los Migrantes reconozco el compromiso que ha existido en esta Conferencia para avanzar en la lucha contra el racismo, la xenofobia y la discriminación contra los migrantes.

En el marco de esta Conferencia, he venido insistiendo en que los migrantes sufren por el racismo, la discriminación racial y la xenofobia, desde el inicio del proceso migratorio. Las poblaciones que son víctimas de este flagelo, lo son desde sus países de origen, en donde no encuentran arraigo, formas dignas y equitativas de vida familiar, social, económica y laboral. La violencia intrafamiliar, la inequidad de género, el abuso hacia la mujer, los niños y las niñas, se da en nuestras sociedades patriarcales de tal forma que no se respeta a la mujer en su integridad y se le somete a formas múltiples de discriminación, obligándola a emigrar. El fenómeno migratorio no se debe analizar desde perspectivas solamente jurídicas o económicas. Las violaciones de los derechos humanos de los migrantes, insisto, ocurren dentro de un contexto de exclusión social, de discriminación por sexo, raza, origen étnico, clase y nacionalidad, entre otros.

En los países de tránsito y destino, los migrantes están en una condición de vulnerabilidad aguda, que afecta su capacidad de integración, su estado físico y psicológico y su identidad cultural. Esta situación debe ser tomada en cuenta en la generación de políticas y acciones vinculadas al proceso migratorio. La marginación, la negación de sus derechos y la clandestinización de esta población, los hace especialmente vulnerables; particularmente cuando trabajan en el ámbito privado e invisible, como las trabajadoras y los trabajadores domésticos.

En muchos países vemos el resurgimiento de movimientos racistas que preconizan la violencia hacia los migrantes y la xenofobia. Vemos plataformas políticas que vinculan los problemas nacionales al fenómeno migratorio y el uso de estereotipos en los medios de comunicación. Vemos la tensión que se produce entre la soberanía de los estados, el control migratorio y la protección de los derechos humanos de los migrantes documentados o no documentados. Asimismo, la falta de opciones para migrar regularmente junto con la presión por sobrevivir, ponen a los migrantes en alto riesgo y vulnerabilidad frente a agentes criminales de la trata y el tráfico de personas. Estas redes, que están en expansión, son las principales responsables de la muerte, abuso y denigración de miles de seres humanos en el mundo, quedando sus agentes en total impunidad, mientras que la criminalización de sus víctimas constituye otra forma más de violación de los derechos humanos de los migrantes.

Hemos visto en esta conferencia la importancia de trabajar sobre estas cuestiones con mucha responsabilidad. Son millones de vidas de hombres y mujeres las que están expuestas a la discriminación, el racismo, y la xenofobia en condiciones de desprotección total de sus derechos fundamentales. A través de la Conferencia Mundial, hemos tenido la oportunidad de tratar esta situación promoviendo diversas medidas para proteger a los migrantes de estos abusos y remediar sus efectos. En esta Conferencia se ha reconocido que los migrantes son verdaderos contribuyentes al desarrollo económico, social y cultural en sus países de origen y acogida y que los derechos humanos de todos los migrantes tienen que ser protegidos, sin discriminación alguna. La Conferencia ha abordado la particular desprotección de los niños/as y las mujeres migrantes, particularmente, en el caso del tráfico y la trata y ha debatido medidas para garantizar un verdadero cuidado y protección de estas víctimas.

Es urgente dar seguimiento a los compromisos adquiridos en esta Conferencia por los Estados, las Organizaciones internacionales y las ONGs para implementar las medidas que se recomienden para combatir los actos de violencia y odio contra los migrantes, la discriminación en el ámbito laboral, el acceso a la documentación, la reunificación familiar, el acceso a los servicios de salud y educación y la integración adecuada en los países de acogida, así como, la reintegración sin discriminación. Se deberán elaborar los programas de entrenamiento para guardias de frontera, policías y oficiales de inmigración, para asegurar un trato digno hacia los migrantes y el combate de la xenofobia y el racismo en este medio. Todos tendremos que luchar para combatir los estereotipos utilizados contra los migrantes, en los medios de comunicación, en el Internet y en las campañas políticas.


Señora Presidenta,

Es de primordial importancia que después de la Conferencia se intensifique la lucha contra el tráfico y la trata de personas y la descriminalización de sus víctimas. Es imperante que los Estados adopten, adecuen y promuevan una legislación interna sólida para combatir el tráfico y la trata de personas, incluyendo la promoción de medidas eficaces de prevención, de rehabilitación y protección para las víctimas.

La implementación de acciones concretas que esta Conferencia ha tenido para el avance de la protección de los derechos humanos de los migrantes, será el gran desafío a enfrentar en el futuro. En este sentido el trabajo de las ONGs será clave, así como en la continua labor de asistencia y protección que estas organizaciones ofrecen diariamente a millones de migrantes. La participación de los Estados, las Organizaciones Internacionales concernidas y las ONGs en espacios de concertación y apoyo en el proceso migratorio, debe continuar y fortalecerse a través de los mecanismos binacionales y regionales que fomentan los derechos humanos de los migrantes.

En el futuro debemos seguir luchando para que las políticas de gestión migratoria en el plano nacional, regional e internacional incluyan claramente la protección de los derechos humanos de los migrantes. Para que las legislaciones nacionales, regionales e internacionales sigan avanzando en favor de la protección de esta población. Hago un llamado a los Estados para que ratifiquen la Convención Internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y sus familiares, de 1990, instrumento esencial para la protección de los derechos humanos de esta población.

Considero que será esencial garantizar un seguimiento específico de las medidas discutidas en esta Conferencia para la protección de los migrantes, particularmente a través de la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos y las Instituciones concernidas. Por otra parte, a través de mi mandato seguiré comprometida en la lucha contra el racismo, la discriminación y la xenofobia de las que son víctimas los migrantes y en el seguimiento del trabajo que ha iniciado la Conferencia Mundial contra el Racismo.

Cuando comencé a participar en las primeras reuniones preparatorias de la Conferencia, haciendo el vínculo entre el tema de la migración, los derechos humanos y las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial y xenofobia, ocupé el espacio que la Comisión de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas había creado en sus resoluciones para que se incluyeran estos temas sustantivos. Ha sido un largo proceso, los estados, las organizaciones Intergubernamentales, las organizaciones no gubernamentales, los propios migrantes, hombres, mujeres, jóvenes, niñas y niños, hemos comenzado a recorrer un camino que fortalecerá la protección de los derechos humanos y veremos como a través de acciones concretas y la implementación de los planes nacionales, todos juntos podremos colaborar en el trato equitativo, digno y responsable que se merecen millones de migrantes en un mundo, como personas dignas e iguales en sus derechos.


Señora Presidenta,

Quisiera aprovechar esta ocasión para felicitar a la Alta Comisionada de Derechos Humanos, Señora Mary Robinson por su entrega y compromiso en esta Conferencia, que ha sido fuente de inspiración y finalmente, al Gobierno y al pueblo de Sud-Africa por la acogida calurosa que me han brindado.


Muchas gracias.

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