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Declaraciones Múltiples mecanismos

Discurso pronunciado por el Embajador Leandro Despouy Presidente de la Comisión de Derechos Humanos en su 57 período de Sesiones

30 julio 2001


Ginebra, 30 de Julio de 2001



Señora Alta Comisionada,
Sr. Presidente de la Subcomisión ,
Excelencias, Distinguidos Expertos,
Representantes de Organizaciones No Gubernamentales,
Señoras y Señores


Es un alto honor para mi hacer uso de la palabra ante este órgano del que durante 12 años fui miembro y tuve oportunidad de ser Relator Especial sobre tres temas de particular importancia: Los Derechos Humanos y las Personas con Discapacidad; La Protección de los Derechos Humanos bajo los Estados de Sitio o de Excepción; y por último, La Extrema Pobreza y los Derechos Humanos. Tuve también el honroso privilegio de presidirla en 1987. De allí que aunque en esta oportunidad me dirija a ustedes en mi calidad de presidente del 57 período de sesiones de la Comisión no podré apartarme de mi histórica pertenencia a este órgano o en todo caso a esta original situación de haber presidido ambos.

En primer lugar deseo hacerles algunos comentarios sobre nuestro 57 período de sesiones que fue tan fructífero como intenso y agitado. Abarcó 80 reuniones, de las cuales 27 fueron nocturnas. A ellas cabe agregar 723 actividades paralelas. Como dijera la Sra. Robinsón, este fue el año que hubo más Jefes de Estado, más altos dignatarios, más oradores, más ONGs, más sesiones nocturnas, más de todo. Pero quizás lo más importante: más mujeres en la mesa y entre los participantes, donde superaron el 30%.

Estos datos ponen en evidencia la creciente "visibilidad" que está adquiriendo la Comisión en el plano internacional. 5 Jefes de Estado, más de 80 altos dignatarios, indican con claridad que no sólo los diplomáticos, sino también los responsables políticos, eligen el ámbito de la Comisión para exponer sus políticas en materia de derechos humanos y la dimensión ética que debe imperar en las relaciones internacionales.

Este año se registraron 3.663 delegados, entre ellos 1364 representaron a 146 estados y 1888 representaron a 250 ONGs. El sistema de las Naciones Unidas y las demás organizaciones intergubernamentales estuvo representado por 289 delegados. De las 217 horas de labor, 57 fueron utilizadas por los estados ( 36 de ellas por miembros de la Comisión) y 47 por parte de las ONGs.

Esto confirma que para la Comisión también es imperativo llevar a cabo importantes reformas en sus métodos de trabajo. Para hacerlo resulta necesario la contribución de todos los actores en la medida en que tanto los Estados Miembros como los observadores, las ONGs, son parte insustituible para avanzar en la solución de esta cuestión.

El Segmento Especial sobre Tolerancia y Respeto que se llevó a cabo a lo largo de todo el día 26 de Marzo fue uno de los hechos más positivos que se registraron durante nuestra última reunión y puso de relieve que es posible abordar en forma constructiva cuestiones tan delicadas y sensibles como éstas. A la excelencia de los panelistas se sumaron intervenciones de gran calidad, de gran profundidad por parte de los participantes. En un pie de igualdad, Estados Miembros, Observadores, ONGs, intervinieron a lo largo de tres intensas jornadas que culminaron con un Resumen del Presidente cuya publicación se ha dispuesto con miras a la próxima Conferencia de Durban.

Es de esperar que este clima constructivo se mantenga en la próxima sesión preparatoria de Conferencia Mundial y durante la Conferencia misma. Creo que una de las principales contribuciones de la última Comisión ha sido precisamente establecer un clima positivo para encarar con entusiasmo este inmenso desafió.

En segundo lugar me interesa poner de manifiesto lo que a mi juicio son las contribuciones más importantes de la Subcomisión a lo largo de su meritoria trayectoria. Así por ejemplo, la creación del Grupo de Trabajo permanente sobre Poblaciones Indígenas en el año 1982 significó un verdadero avance y suscitó toda una serie de progresos en la protección de los derechos humanos de los pueblos indígenas en todo el mundo. En ese sentido cabe recordar que la Asamblea General, en su resolución 55/80 acogió con beneplácito la decisión del ECOSOC de establecer un Foro Permanente sobre cuestiones indígenas, concretando así un importante objetivo del Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo, y anima a todas las partes interesadas a participar activamente en los preparativos necesarios para el establecimiento de este Foro. Tanto la Subcomisión como la Sra. Daes, quien durante muchos años ha ejercido la presidencia del Grupo de Trabajo, tienen derecho ha sentirse sumamente satisfechos por semejantes logros.

Asimismo es oportuno recordar que el año pasado la Subcomisión pidió a la Comisión de Derechos Humanos que considerase la posibilidad de designar un Relator Especial sobre la cuestión indígena, hecho que finalmente se concretó en su resiente período de sesiones. En mi calidad de Presidente, y luego de llevar a cabo consultas con todos los grupos regionales, procedí a la designación del antropólogo mexicano, Rodolfo Stavenhagen, que cuenta con una valiosa experiencia en esta materia, como Relator Especial sobre "Los derechos humanos y las libertades fundamentales de los indígenas".

Quisiera también felicitarlos por sus meritorios esfuerzos en la redacción de varios instrumentos internacionales sobre derechos humanos como es el caso del Proyecto de Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y el Proyecto de Convención Internacional sobre la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas o involuntarias. Ambos instrumentos están siendo considerados por la Comisión y serán objeto de una atención particular por dicho órgano. A ese respecto me es grato señalar a la atención de la Subcomisión la resolución 2001/46 de la Comisión en virtud de la cual se acordó establecer en su 58º período de sesiones un Grupo de Trabajo de composición abierta con el mandato de elaborar un instrumento internacional jurídicamente vinculante para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas. Al mismo tiempo solicitó la designación de un experto independiente para que examine el marco internacional existente en esta materia. Como fuera anunciado, dicha designación recayó en el jurista austríaco Alfred Nowak.

Otro campo en el que la Subcomisión ha realizado una contribución decisiva es en la promoción y protección de los derechos económicos, sociales y culturales. El derecho a la Alimentación, a una Vivienda adecuada figura entre sus aportes mas recientes. A través de los años sus trabajos han posibilitado una mayor compresión del complejísimo fenómeno de la globalización y su impacto sobre el conjunto de los derechos humanos. En la actualidad, con el establecimiento del Foro Social, la Subcomisión tiene ante sí la oportunidad de reforzar su competencia en el campo de los derechos económicos, sociales y culturales que es uno de los ámbitos en los que la promoción y protección de los derechos humanos presenta mayor déficit.

Por esta razón resulta doblemente útil recordar que el año pasado la Subcomisión sugirió que la Comisión de Derechos Humanos estableciese un Grupo de Trabajo de composición abierta encargado de estudiar la redacción de un Proyecto de Protocolo Opcional al Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Este año la Comisión, en su resolución 2001/30, dispuso el nombramiento de un experto independiente encargado de examinar esa cuestión y hacer recomendaciones concretas para el establecimiento del futuro grupo de trabajo. El jurista tunecino fue designado como experto independiente para hacer dicho estudio y elaborar las propuestas.

En el campo normativo, la Subcomisión ha contribuído también a través del Grupo de Trabajo sobre los métodos de trabajo de las empresas transnacionales, en la búsqueda del establecimiento de reglas de conducta para el comportamiento de los agentes no estatales. Este importante esfuerzo promoverá una visión distinta de nuestras responsabilidades comunes a nivel mundial y una concepción integral del concepto de ciudadanía.

En efecto, la búsqueda de un orden internacional más inclusivo, equitativo y plural es uno de los desafíos más caros y urgentes del momento actual. El proceso de globalización si bien ha traído aparejado una enorme movilización de recursos, también ha implicado para muchos países en desarrollo - golpeados por el peso de su deuda externa - , un fuerte agravamiento de sus condiciones económicas y sociales.

En efecto, vivimos uno de los momentos mas contrastantes de la Historia. Por una lado están quienes disfrutan con avidez los fascinantes prodigios de la tecnología, de la revolución informática y las posibilidades que abre el desarrollo de la era espacial. Por otro lado, está también una inmensa cantidad de personas cuya vida esta marcada por la indigencia, la adversidad y la marginación. De esta manera, mientras que para una parte de la humanidad la velocidad del cambio se acelera, para la otra permanece estática e incluso retrocede. En la actualidad, más de 1.500 millones de personas viven en la miseria, pero lo peor de todo es que este fenómeno tiende a agravarse. Es en el contexto de esta suerte de movilidad descendente donde se sitúa la razón de nuestras más sinceras preocupaciones. La lógica perversa que promueve esta espiral de exclusión se proyecta incluso al interior de las poblaciones desfavorecidas, afectando en particular a los niños, los ancianos y a millones de mujeres para quienes su sexo viene a sumarse a las demás desventajas.

Pero, no sólo de la pobreza provienen las principales amenazas al pleno goce de los derechos humanos. Paradójicamente, el avance científico y tecnológico nos plantea desafíos en los que la ausencia de la ética puede significar un atentado a los derechos humanos. Así, por ejemplo, si las nuevas tecnologías quedasen libradas exclusivamente a las leyes del mercado, ello entrañaría graves amenazas para el medio ambiente y para nuestra propia alimentación.

De hecho, la cuestión alimentaría se ha transformado en uno de los problemas más agudos que afectan a la humanidad. En muchos países importantes, sectores de la población carecen de una alimentación adecuada y hasta existen casos en los que el acceso a la alimentación se utiliza como un arma en las situaciones de conflicto.

No cabe duda que en la actualidad una de las principales causas de propagación de la violencia es el agudo deterioro de las condiciones socioeconómicas en muchas regiones del planeta. Ello, sumado a un creciente debilitamiento del papel tradicional del Estado - que servia de malla de contención para atenuar la conflictividad social - y, en muchos casos, la exacerbación de las fricciones interétnicas y la persecución de las minorías, ponen de manifiesto la notoria insuficiencia de los mecanismos actuales para hacer frente a problemas de semejante complejidad. Esto último exige la puesta en marcha de nuevos mecanismos de solución de controversias, fundados principalmente en la prevención y en el arreglo pacífico de las mismas. El despliegue de una vigorosa diplomacia preventiva, aparece así como un imperativo impostergable de los próximos tiempos y hago un llamado formal a los Miembros Subcomisión a reflexionar en profundidad sobre este tema.

Quiero también, en esta oportunidad, destacar la ímproba labor que desarrolla la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ( OACDH) bajo la dirección innovadora y valiente de la Sra. Mary Robinson. Sra., su firme compromiso en pro de la vigencia del conjunto de los derechos humanos y sus esfuerzos para dar cumplimiento a su mandato la hacen merecedora de nuestro más sincero reconocimiento.

Aprovecho esta oportunidad para sumarme al "llamamiento Anual 2001" para que los estados incrementen su apoyo a la Oficina para que ésta esté en condiciones de hacer frente a los múltiples requerimientos de que es objeto. En ese sentido, considero auspicioso el creciente número de Estados que celebran con la Oficina acuerdos de asistencia técnica y el creciente papel que ésta está cumpliendo en cuestiones sustantiva de derechos humanos. Asimismo sus informes exhaustivos sobre las dos visitas realizadas en el terreno, son la prueba mas reciente de esta notoria y alentadora evolución.

Al dar inicio a este 53º período de sesiones de la Subcomisión deseo manifestar mi profundo reconocimiento a la labor que desarrollan las Organizaciones No Gubernamentales. Sin ellas, la Comisión y esta Subcomisión se verían privadas de uno de los actores esenciales. Al asumir como presidente de la Comisión les reiteré mi compromiso de mantener con ellas un diálogo permanente, cosa que se hizo a lo largo de todo el período de sesiones y continúa hoy, en forma regular y se mantiene con particular intensidad. En mi región ellas jugaron un papel muy importante en el esclarecimiento de los hechos acaecidos durante las distintas dictaduras militares, y a lo largo de la historia de estos dos organismos han llevado a cabo una tarea encomiable en los progresos normativos alcanzados y merecen ser reconocidas como protagonistas importantes de dichos avances.

Pero más allá de subraya las múltiples convergencias que existen entre la labor que desarrollan la Comisión y la Subcomisión, no cumpliría con mi responsabilidad de Presidente si no abordara con sinceridad el tema especifico de la relación entre ambos órganos.

A ese respecto cabe recordar que en su Resolución 2001/60 la Comisión expresó su reconocimiento a la valiosa contribución que en estos últimos 54 años ha prestado la Subcomisión a la labor desarrollada por las Naciones Unidas en la esfera de los derechos humanos. Asimismo, la Comisión reiteró su convicción de que la mejor forma en que la Subcomisión podía prestarle asistencia a la Comisión era presentándole:

a) Estudios llevados a cabo por sus miembros o por los suplentes de éstos en la calidad de expertos independientes;
b) Recomendaciones basadas en esos estudios, tras haberlos examinado detenidamente;
c) Estudios, investigaciones y asesoramiento de expertos a petición de la Comisión.

Estas directivas reflejan con claridad lo que se espera de la Subcomisión en tanto órgano de expertos, compuesto por miembros independientes, es decir, lo que en ingles se identifica bajo el nombre de "think tank ( cuerpo de expertos).

Mas allá del carácter general de estas recomendaciones sería útil que la Subcomisión prestara una atención particular a las solicitudes de nuevos estudios. Como ustedes saben, este año no fueron aprobadas varias propuestas presentadas por la Subcomisión en las que se solicitaba, precisamente, la autorización de la Comisión para emprender nuevos estudios.

Es importante que la Subcomisión sepa que en los últimos años la Comisión ha analizado con sumo interés y atención sus trabajos y se ha mostrado cada día más exigente en cuanto al cumplimiento de sus recomendaciones, en particular, sobre sus estudios e informes.

En 1998, la Subcomisión propuso dos nuevos estudios pero sólo uno de ellos fue aprobado por la Subcomisión. En 1999, de los tres estudios propuestos sólo dos fueron aprobados. El año pasado, la Subcomisión presentó tres nuevos estudios, de los cuales ninguno de ellos fue aprobado por la Subcomisión. El único estudio aprobado por ésta en su reciente período de sesiones ha sido el que ella misma había solicitado con anterioridad.

Con respecto a los métodos de trabajo, en su resolución 2001/60 la Comisión alienta a los expertos a continuar mejorándolos:

a) Centrándose en su función primordial de órgano asesor de la Comisión, específicamente, cuando esta solicite su asesoramiento.
b) Prestando especial atención a la selección de estudios recomendados específicamente por las Comisión y, al mismo tiempo, centrándose en cómo y cuándo se puede mejorar la aplicación de las normas existentes;
c) Respetando estrictamente los principios de imparcialidad y pericia, y evitando todo acto que pudiera afectar la confianza en la independencia de sus miembros;
d) Facilitando la participación eficiente y eficaz de las organizaciones no gubernamentales.
e) Examinando cabalmente los estudios y documentos de trabajo de los relatores especiales y de sus miembros antes de remitirlos a la Comisión;
f) Ocupándose estrictamente de las cuestiones relativas a los derechos humanos de conformidad con su mandato;
g) Evitando la duplicación entre su labor y la que realizan otros órganos y mecanismos competentes.

En realidad se trata de recomendaciones que ya han sido realizadas en el pasado y hoy la Subcomisión se confronta a la necesidad impostergable de ponerlas en práctica, lo más pronto posible. En ese sentido la Subcomisión debería prestar particular atención a las solicitudes de estudios formuladas tanto por la Comisión como por los distintos órganos de supervisión de los Tratados. Me refiero en el primer caso a la resolución 2001 de la Comisión, en virtud de la cual ésta solicita a la Subcomisión que examine la contribución que puede aportar al estudio iniciado por el Comité Internacional de Bioética sobre el seguimiento de la Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos y que informe al respecto a la Comisión en 2003. Asimismo, en su resolución 2001/31, ésta pide a la Subcomisión que considere la posibilidad de formular principios rectores sobre la aplicación de las normas vigentes sobre derechos humanos en el contexto de la lucha contra la extrema pobreza.

No cabe duda que la Subcomisión ocupa un lugar significativo en el sistema de promoción y protección derechos humanos de las Naciones Unidas, sin embargo éste podría ser aún mayor si logra aprovechar al máximo la alta competencia de sus expertos.. Quizás sea aconsejable que este año la Subcomisión dedique parte de su tiempo, principalmente, en reunión cerrada, a la discusión sobre los métodos de trabajo, en la perspectiva de perfeccionar los mismos y evitar debates de procedimiento durante las reuniones públicas.

Debe tenerse en cuenta que si bien la resolución 2001/60 reitera ciertas restricciones a la competencia de la Subcomisión en cuanto a las decisiones que puede adoptar, al mismo tiempo alienta a la Subcomisión a discutir sobre las violaciones a los derechos humanos en el mundo entero = especialmente en los países que no han sido objeto de estudio por parte de la Comisión = y a que tenga un papel eficaz presentando sus opiniones a través de las actas resumidas a la Comisión. En una palabra, la Resolución 2001/60 debe ser interpretada como una invitación a mejorar los métodos de trabajo con el objeto de favorecer una más eficaz cooperación entre la Subcomisión, los procedimientos temáticos y geográficos de la Comisión, y los seis órganos de supervisión de los tratados.

Por todo ello alentamos a la Subcomisión a continuar la ímproba labor que realiza teniendo siempre presente la necesidad constante de mejorar su funcionamiento y de estar alerta a los requerimientos de la Comisión y demás órganos del sistema. La Subcomisión a logrado en la actualidad ser uno de los actores más relevantes en la noble y trascendente tarea de promover y defender la plena vigencia de los derechos humanos en el mundo. Nació en la pos guerra y ha llevado a cabo una labor encomiable que ustedes deberán tener siempre presente en el espíritu.

Tengo la convicción que los derechos humanos han representado la transformación jurídica más revolucionaria del siglo pasado y uno de los avances culturales más relevante del milenio. Seguramente por ello habrán de figurar entre las herencias más significativa que el nuevo milenio recibió del que acabamos de dejar. Todo indica que quienes hemos transitado de cerca el apasionante camino de los derechos humanos, lo hemos hecho en el sentido de la historia.

Muchísimas Gracias

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