Skip to main content

Discursos Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Ceremonia conmemorativa en el ACNUDH, en memoria de quienes fueron asesinados mientras defendían los derechos humanos

19 agosto 2022

La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los  Derechos Humanos Michelle Bachelet se reunió con familiares y empleados  para honrar a colegas que fueron asesinados mientras prestaban servicio en  defensa de los derechos humanos en el Palacio Wilson, Ginebra, Suiza Ⓒ OHCHR

Pronunciado por

Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet

Lugar

Ginebra

Estimados supervivientes, familias y amigos de colegas que perdieron la vida mientras prestaban servicio realizando trabajo humanitario, 

Su Excelencia, el Sr. Embajador de Iraq ante las Naciones Unidas

Estimados colegas, 

Hace 19 años, 22 miembros de nuestro personal fueron asesinados en el bombardeo de Baghdad.  2 más murieron en el terremoto de Haití en 2010; 5 fueron asesinados en el ataque en Rwanda en 2011; y dos más fueron abatidos a tiros en dos atentados distintos cometidos en Afganistán, en 2011 y 2015.

Hoy, nos congregamos aquí para honrar la memoria de estos 31 colegas valientes que fueron asesinados mientras defendían los derechos humanos.

Hoy honramos su valentía así como la de muchos trabajadores humanitarios y trabajadores por los derechos humanos quienes perdieron la vida en su búsqueda de un mundo más seguro e igualitario.

Cada uno de ellos y ellas hizo frente a las dificultades y pasó tiempo separados de sus seres queridos, ya que creían en la labor de ayudar a los demás y en construir sociedades más justas. 

También rendimos tributo a los supervivientes de estas tragedias, y a los que se quedaron atrás: los familiares, los colegas, los amigos, los seres queridos, algunos de los cuales se encuentran con nosotros hoy aquí.  Me gustaría dar una cordial bienvenida a Mattia-Selim Kanaan. 

Tu fuerza para continuar honrando la memoria de tus seres queridos, en medio del dolor y la pena, supone un testimonio del espíritu humano que permanecerá siempre conmigo. 

Hoy permanecemos juntos, codo con codo, apoyando a los hijos, padres, hermanos, colegas y comunidades de los que han caído. 

Y seguimos recordando. 

Recordamos la energía, y el compromiso con los derechos humanos y el diálogo de Sergio Vieira de Mello y su equipo. Rendimos homenaje al trabajo incansable de nuestros colegas en Rwanda y Haití.  Honramos la dedicación y sacrificio de nuestros colegas en Afganistán. 

Estos colegas continúan formando parte de cada uno de nosotros, como parte de la estructura de nuestra comunidad en defensa de los derechos humanos.  Su memoria continúa viviendo en cada uno de nosotros, en nuestra manera de enfocar nuestro trabajo y nuestras vidas. 

Su compromiso, y su sacrificio en última instancia, conforman una parte imborrable de nuestra historia, nuestro presente y nuestro futuro. 

Como forma de rendirles tributo, seguimos alzando nuestras voces para proteger los derechos de todas las personas, en todos los sitios. 

Nosotros amplificamos las voces de los excluídos, los marginados, y alzamos nuestras propias voces para denunciar las irregularidades y para exigir el cambio. 

Nosotros perseveramos porque sabemos que hacer lo contrario nos conduciría a horrores inimaginables. 

Para muchos de nosotros, esta es la labor de una vida entera, «una llamada» tal como describió de forma elocuente el fallecido Kofi Annan.  Las Naciones Unidas exigen que cada uno de nosotros aporte a su trabajo lo mejor de sí mismo. Yo he sido testigo directo de todo esto, a lo largo de mis cuatro años como Alta Comisionada, gracias a haber conocido a tantos de vosotros colegas así como vuestro compromiso e inspiración sobre el terreno y en las oficinas centrales. 

No obstante, todos somos muy conscientes de que a la par del trabajo en derechos humanos, viene acompañado una exposición y vulnerabilidad únicas ante el sufrimiento humano.  

Y desgraciadamente, las tragedias seguirán sucediendo en muchas de las zonas complicadas de todo el mundo donde trabajamos. 

También he observado cómo nuestra sensibilidad para cuidarnos mejor unos de los otros y de nosotros mismos ha ido en aumento.  Me complace que el ACNUDH pueda ofrecer asesoramiento a muchos de vosotros, para ayudar a recuperarnos y a resolver los traumas, además de dar apoyo a vuestro bienestar. 

No obstante, podemos comprometernos a mejorar cómo nos protegemos unos a otros y para reaccionar más rápidamente ante ciertas señales y riesgos. 

Animo a que todos nos apoyemos entre nosotros a lo largo de este camino. 

Durante el transcurso de mis cuatro años como Alta Comisionada, me he sentido consternada por el incremento de la polarización y la retórica y comportamientos divisivos.  Esta situación se ha materializado no solo en la escena internacional, sino también en los medios de comunicación y en nuestras pantallas. 

Aunque también me he sentido alentada por los defensores de derechos humanos, los trabajadores humanitarios y los miembros de la comunidad que he ido conociendo.  Todos ellos, a pesar de las numerosas dificultades, se han dado cuenta de que uniendo nuestras fuerzas podemos conseguir cambiar la situación.  Todos ellos me recuerdan constantemente que la solidaridad es el núcleo de nuestra humanidad. 

Porque juntos somos más fuertes, ya sea en épocas de júbilo o de tragedia. 

Hoy, rendimos homenaje al legado de nuestros colegas caídos siguiendo su ejemplo. 

Al continuar con su labor, con valentía y humildad, y provistos de los principios y valores que subyacen en el centro del trabajo en defensa de los derechos humanos: justicia, equidad, inclusión, rendición de cuentas. 

Al continuar trabajando para combatir la discriminación, el odio y la violencia. 

Al exigir la rendición de cuentas, justicia, cambios en las leyes y en las conductas sociales; todo esto es trabajo vital para crear sociedades más seguras, más igualitarias y pacíficas. 

Mantengámonos firmes en nuestro compromiso para continuar con esta labor tan importante, sabiendo que mientras la llevamos adelante nos enfrentamos a diferentes peligros. 

Cuando nuestro coraje flaquee, dejemos que la memoria y la valentía de aquellos a quienes honramos hoy nos ayuden a seguir adelante. 

Y comprometámonos a ayudarnos unos a otros, como una sola comunidad, durante este viaje. 

Hoy, que rendimos tributo a la memoria de nuestros colegas fallecidos, les doy las gracias por sus servicios.