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Declaraciones y discursos Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Jefe de Derechos Humanos de las Naciones Unidas Volker Türk informa a los Estados sobre su visita a Oriente Medio

16 noviembre 2023

Una mujer y un niño huyen de los bombardeos en Khan Younis, en el sur de la Franja de Gaza. © KHALED / AFP

Pronunciado por

Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

En

Sesión informativa oficiosa para los Estados sobre la visita del Alto Comisionado a Oriente Medio

Lugar

Ginebra

Excelencias,

Una conflagración de violencia se ha desatado en el Territorio Palestino Ocupado, tanto en Gaza como en la Ribera Occidental, así como en Israel. Dada la magnitud de los diferentes desafíos a los que nos enfrentamos, me pareció relevante ofrecer esta sesión informativa oficiosa tras mi misión a Egipto y Jordania la semana pasada, además de ofrecer mis recomendaciones. Estoy agradecido a ambos países por haber facilitado mi visita.

Tuve ocasión de reunirme con altos funcionarios tanto de Egipto como de Jordania, así como del Estado de Palestina, además de con el Secretario General de la Liga de los Estados Árabes; con muchos colegas de las Naciones Unidas, y también con representantes de la sociedad civil de Palestina, Egipto, Jordania e Israel. Informé a periodistas en el Cairo y en Ammán, y ofrecí declaraciones donde destaqué los motivos principales de preocupación, así como mis recomendaciones. También he solicitado visitar Israel y el Territorio Palestino Ocupado, una visita que considero de suma importancia.

Visité Rafah y El Arish, donde me impactó ver las horrendas heridas que mostraban muchos pacientes en el hospital, entre los que había numerosos niños y niñas. También escuché directamente de personas israelíes la angustia que están viviendo, entre las que se incluían familias de los niños y adultos secuestrados por Hamas y otros grupos armados palestinos.

Pocas veces en mi vida he escuchado testimonios tan perturbadores sobre los daños catastróficos que han tenido que vivir personas corrientes, los cuales siguen aumentando. Y nunca a lo largo de mi carrera profesional trabajando en tantas situaciones de crisis por todo el mundo, me he encontrado una oleada tan masiva de miedo, ira y desesperación.

La población de Gaza, quienes se han ido empobreciendo durante años y años tras vallas de alambre de espino, son ahora objeto de bombardeos por parte de las Fuerzas de Seguridad israelíes de una intensidad pocas veces vista en este siglo.

Durante las últimas cinco semanas, una de cada 57 personas de la Franja de Gaza ha sido asesinada o ha resultado herida, según las cifras ofrecidas por el Ministerio de Salud de Gaza. Más de 11.100 personas han resultado muertas, siendo más de 4.600 de ellas niños y niñas. 102 de los asesinados eran miembros del personal de las Naciones Unidas: personas cuyo único objetivo es ayudar a los civiles. Más de 26.000 personas han resultado heridas, muchas de ellas de gravedad. Y se sospecha que al menos otras 2.000 personas están atrapadas bajo los escombros de barrios que han quedado completamente destruidos, donde no existe capacidad para llegar hasta ellas o para poder rescatarlas. Una población entera está sufriendo un profundo trauma.

En Israel, según las autoridades, 1.200 personas, incluyendo a muchos niños y niñas, fueron asesinadas en ataques atroces efectuados por Hamas y otros grupos armados los días 7 y 8 de octubre. 239 personas, incluyendo niños y niñas, fueron capturadas y llevadas a Gaza. La nación entera está conmocionada.

Es evidente que en ambas partes del conflicto, algunas personas contemplan el asesinato de civiles como un daño colateral aceptable o como una arma de guerra deliberada y de utilidad. Estamos viviendo una crisis humanitaria y de derechos humanos. Una crisis que representa una quiebra del respeto más básico por los valores humanos. El asesinato de tantos y tantas civiles no puede ser minimizado como daños colaterales. No en un kibbutz. No en un campo de refugiados. Y tampoco en un hospital.

Al tiempo que continúan los bombardeos aéreos, también se está librando una intensa guerra urbana. En los escasos hospitales que aún siguen funcionando, los médicos han de operar a niños sin usar anestesia mientras estos gritan de dolor, usando teléfonos móviles para darles luz. La OMS ha registrado al menos 137 ataques contra centros de asistencia sanitaria en Gaza, con daños especialmente graves para el Hospital de Al-Shifa durante los últimos días, donde recién nacidos mantenidos con vida de forma artificial están muriendo debido a los cortes de energía, oxígeno y agua, a la vez que muchos otros pacientes de todas las edades están en peligro, al igual que les ocurre a muchos médicos y personas que se refugian en el recinto del hospital. El derecho humanitario internacional requiere protección especial para todas las unidades médicas en todo momento, para que de ese modo puedan continuar realizando su trabajo esencial para salvar vidas.

Muchas personas corrientes se han visto obligadas a desplazarse hacia el sur, en busca de algún tipo de seguridad. Estas personas llevan consigo a familiares de edad avanzada, además de a niños y niñas aterrorizados, y a veces heridos, mientras se desplazan con lentitud por una carretera llena de cráteres ocasionados por las bombas. Otras personas se ven incapaces de emprender el viaje: cientos de miles de personas, incluyendo muchos niños y niñas, heridos, y personas con discapacidades, permanecen supuestamente atrapados en el norte de Gaza, donde ha resultado imposible el acceso de ayuda humanitaria.

El agotamiento completo del suministro de combustible es inminente, según afirma el OOPS, lo que sería catastrófico para todo el territorio de Gaza, y conduciría al colapso total de los servicios de provisión de agua, de alcantarillado y de la fundamental atención sanitaria, además de interrumpir el goteo de ayuda humanitaria que se ha permitido que exista hasta la fecha. Brotes masivos de enfermedades infecciosas, así como hambrunas, parecen inevitables.

Las propuestas actuales para delimitar una denominada `zona de seguridad´ son insostenibles: la zona ni es segura ni viable para el número tan grande de personas que están necesitadas. Les remito a la declaración del Comité Permanente entre Organismos que se publicará en breve.

Excelencias,

Nadie está por encima de la ley, y el derecho humanitario internacional es claro a este respecto.

Todas las partes de un conflicto deben, en todo momento, distinguir entre civiles y combatientes, así como entre objetos civiles y objetivos militares. Están prohibidos los ataques dirigidos contra civiles o contra objetos civiles protegidos: hospitales, escuelas, así como los mercados y panaderías que resultan vitales para la población. Están prohibidos asimismo los ataques indiscriminados, por ejemplo, el lanzamiento de proyectiles indiscriminados contra el sur de Israel. Igualmente están prohibidos también los ataques donde la probabilidad de producir muertes civiles, además de daños a objetos protegidos, es desproporcionada en relación con la ventaja militar concreta y directa prevista: como ocurre con el riesgo constante por el uso de armas explosivas con efectos en una zona amplia por parte de Israel en zonas densamente pobladas de Gaza. El desplazamiento forzado está prohibido. La toma y retención de rehenes está prohibida, al igual que cualquier uso de civiles para proteger ubicaciones de operaciones militares. También está prohibido el castigo colectivo, como ocurre en el caso del bloqueo y sitio impuesto por parte de Israel sobre Gaza.

Las acusaciones de extrema gravedad de múltiples y profundas violaciones del derecho humanitario internacional, por quienquiera que las cometa, exigen de una investigación rigurosa y de plena rendición de cuentas. En los casos en que las autoridades nacionales se muestren reacias o incapaces de realizar investigaciones de este tipo, y en que existan narrativas controvertidas sobre incidentes especialmente significativos, se debe recurrir a una investigación internacional.

Además, debe quedar claro que las violaciones del derecho humanitario internacional, incluso en los casos de crímenes de guerra, que sean cometidas por una de las partes, no absuelven en ningún caso a la otra parte de su cumplimiento con los principios claros de las leyes de la guerra.

Excelencias,

Esta crisis se extiende mucho más allá de Gaza. Estoy sumamente preocupado por la intensificación de la violencia y por la severa discriminación ejercida contra la población palestina en la Ribera Occidental ocupada, incluyendo a Jerusalén Oriental. En mi opinión, este hecho crea una situación potencialmente explosiva, por lo que quiero ser claro a este respecto: ya hemos pasado con mucho el nivel de alerta temprana. Estoy dando la voz de alarma más sonora posible sobre la Ribera Occidental ocupada.

Tal como advertí el viernes pasado, los ataques de colonos contra palestinos están al alza, y además las fuerzas de seguridad israelíes han incrementado su uso de armamento militar en operaciones de aplicación de la ley. Desde el comienzo de octubre, al menos 190 palestinos y palestinas han resultado asesinados por fuerzas de seguridad israelíes o por colonos. Mi Oficina publicará un informe sobre estas cuestiones, incluyendo las condiciones de detención.

También comparto el profundo sentimiento de aprensión que mostraron muchos de mis interlocutores sobre el riesgo de que el conflicto se extienda a toda la región de Oriente Medio, si continúa la trayectoria actual.

Esta crisis supone otra conmoción global para nuestro sistema multilateral – que lo lleva a una mayor polarización, y crea fracturas más profundas, con consecuencias difíciles de soportar para encontrar las soluciones que la humanidad necesita de forma tan urgente. No debemos permitir que esto ocurra. La polarización funciona como una trampa. Cada uno y una de nosotros ha de esforzarse por encontrar puntos de coincidencia, además de soluciones.

Permítanme que sea claro. El estallido de un conflicto es siempre un fracaso: Un fracaso a la hora de encontrar una solución pacífica. Un fracaso a la hora de prevenirlo. Un fracaso a la hora de defender los derechos humanos. Estoy profundamente convencido de esto. El fracaso, en este caso concreto, viene de lejos, y podríamos otorgar parte de responsabilidad a muchas partes.

No obstante, todos los conflictos que han conseguido resolverse a duras penas, han conseguido llegar a una solución defendiendo la justicia, la rendición de cuentas y los derechos humanos.

Las advertencias de mi Oficina, y de otros, acerca de la situación explosiva que se vive en el Territorio Palestino Ocupado, de manera particular en Gaza; nuestra concienzuda documentación sobre violaciones de derechos humanos a lo largo de los años; así como nuestras recomendaciones para una desescalada, para exigir rendición de cuentas y hacer justicia han sido ampliamente ignoradas, no solamente en Israel y en el Territorio Palestino Ocupado, sino por Estados con influencia sobre los contendientes en esta crisis.

La voz de la razón, nuestra labor informando y documentando sobre violaciones, además de nuestra promoción de los derechos humanos, seguirán con su empeño hasta ser escuchadas.

Hoy, tanto entre israelíes como entre palestinos, se están construyendo narrativas totalmente distintas, en paralelo y sin relación alguna entre ellas. Se han vuelto a revivir traumas históricos profundos. Pido a todo el mundo que reconozca la profundidad de este dolor, así como la realidad de la humanidad y el sufrimiento que están viviendo desde el otro lado. Esta quizás sea mi recomendación más importante: es fundamental que todas las partes reconozcan que todas las vidas humanas tienen el mismo valor.

Una espiral de desinformación y de retórica deshumanizadora está alejando a los seres humanos de la razón y la humanidad, obstaculizando la labor de identificar y despejar el camino para seguir avanzando.

No debemos permitir que la ira desvíe el foco de nuestra brújula moral. No debemos perder nuestro contacto con la realidad y dejarnos llevar por el mito de que el dolor puede ser erradicado liberando este sobre un chivo expiatorio. Debemos insistir en hallar la verdad. Así como debemos continuar insistiendo en la humanidad, y el valor, de cada vida que queda afectada o destruida en esta lucha.

Mi Oficina no toma partido por ningún bando. Pero sí: yo sí tomo partido. Yo estoy de parte de todos los civiles, ya sean palestinos o israelíes, de los que sufren, o de los que viven bajo el miedo. Todas y cada una de estas personas tiene exactamente los mismos derechos a vivir y prosperar en paz y libertad.  Esta es la promesa que refleja la Declaración Universal de Derechos Humanos.

¿Quién puede salir vencedor de una guerra donde tantos niños y niñas han sido asesinados? Solamente los extremismos. Los extremismos que seguirán aniquilando cuerpos además del futuro de los niños y niñas de ambas partes, palestinos e israelíes, así como el de los hijos de sus hijos, hasta que su futuro solamente se resuma en desesperación y baño de sangre.

¿Qué tipo de sociedades emergerán de este conflicto? ¿Y cuál es el camino para salir de esta crisis?

La libertad de los y las israelíes está inextricablemente ligada a la libertad del pueblo palestino. Los palestinos y los israelíes siguen siendo unos para los otros la única esperanza de conseguir la paz.

Anoche, el Consejo de Seguridad aprobó la resolución 2712, la cual demanda «pausas y corredores humanitarios urgentes y extensos a lo largo de toda la Franja de Gaza», entre otros requerimientos clave para las partes. Estas medidas son absolutamente necesarias.

Yo insto a las partes a aplicar, de forma inmediata, los requerimientos del Consejo. Y también apelo a todos los que tienen alguna responsabilidad en esta crisis a dar un paso hacia atrás en esta escalada terrible de muerte, destrucción y dolor.

Todos los Estados con influencia en la zona deben tratar de encontrar puntos comunes, con el fin de restar poder a los extremistas ofreciendo en su lugar esperanza; y para consolidar una paz duradera, a través de la justicia y la garantía de igualdad en derechos.

Debe ponerse fin a estas graves violaciones de derechos humanos, de manera especial las que se cometen contra niños y niñas.

Debe ponerse fin a todas las formas de castigo colectivo. Todos los rehenes deben ser puestos en libertad.

Es obligatorio respetar de forma inmediata y en su totalidad el derecho internacional humanitario y las normas internacionales de derechos humanos, incluyendo los principios de necesidad, distinción, precaución y proporcionalidad.

Debe haber un alto el fuego por razones humanitarias y de derechos humanos, y se deben acabar los combates, no solo con el fin de entregar de forma urgente los alimentos y agua tan necesarios, sino también para crear un espacio para poder encontrar una salida a este horror.

Se necesita de forma urgente y se debe facilitar ayuda humanitaria rápida y sin obstáculos en todo el territorio de Gaza, incluyendo combustible, y en la escala que sea necesaria, incluso a través de pasos en Israel como el de Kerem Shalom. Mi Oficina colaborará en todo lo que sea necesario, y me gustaría destacar la importancia que tiene que mi Oficina cuente con pleno acceso a Israel y al Territorio Palestino Ocupado, incluyendo a Gaza, con el objeto de asegurar un seguimiento y documentación exhaustivos e independientes, además de para coordinar las labores de protección.

Insto asimismo a las autoridades de Israel a adoptar medidas inmediatas para garantizar que las fuerzas de seguridad cumplen con sus obligaciones como potencia ocupante de proteger a la población palestina que vive en la Ribera Occidental ocupada, incluso de los actos violentos que cometan los colonos. La impunidad continua y extendida de estas violaciones debe terminar de inmediato.

Sin una rendición de cuentas verdadera, no se pueden resolver las narrativas enfrentadas; y las personas no podrán entonces vislumbrar un futuro común y compartido en convivencia. La rendición de cuentas es la clave para facilitar la posibilidad de una realidad que sea genuinamente diferente a la actual.

Nosotros ya hemos publicado numerosas recomendaciones detalladas para abordar los principales factores subyacentes del conflicto israel-palestino, de forma más reciente en mi discurso dirigido al Consejo de Derechos Humanos en marzo. Es urgente que se empiecen a aplicar estas recomendaciones.

En la confusión que producen las guerras, cobra especial relevancia apoyar, incluso económicamente, a la sociedad civil, quién actúa como testigo de todo lo que ocurre.

Para finalizar, es evidente que la ocupación israelí tiene que terminar. Es vital asegurar los derechos de los palestinos y palestinas a la auto-determinación y a tener su propio Estado. Y también es fundamental reconocer que Israel tiene derecho a existir.

Mi Oficina continuará haciendo todo lo que esté en sus manos para ayudar a todas las partes a alejarse del precipicio al que les han conducido el extremismo y la violencia. Nuestros mayores activos seguirán siendo nuestra independencia basada en principios, además de nuestro apoyo con coherencia en las normas internacionales que puedan garantizar una paz duradera, a través del respeto por todas las vidas humanas.

Gracias