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Declaraciones y discursos Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

"Los derechos humanos comienzan en nuestra propia casa,» Türk se dirige a las Comisiones Parlamentarias de la UE

20 julio 2023

El Alto Comisionado Volker Türk se dirige a los miembros de las Comisiones Parlamentarias de la Unión Europea Ⓒ Foto Unnión Europea

Pronunciado por

Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

En

Diálogo con la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior, la Comisión de Desarrollo, y la Subcomisión de Derechos Humanos

Lugar

Bruselas

Distinguidos Presidentes y Presidentas, Miembros del Parlamento Europeo,

Es un honor estar de vuelta en Bruselas, y poder intercambiar puntos de vista con ustedes sobre toda la gama de cuestiones de derechos humanos en las que trabajan sus instituciones.

Cuando entré caminando en el Espacio Léopod, con su transparencia y su representación simbólica de unión y de enorme responsabilidad, me hizo pensar que hace solo una generación, nada de esto existía. Este edificio, estas instituciones, al igual que mi Oficina, las Naciones Unidas, así como el diálogo, el sentido de valores comunes que sostiene de verdad cualquier acción que pongamos en marcha.

Estas dos instituciones nuestras se construyeron como actos de valentía y desafío, tras haber sufrido guerra tras guerra; crímenes atroces; el horror del genocidio; generaciones de explotación y de dolor.

Las Naciones Unidas, y la Unión Europea, fueron creadas como actos de esperanza y como compromiso con unos principios profundos y duraderos. Estos actos representaron los valores que hace setenta y cinco años establecieron nuestros antepasados, con el fin de demarcar una nueva ruta que conduciría a la paz, a la justicia y a una prosperidad compartida para todos los seres humanos.

En 1948, cuando los Estados redactaron y aprobaron la Declaración Universal de Derechos humanos, ellos no tenían tiempo para un idealismo vacío. Estos Estados forjaron estos compromisos como herramientas prácticas para hacer frente a los problemas a los que se enfrentaba el mundo recién acabada la Segunda Guerra Mundial.

Y ya sabemos que esas herramientas han funcionado.

Durante los últimos 75 años, el mundo, y Europa, han hecho grandes esfuerzos para dejar atrás la explotación colonial, la discriminación de cualquier tipo, y muchos otros tipos de injusticias. Nadie podría asegurar que este progreso ha sido perfecto, nadie es perfecto, pero sí parece evidente que gran parte de este progreso se ha apoyado en la Declaración Universal de Derechos Humanos, uno de los documentos más traducidos, y quizás más influyentes, de la historia, además de los tratados y leyes posteriores que se han ido aprobando.

Hoy, según nos acercamos al 75º aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, también nos aproximamos a otra encrucijada. Vemos como una conjunción de múltiples crisis nos obligan a tomar decisiones de enorme peso y significado. Nuestra decisión de actuar, o de no actuar, con cuidadosa determinación y en línea con estos valores profundamente arraigados y compartidos, modificará muchos aspectos de la política, economía, y sociedad, en toda Europa y en todo el mundo.

Hemos observado cómo Europa continúa liderando el desarrollo de una minuciosa regulación de las tecnologías digitales, pero sabemos cómo su evolución acelerada, en el caso especial de la IA generativa, alimenta movimientos extremistas, además de desafiar la privacidad, la verdad, la igualdad, la libertad de expresión y las instituciones democráticas.

La guerra de Rusia contra Ucrania continúa amenazando la arquitectura de la paz mundial. Arrastra a instituciones multilaterales y regionales a enfrentarse entre bloques hostiles, justo en un momento en el que hemos de forjar soluciones de consenso para problemas de una magnitud demasiado grande para que cualquier país o región pueda enfrentarse de forma individual.

El cambio climático está fuera de control. La triple crisis planetaria que asola al planeta amenaza a todo el conjunto de la humanidad, con implicaciones para los derechos humanos en todos los aspectos de esta crisis. A pesar de la ingente labor que se está llevando a cabo en la UE, y me gustaría poner en solfa este esfuerzo considerable, aún se necesita hacer un esfuerzo mucho mayor para acabar con los subsidios a las industrias de combustibles fósiles antes de que conviertan a todos los seres humanos en fósiles.

Desgraciadamente, también somos testigos del estallido de más conflictos siendo el cambio climático y la degradación medioambiental un factor en aumento, ya que las personas compiten por unos recursos cada vez más escasos. El súbito estallido del conflicto en Sudán demuestra la fragilidad de la paz y la rapidez con la que se pueden perder los logros duramente conseguidos. La próxima semana visitaré Chad, a donde han huido un número bastante superior a los 100.000 refugiados y refugiadas, sobre todo procedentes de Darfur, y que padece también las enormes repercusiones del cambio climático y del extremismo violento.

Los avances hacia la Agenda de Desarrollo Sostenible han quedado frustrados, con la aparición de graves desigualdades económicas de todo tipo. La pobreza extrema es un asunto de especial preocupación. El Programa Mundial de Alimentos calcula que más de 345 millones de personas sufrirán un nivel elevado de inseguridad alimentaria este año, una cifra que es más del doble que la de 2020.Nuevamente, los conflictos, incluyendo la guerra en Ucrania, y el cambio climático se encuentran entre los factores principales que causan el hambre a nivel global.

El desplazamiento de migrantes y refugiados está claramente relacionado con este sombrío panorama. Debemos señalar que la mayoría de los desplazamientos ocurren dentro de países, así como en las regiones más pobres del mundo. Valoro muy positivamente el hecho de que los países de la UE hayan recibido a más de 4 millones de refugiados y refugiadas ucranianos.  No obstante, me ha preocupado enormemente ver lo polarizado y tenso que caracteriza ahora el debate general acerca de la migración y la protección de los refugiados en Europa.   Este debate agrava, desafortunadamente, las divisiones políticas en los países y alimenta la hostilidad populista, en lugar de promover lo que yo considero que es necesario: un debate racional y fundado en pruebas verídicas que intente encontrar soluciones reales.

Objetivamente, por ejemplo, el modelo denominado anteriormente “modelo australiano” que consiste en disuadir de más llegadas y en trasladar a personas, quienes buscan una mayor seguridad, a terceros países, ha planteado dudas importantes en cuestión de derechos humanos; también ha supuesto un enorme coste para los contribuyentes; y no ha resultado viable. Al mismo tiempo, una inmigración sólida es en realidad indispensable para aquellos países cuyos índices de natalidad están en declive.

Hemos visto asimismo que numerosos países, incluyendo algunos en la UE, están renunciando a otros compromisos fundamentales en materia de derechos humanos. Estoy pensando de manera concreta en compromisos diseñados para apoyar un espacio cívico lo más amplio posible, que incluya el derecho de reunión pacífica; compromisos para respaldar la independencia de un poder judicial imparcial; y compromisos para defender la igualdad y la no discriminación. Y hemos sido testigos de una reacción contra la salud y derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, y también contra los derechos de las personas LGBTIQ+, al igual que tenemos que asegurar un esfuerzo más intenso en la defensa de la igualdad de los afrodescendientes y los migrantes.

Nos encontramos ante el telón de fondo más complejo de las últimas décadas en términos geopolíticos y geoeconómicos.

No obstante, sabemos que los derechos humanos son la brújula que nos puede ayudar a navegar de manera segura en estos tiempos revueltos.

La Declaración Universal de Derechos Humanos se creó en un momento de desafíos descomunales, y ésta aporta los pasos prácticos que garantizan que personas de diferentes orígenes y opiniones puedan salir juntas de las crisis y vivir en armonía, con una vida justa y feliz.

Estos pasos destinados a defender los derechos humanos se suman para marcar la diferencia entre el conflicto y la paz; entre la destrucción y la prosperidad; entre la tiranía y la armonía social. Son los que promocionan la justicia, la participación, la resolución de conflictos y la repartición del poder, además de sustentar un contrato social resiliente el cual previene que se desaten los conflictos violentos y que se propague el extremismo de forma incontrolada.

Los derechos humanos comienzan en nuestra propia casa. No son un simple anexo a la política exterior; a la geopolítica; ni tampoco suponen ningún anexo de ningún tipo. Deben situarse en el centro de la legislación, a nivel nacional y a nivel de la UE.

Nosotros hemos creado este concepto de la economía con base en los derechos humanos ya que es nuestra obligación situar a los derechos humanos en el mismo núcleo de la economía, incluso usando políticas económicas y fiscales, así como con la regulación de las empresas, incluyendo, como están demostrando ustedes, protecciones de los derechos humanos en las cadenas globales de suministro.

Tenemos que situar los derechos humanos en el núcleo de todas las decisiones y que sean el resorte de todas las acciones que lleven a cabo cualquier funcionario público, en cualquier país.

Como Miembros de Comisiones clave en el mayor parlamento elegido democráticamente del planeta, ustedes son actores de los derechos humanos. No tengo ninguna duda sobre esto. En este año de aniversario, les animo a que suscriban uno o varios compromisos para tomar medidas, las cuales puedan catalizar un cambio positivo, además de un cambio transformador, en los derechos humanos. Ustedes podrán presentar estos compromisos en la Reunión de Alto Nivel de Derechos Humanos 75 que estaremos celebrando en Ginebra el 11 y 12 de diciembre.

Los derechos humanos no pueden convertirse en un daño colateral de la política.

Les doy las gracias por contribuir a esta labor de mi Oficina y por ayudarnos a sostener un mundo que sea pacífico, próspero y justo.