Declaraciones y discursos Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
Ucrania: Bachelet insta a proteger a los civiles y redoblar esfuerzos para lograr un cese el fuego
05 mayo 2022
Pronunciado por
Michelle Bachelet, Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos
En
Sesión informativa para el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas
Lugar
Nueva York
Señora Presidenta:
Durante más de ocho años, desde el 15 de marzo de 2014, mi Oficina -a través de la Misión de Observación de los Derechos Humanos en Ucrania- ha venido supervisando la situación existente en Ucrania. Hasta la fecha, el ACNUDH ha elaborado unos 50 informes periódicos y temáticos al respecto.
El 24 de febrero de 2022, la Misión se adaptó rápidamente a un contexto de trabajo muy distinto. Al igual que millones de ucranianos, el personal de mi Oficina se trasladó a otras regiones del país, pero, -y estoy orgullosa de poder afirmarlo- sin cesar en su labor ni un solo día. En la actualidad, el personal de la Misión destacado sobre el terreno se encuentra en Uzghorod, Kiev, Leópolis, Dnipro, Donetsk y Odesa, y desde esas ciudades visita diversas zonas del país, entre otras las regiones de Kiev y Chernihiv, a las que acudió la semana pasada.
La Misión sigue verificando las denuncias de violaciones del derecho internacional de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario, en el contexto del ataque armado de la Federación de Rusia contra Ucrania.
Muchas de estas denuncias se refieren a vulneraciones que podrían constituir crímenes de guerra.
Tomando como base el trabajo de la Misión, a finales de marzo mi Oficina presentó al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas un informe actualizado sobre la situación de derechos humanos en Ucrania y en junio, durante el próximo periodo de sesiones, presentará otro, que abarcará los sucesos ocurridos del 24 de febrero al 15 de mayo. En el comunicado de prensa sobre Ucrania que di a conocer el pasado 22 de abril se resumen nuestras más recientes conclusiones.
Lamento decir que todas nuestras preocupaciones mantienen su validez y que la situación sigue deteriorándose.
Señora Presidenta:
Hoy se cumplen 71 días desde la escalada de las hostilidades, que ampliaron el conflicto de ocho años de duración a todas las regiones del país.
Las informaciones sobre incidentes letales, como el ataque al hospital No. 3 y al teatro de Mariúpol, el bombardeo de la estación de ferrocarril de Kramatorsk y de las zonas residenciales de Odesa, han llegado a ser escandalosamente frecuentes. Al parecer, no existe todavía fecha para poner fin a estos informes diarios sobre civiles muertos y heridos.
Mi equipo sobre el terreno transmite vívidamente la sensación de trauma y estupor experimentada por las personas entrevistadas, la mayoría de las cuales han presenciado personalmente alguna vulneración o han sido víctimas de ella.
En vez de intentar describir el suplicio que las víctimas padecen, permítanme reproducir sus propias palabras. Los vecinos de Mariúpol establecieron un hilo a través de la aplicación informáticaTelegram para intercambiar información acerca de sus parientes que perecieron en la ciudad.
Estas citas proceden de esos mensajes: “Lo mataron delante de su mujer y sus hijos”; “su cuerpo sigue bajo los escombros de su casa, ni siquiera pudimos enterrarla”; “mi tío falleció de una hemorragia, provocada por una bomba de fragmentación, solo sé que lo sepultaron en una fosa común”.
Podría citar muchos más mensajes como estos.
La semana pasada, el 28 de abril, mientras el Secretario General de las Naciones Unidas se encontraba en Kiev para entrevistarse con el Presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, la ciudad fue bombardeada con dos misiles. Al menos una mujer, periodista de profesión, resultó muerta y otros cuatro civiles fueron heridos en el ataque. Ese día, un equipo del ACNUDH se hallaba también en Kiev, preparando una visita a Bucha. En esa misma fecha, comprobamos que habían muerto 22 civiles y otros 40 habían resultado heridos en distintos lugares de Ucrania.
Miembros del Consejo:
Según los registros de mi Oficina, en Ucrania ha habido 6.731 víctimas civiles desde que se inició el ataque armado ruso el 24 de febrero pasado. Pero sabemos que las cifras reales son mucho más altas.
Como regularmente indican los informes de mi Oficina, la mayoría de estas víctimas ha sido causada por el uso contra vecindarios civiles de explosivos de gran calibre, tales como proyectiles de artillería pesada, disparados mediante sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes, y bombardeos aéreos con misiles.
Asimismo, mi Oficina ha documentado las devastadoras consecuencias del conflicto sobre otros derechos humanos. En las zonas periféricas de Kiev, durante las cinco semanas siguientes al inicio del conflicto, las fuerzas rusas se ensañaron con los civiles, a los que consideraban sospechosos. Muchos hombres fueron arrestados, golpeados, ejecutados de manera sumarísima y, en algunos casos, deportados a Belarús o a Rusia, donde fueron recluidos en centros de detención preventiva, sin que sus familias supieran nada de ellos. El personal de mi Oficina se entrevistó con familiares que buscan a sus parientes desaparecidos, desesperados por averiguar dónde están, si siguen con vida y de qué manera podrían recuperarlos.
Familias enteras fueron ametralladas cuando trataban de escapar en los convoys de evacuación. En algunos lugares era peligroso cruzar la calle, porque los soldados y los francotiradores disparaban contra cualquiera que lo intentara. Las autoridades locales están compilando listas de muertos y desaparecidos, prosiguen con las exhumaciones, recaban el ADN de los parientes y, al mismo tiempo, tratan de restablecer los servicios de agua y electricidad en los distritos afectados.
En otras zonas que se encuentran bajo el control del ejército ruso y de milicias afines, tales como Jarkov, Donetsk, Luhansk, Zaporizhzhia y Jersón, seguimos documentado casos de detención arbitraria y posibles desapariciones forzadas de funcionarios de gobiernos locales, periodistas, activistas de la sociedad civil, jubilados del ejército y otros civiles, cometidas por las fuerzas armadas rusas y las milicias aliadas. Hasta el 4 de mayo, mi Oficina había documentado 180 de estos casos, en los que cinco víctimas aparecieron muertas. También hemos documentado ocho casos de posible desaparición forzada de personas consideradas pro rusas, en zonas controladas por el gobierno ucraniano.
El personal del ACNUDH recibió información acerca de mujeres que habían sido violadas por soldados rusos en zonas que estaban bajo el control de los invasores, así como otras denuncias relativas al uso de la violencia sexual por ambas partes del conflicto. Sin embargo, el estigma asociado a la violación y la violencia sexual sigue inhibiendo a muchas familias, que no se sienten con la seguridad suficiente como para denunciar esos casos. Esto pone de relieve la importancia de garantizar a las víctimas el acceso a servicios de apoyo adecuados y seguros.
Actualmente salen a la luz pruebas atroces de torturas, malos tratos y ejecuciones sumarias de prisioneros de guerra perpetradas por ambos contendientes. Mi Oficina está recopilando esas pruebas, que figurarán en un informe futuro.
La única manera de poner fin a estos horrores es lograr que las fuerzas armadas respeten cabalmente sus obligaciones con arreglo al derecho internacional de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario.
Es fundamental que todas las partes en conflicto transmitan a sus combatientes instrucciones claras sobre cómo proteger a los civiles y las personas no beligerantes, y cómo distinguir entre objetivos civiles y militares.
Los mandos de las fuerzas armadas deben explicar claramente a sus subordinados que cualquier soldado que participe en violaciones de ese tipo tendrá que rendir cuentas ante un tribunal. La rendición de cuentas exige que se preserven las pruebas y que los restos mortales de las víctimas sean tratados con decoro.
Señora Presidenta,
Miembros del Consejo:
La lista de graves vulneraciones del derecho internacional de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario va creciendo con cada día que pasa. No debemos permitir que el número de víctimas siga aumentando.
Bastaría con un alto el fuego de un día de duración para evitar la muerte de al menos 50 civiles -niños, hombres y mujeres- entre ellos, numerosas personas mayores.
Ese día de tregua evitaría que de 30 a 70 civiles resultaran heridos y que una docena de ellos terminaran discapacitados.
Un día sin combates permitiría que millares de civiles pudieran evacuar con seguridad las zonas donde ahora se encuentran atrapados por las hostilidades.
Y, más importante aún, un cese al fuego mostraría que el horror que acontece en Ucrania puede detenerse. Es de fundamental importancia que las hostilidades actuales se detengan, de una vez y para siempre.
Señora Presidenta:
La promoción de la rendición de cuentas es una de las piedras angulares de la labor del ACNDUH.
Si los responsables de las vulneraciones cometidas contra civiles y personas no beligerantes fueran obligados a comparecer ante los tribunales, los posibles violadores futuros se lo pensarían dos veces antes de perpetrar actos de violencia similares y de causar nuevas víctimas.
La rendición de cuentas contribuye también al proceso de curación de las víctimas, sus familias y la sociedad en general.
En este proceso, los sistemas nacionales de justicia son decisivos. Insto a las partes en conflicto a que investiguen todas las vulneraciones del derecho internacional de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario supuestamente cometidas por sus fuerzas armadas y aplaudo los esfuerzos que Ucrania lleva a cabo en este sentido.
Mi Oficina está plenamente comprometida a apoyar estos sistemas y la labor que realiza la Misión de Observación de los Derechos Humanos en Ucrania, así como está comprometida a colaborar con la Oficina del Fiscal de la Corte Penal Internacional y otros mecanismos internacionales de justicia, con arreglo a los marcos de trabajo de las Naciones Unidas.
Comprometámonos a poner fin a este conflicto absurdo. Debemos ser tenaces en nuestro esfuerzo en pro de la paz y actuar resueltamente para que se haga justicia.