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Discursos Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Afganistán: Actualización al Debate Urgente del Consejo de Derechos Humanos

Intervención de la Alta Comisionada

01 julio 2022

Mujeres afganas esperan para recibir un paquete de alimentos distribuido por un grupo de ayuda humanitaria de Arabia Saudí en un centro de distribución en Kabul, Afganistán, 25 de abril de 202 © Reuters

Pronunciado por

Declaración de Michelle Bachelet, Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos

En

50º período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos Debate urgente sobre la situación de las mujeres y las niñas en Afganistán

Lugar

Ginebra

Distinguido Presidente, 

Excelencias,

Mujeres y niñas afganas, 

Deseo transmitir en primer lugar mi solidaridad y apoyo con todos aquellos afectados por el terremoto en Afganistán.  Esta calamidad viene a empeorar la ya de por sí situación desesperada a la que se enfrenta la población afgana, en especial las mujeres y niñas. 

El hambre y la inseguridad alimentaria afectan a más del 90% de las viviendas que encabezan mujeres.  Existe un incremento de la violencia doméstica y el acoso.  Se producen ataques contra defensoras de derechos humanos, periodistas, juezas, abogadas y fiscales mujeres.  El desempleo femenino es enorme, y se produce en medio de una situación económica que está al borde del colapso total.  Hay restricciones al movimiento, a la vestimenta, con consecuencias para el acceso a servicios básicos, aumentando además la ansiedad y depresión.  Los negocios que eran propiedad y estaban operados por mujeres han cerrado.

Existe una continua impunidad.  La educación secundaria se ha interrumpido para 1,2 millones de niñas.
Estas son sólo algunas de las experiencias diarias de mujeres y niñas en Afganistán. 

A la vez que algunos de estos problemas son anteriores a la toma del poder por los Talibanes en agosto de 2021, sí que existían reformas en la dirección correcta por entonces, se estaban produciendo mejoras y había esperanza.  No obstante, desde la llegada al poder de los Talibanes, las mujeres y niñas están sufriendo el mayor y más rápido retroceso en el disfrute de sus derechos en todo el espectro y en décadas.

Su futuro se vislumbra aun más negro, al menos que haya un cambio inmediato. 

La responsabilidad recae sobre todos nosotros. 

Juntos, liderados por las mujeres afganas, debemos asegurarnos que los derechos de todas las mujeres y niñas son defendidos y quedan protegidos.

Las autoridades de facto con las que me reuní en marzo de este año se comprometieron a respetar sus obligaciones de derechos humanos, siempre que estas fueran compatibles con la ley islámica sharia. 

Aun así, a pesar de todas estas garantías ofrecidas, somos testigos de una exclusión progresiva de las mujeres y niñas de la esfera pública y de su opresión sistemática y en las instituciones. 

En su papel de autoridad de facto que ejerce el control efectivo del país, los Talibanes son los principales responsables ante las obligaciones legales de Afganistán en virtud de tratados internacionales, incluyendo la obligación de eliminar cualquier discriminacion contra mujeres y asegurar el derecho de las mujeres a la participación equitativa en la vida cívica y pública, incluyendo la vida política y los foros de toma de decisiones.

Las extraordinarias mujeres que conocí durante mi visita, procedentes de muchos sectores de la sociedad, fueron muy claras: ellas quieren entablar un diálogo directo y en persona con las autoridades de facto. Ya se están dando pasos para hacer realidad esta petición por parte de las mujeres afganas, liderados por la UNAMA. 

Hoy, vuelvo a pedir a las autoridades de facto que acepten estos llamamientos urgentes de las mujeres para ocupar un lugar en la mesa de decisiones, y para que entablen un diálogo pertinente.  Esto beneficiará a todo el conjunto del país. 

También insto a las autoridades de facto a fijar una fecha definitiva para la apertura de escuelas secundarias para niñas, y para asegurar educación de calidad, sin discriminación, además de recursos para los profesores. 

Les animo a eliminar las restricciones para la libertad de movimiento de las mujeres, incluyendo la obligación de usar un maharam (un acompañante masculino) y la obligación de llevar la cara cubierta, así como hacer realidad su derecho al acceso al empleo, incluyendo el trabajo autónomo. 

También animo al restablecimiento de mecanismos independientes que puedan recibir quejas de la población y proteger a las víctimas de la violencia de género.  Todos los actos de violencia de género deben ser investigados de forma independiente y sus responsables procesados por ello. 

Finalmente, apelo a las autoridades de facto a que colaboren con países predominantemente musulmanes con experiencia en defender derechos de mujeres y niñas, tal como garantiza el derecho internacional, en ese contexto religioso.  A ese respecto, la reciente visita al país de una delegación de la Organización de Cooperación Islámica supone un paso relevante. 

En cuanto a la comunidad internacional, se necesitan de mayores iniciativas concertadas que insistan en que las autoridades de facto restauren, protejan y promocionen de manera urgente los derechos de las mujeres y niñas afganas. 

Existen varias oportunidades para ello.  Gobernadores de varias regiones del país están poniendo en práctica políticas usando medios que ofrecen opciones para las mujeres y las niñas.  Debemos seguir trabajando en la línea de estas aperturas para ampliar las oportunidades de participación, educación y económicas de las mujeres. 

La comunidad internacional podría apoyar también iniciativas actualmente en marcha de líderes y pensadoras afganas, así como de grupos de la sociedad civil, para diseñar, bajo el liderazgo de las mujeres afganas, una estrategia destinada a defender los derechos de las mujeres y niñas, con criterios y metas claros. 

Más allá de ser una medida justa, es también un asunto de necesidad práctica.  En medio de la crisis económica, la contribución de las mujeres a la actividad económica es indispensable, a la vez que esta requiere de acceso a educación, libertad de movimiento y estar protegidas frente a la violencia.

Insto a aquellos Estados Miembros que han impuesto sanciones a facilitar el tan necesario apoyo para las personas que lo necesiten. 

Asimismo, los derechos humanos, incluyendo los derechos y prioridades de las mujeres, deben ser la base de todas las evaluaciones y planificación humanitarias.  Las mujeres deben tener un acceso seguro y equitativo a ayuda humanitaria, que incluya un acceso sin trabas para las trabajadoras humanitarias.

Excelencias,

Una defensa de principios y sostenida de los derechos de las mujeres y las niñas debe ser un componente de cualquier compromiso con los Talibán.  Esta ha sido, y seguirá siendo, una prioridad del trabajo de mi oficina y del Servicio de Derechos Humanos de la UNAMA en Afganistán. 

Estamos ante un momento crucial, donde el destino de las mujeres y niñas del país está en juego.  Ellas merecen recibir el apoyo de medidas resueltas e inmediatas de nuestra parte.  Y ellas deben recibir el apoyo de este Consejo. 

Gracias.