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Comunicados de prensa Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

La aprobación precipitada de un proyecto de ley de seguridad nacional supone un paso atrás para los derechos humanos en Hong Kong, según Jefe de Derechos Humanos de las Naciones Unidas

19 marzo 2024

GINEBRA (19 de marzo de 2024) - El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Volker Türk lamentó el martes pasado el examen y aprobación apresurados de un proyecto de ley sobre seguridad nacional en la Región Administrativa Especial de Hong Kong en China, a pesar de las serias y detalladas dudas sobre derechos humanos que se les planteó a las autoridades por parte de esta Oficina y los distintos mecanismos de derechos humanos de las Naciones Unidas.  

«Es un hecho alarmante que una legislación de este calado haya sido aprobada por el órgano legislativo por medio de un proceso acelerado, a pesar de las serias dudas planteadas acerca de su incompatibilidad con muchas de las disposiciones de la normativa internacional de derechos humanos,» declaró el Alto Comisionado.

El Proyecto de Ley de Salvaguardia de la Seguridad Nacional que acaba de ser aprobado viene a ampliar la Ley de Seguridad Nacional en la Región Administrativa Especial de Hong Kong de 2020, aprobada por la República Popular China.  Esta nueva ampliación extiende aún más el alcance de la ley sobre seguridad nacional vigente en Hong Kong, introduciendo cinco categorías adicionales de delitos, que se describen como traición, insurrección, delitos relacionados con secretos de estado y espionaje, sabotaje y amenaza para la seguridad nacional, además de injerencias externas.

Türk destacó que las disposiciones definidas de forma amplia y vaga que se contienen en el Proyecto de ley conforme al Artículo 23 de la Ley Fundamental de Hong Kong podrían conducir a la criminalización de un amplio número de conductas protegidas por la normativa internacional de derechos humanos, y que incluyen la libertad de expresión, la libertad de reunión pacífica, así como el derecho a recibir y difundir información.

«Esta ambigüedad es por tanto altamente preocupante, dado su posible uso inadecuado y una aplicación arbitraria, y que incluya usar esta ley contra las voces disidentes, periodistas, investigadores, actores de la sociedad civil y defensores de los derechos humanos,» aclaró.

«Como ya hemos visto anteriormente, disposiciones de este tipo conducen fácilmente a la auto-censura y tienen un efecto paralizador sobre los discursos y conductas legítimas, con respecto a asuntos de interés público en los cuales un debate abierto es fundamental.»

En virtud de las disposiciones acerca de «injerencia externa» que dispone esta ley, la amplia definición de lo que constituye una «fuerza externa» podría tener un efecto aun más paralizante sobre la cooperación con organizaciones de derechos humanos y con organismos de derechos humanos de las Naciones Unidas.

«Que una legislación de tanta importancia, y que tiene un impacto considerable para los derechos humanos, vaya a ser aprobada sin un proceso profundo de deliberaciones y de consultas significativas, supone un paso atrás en la protección de los derechos humanos en Hong Kong.»

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