Jefe de derechos humanos de las Naciones Unidas realiza un llamamiento a proteger y ampliar el espacio cívico

GINEBRA (26 de mayo de 2023)– Todos queremos ayudar a conformar nuestros futuros, nuestras comunidades, y nuestros países, pero todo esto no es posible cuando no contamos con el espacio para expresar nuestras opiniones y debatir diferentes puntos de vista de forma segura, señaló hoy el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Volker Türk a la vez que realizaba un llamamiento a proteger y ampliar el espacio cívico. El espacio cívico constituye el entorno propicio para que todos y todas desempeñen un papel en la vida política, económica y social, a todos los niveles, desde el local al global.

«El espacio cívico es una cuestión de derechos humanos, es una cuestión relacionada con la paz, es una cuestión relacionada con el desarrollo. Es clave para construir sociedades sostenibles y resilientes, pero a pesar de esto está sometido a una presión creciente por parte de restricciones y leyes represoras desproporcionadas. Desde amenazas y ataques contra periodistas y defensores y defensoras de derechos humanos, acoso en línea, represión contra el derecho a reuniones pacíficas, hasta cierres de internet,» declaró el Alto Comisionado.

«Los Estados deben intensificar sus esfuerzos para proteger y ampliar el espacio cívico como condición previa para que las personas puedan disfrutar de forma sostenible de todos los otros derechos consagrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos, desde el acceso a atención sanitaria y agua potable a educación de calidad, hasta protección social y derechos laborales.»

El espacio civil sigue sometido a presiones a pesar del decidido compromiso de grupos de la sociedad civil, entre ellos los defensores y defensoras de derechos humanos, periodistas, sindicalistas, grupos medioambientales, defensores y defensoras de la justicia climática, defensores de derechos LGBTIQ y el movimiento feminista, activistas jóvenes y de lucha contra el racismo, además de los defensores y defensoras de los derechos de los migrantes, quienes juntos hacen frente a las crisis más apremiantes que sacuden al planeta, desde el aumento de las desigualdades hasta la triple crisis planetaria del cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad.

«La sociedad civil es el agente que propicia la confianza entre gobiernos y los pueblos a quienes estos sirven, además de soler ser el puente entre los dos. Para que los gobiernos puedan reducir los obstáculos para acceder a la participación pública, estos deben proteger este espacio, en beneficio de todos y todas, tanto en línea como fuera de línea,» aseguró Türk.

«Debido a que cada vez se toman más en línea decisiones cruciales que afectan a nuestras vidas, en donde empresas privadas ocupan un espacio excesivo, el contar con un espacio digital que sea abierto y seguro cobra ahora más importancia que nunca,» aseveró el Alto Comisionado. «No obstante, seguimos viendo cómo los Estados se esfuerzan, a menudo sin conseguirlo, en proteger el espacio cívico en línea y a sus usuarios y usuarias, alternando entre un enfoque de «laissez-faire» el cual ha permitido que se propague sin control la violencia y un discurso de odio peligroso, y normativas demasiado amplias usadas como un azote contra las personas que ejercen sus derechos a expresarse libremente, incluyendo a periodistas y defensores y defensoras de derechos humanos,» añadió.

Türk instó a las empresas a dar un paso al frente, aumentando de forma sustancial su inversión en la prevención y respuesta a los daños provocados por las redes sociales, en especial en entornos no angloparlantes, subrayando que hacer negocios en cualquier lugar exige que podamos hacerlos de un modo seguro, en consonancia con los Principios Rectores sobre las Empresas y los Derechos Humanos.»

Él también quiso agradecer a la sociedad civil por su incansable e inestimable labor, describiendo al espacio cívico como el mejor indicador del compromiso que tiene un Estado de defender las nobles aspiraciones que enmarca la Declaración Universal de Derechos Humanos, un Estado que esté realmente dispuesto a reconocer las violaciones cuando estas ocurran, y a trabajar de forma continua para proteger mejor los derechos humanos. «La pregunta clave aquí es saber a quiénes pertenecen las voces que escuchamos en las tomas de decisiones, y en última instancia, de quiénes son los derechos que se van a respetar.»