“Siempre quise ser la voz de mi raza”
01 noviembre 2024
En junio de 2017, la periodista indígena ñomndaa’ Marcela de Jesús Natalia se encontró luchando por su vida. Un hombre armado la esperaba fuera de la emisora de radio en la que trabajaba y le disparó tres veces.
“No pensé que me quería matar”, dijo. “Volteé. El primer balazo iba en mi frente, metí la mano, entró la bala y salió. El segundo me despedazó la mandíbula. Este chico me abrazó, me arrastró, me dio el tiro de gracia y me tendió en la banqueta”.
Aunque primero la dieron por muerta, Marcela de Jesús sobrevivió al ataque y, con el apoyo de abogados y defensores, así como de la ONU Derechos Humanos, sigue luchando contra la impunidad del crimen perpetrado en su contra.
Marcela de Jesús fue atacada porque molestó a gente poderosa al informar a los Pueblos Indígenas sobre sus derechos, como la importancia de la educación, la justicia y, en particular, la violencia contra las mujeres, capacitándolos así para luchar contra la discriminación histórica de la que han sido objeto.
“Los periodistas que denuncian irregularidades y nos muestran la horrible realidad de los conflictos son defensores de derechos humanos”, dijo Volker Türk, Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, en un mensaje para conmemorar el Día Internacional para Poner Fin a la Impunidad de los Crímenes contra Periodistas, observado cada año el 2 de noviembre. “Los ataques contra ellos afectan al derecho de todas las personas a la libertad de expresión y al acceso a la información, dejándonos a todos peor informados”.
En México, uno de los principales factores que permite que los crímenes contra periodistas queden en la impunidad es que, a menudo, no se toma en cuenta la labor periodística en las investigaciones penales, dijo Jesús Peña Palacios, Representante Adjunto de ONU Derechos Humanos en México.
“La investigación penal juega un papel de transcendental relevancia para asegurar el derecho a la verdad y a la justicia de sobrevivientes, familiares de las víctimas, compañeros y compañeras de profesión y la sociedad”, dijo.
En 2023, 71 periodistas y trabajadores de medios de comunicación fueron asesinados y más de 300 encarcelados alrededor del mundo, dijo Türk.
“La impunidad generalizada que suele seguir a las agresiones a periodistas perjudica la búsqueda de los hechos y socava la justicia,” dijo Türk. “Crea un clima de miedo y provoca más violencia contra quienes trabajan en los medios de comunicación”.
Una periodista sin miedo
Marcela de Jesús es una mujer indígena ñomndaa’ nacida en Xochistlahuaca, en el estado de Guerrero, en la costa del Pacífico mexicano.
Desde muy joven, Marcela de Jesús presenció ataques por parte de hombres en posiciones de poder, incluso militares. Ahí nació su deseo de defender a su pueblo y se dio cuenta de que para poder encarar a los abusadores necesitaba aprender español.
Marcela de Jesús migró al estado de Oaxaca y, por sus propios medios, logró continuar estudiando y entró en contacto con una radiodifusora que buscaba a una persona indígena de Guerrero que hablara ñomndaa’ y español y que hubiera estudiado la secundaria.
“Fui a escondidas de mi esposo, hice el examen y aprobé”, relató De Jesús Natalia. “Recuerdo que el director [de la radio] me dijo, ‘¿Y por qué quieres ser locutora?’ ‘Siempre quise ser la voz de mi raza’, le respondí”.
Tiempo después, regresó al estado de Guerrero y consiguió un trabajo precario como locutora de radio, pero con paciencia y trabajo duro logró convertirse en la gerente de la radio.
Fue después de su regreso a su estado natal cuando empezó a encontrar oposición a su “voz”. Gente poderosa de su pueblo le dijo a Marcela de Jesús que no debía informar a los pueblos indígenas; que lo único que les interesaba era saber si se había perdido un chivo o una vaca, y que no se metiera en problemas. Recibió demandas judiciales por informar a su pueblo y las ganó utilizando la ley.
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“Es mi convicción de que a mi raza se le garantice el derecho que está plasmado en la Constitución y en los tratados internacionales de que tenemos derecho a la información”.
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Marcela de Jesús Natalia, defensora y periodista indígena ñomn’daa mexicana
“No pudieron [silenciarme] porque lo que es legal es legal. Lo que es moralmente bueno es moralmente bueno. Y esa es la razón del ataque en mi contra”, dijo De Jesús Natalia.
Ante la impunidad: protección y justicia
En 2024, según ONU Derechos Humanos en México, al menos cinco periodistas y un trabajador de medios han sido asesinados y un trabajador de medios más está desaparecido, todos en posible relación con sus labores periodísticas. El peligro constante en el que realizan su labor desde hace años llevó a diversos mecanismos universales y regionales de derechos humanos a recomendar al Estado mexicano la creación de un Mecanismo de protección de personas defensoras y periodistas.
El Mecanismo comenzó a operar en 2012, a partir de la entrada en vigor de la Ley para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas. Tiene como objetivo garantizar la vida, la seguridad y la integridad personal de periodistas y personas defensoras de derechos humanos, incluidas organizaciones y colectivos, que se encuentren en una situación de riesgo derivada de su labor.
“En el Mecanismo, cada año acompañamos, con voz, pero sin voto, la deliberación de más de 700 casos en los cuales se definen los planes de protección necesarios”, dijo Peña Palacios. “Ahí tratamos de llegar a un acuerdo con las instituciones sobre las mejores medidas de protección, para lo cual indagamos sobre los riesgos a los cuales se enfrenta la persona beneficiaria, los intereses que su labor afecta, posibles perpetradores, entre otros elementos”.
La Oficina en México ha adoptado en varias ocasiones el rol de mediador entre autoridades, representantes de sociedad civil, y personas beneficiarias. También ha trabajado en el fortalecimiento del Mecanismo con la elaboración de un informe que analiza el estado del Mecanismo en 2019 y la creación de un Grupo de Trabajo en 2022 con el objetivo de crear rutas de acción para implementar las recomendaciones enumeradas en el diagnóstico.
Luego del brutal ataque en su contra, Marcela de Jesús fue incorporada al Mecanismo de Protección, pero no sin un alto costo para su forma de vida, pues tuvo que ser reubicada. Aunque el traslado era necesario para protegerla, le ha impedido seguir trabajando en la radio, informando a su pueblo, y la ha alejado de su familia. Vivir por primera vez en un entorno urbano también ha supuesto un reto.
“Hemos acompañado el caso de Marcela de Jesús en el Mecanismo para encontrar el mejor plan de protección posible para ella”, dijo Peña Palacios.
Después de cinco cirugías, muchas sesiones de psicoterapia y una ardua recuperación, en la que incluso tuvo que volver a aprender a masticar, tragar, hablar y moverse, Marcela de Jesús dijo que aún lucha por obtener condiciones dignas y culturalmente apropiadas de las medidas de protección que brinda el Mecanismo, ya que sus necesidades como mujer indígena de más de 60 años aún no han sido satisfechas a cabalidad.
El autor material del crimen ha sido sentenciado, pero no así la presunta autora intelectual. Pero Marcela de Jesús mantiene la esperanza de que sea llevada ante la justicia.
“Tengo mucha fe en que mi presunta autora intelectual se va a olvidar de mí. Tengo fe en que nada es para siempre”, dijo Marcela de Jesús.
Añadió, “nada ni nadie, ni la cárcel, ni este ataque de tres balazos, me quitan las ganas de seguir siendo la voz de mi raza, de seguir haciendo mi activismo, mi defensa. Estoy cumpliendo con mi sueño de llevar la voz de mi raza a nivel nacional y a nivel internacional”.