Resumen

La protección social es una inversión que realizan las sociedades con el fin de mejorar la resiliencia frente a las crisis, crear una economía inclusiva y lograr efectos multiplicadores para la realización de los derechos humanos. Sin embargo, pese a su potencial, las prestaciones de protección social a menudo quedan sin utilizarse a pesar de que están diseñadas para proteger a los individuos durante toda su vida, un fenómeno conocido como “no percepción”. El fenómeno de la no percepción afecta a millones de personas en todo el mundo. El resultado es un despilfarro de recursos públicos y socava considerablemente la eficacia de la protección social para reducir la pobreza y las desigualdades. Se puede y se debe hacer frente a la no percepción y sus intolerables consecuencias.

El Relator Especial insta a todos los Estados a tratar la no percepción como una prioridad política urgente. Es posible reducir la no percepción: requiere replantear la protección social como un derecho humano y no como una obra de caridad, coordinar las acciones para proporcionar información específica sobre las medidas de protección social, simplificar los procedimientos de solicitud e implicar a los que sufren la pobreza en el diseño, el seguimiento y la evaluación de los planes de protección social.