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Declaraciones Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Evento de alto nivel sobre la iniciativa “Relatos positivos sobre derechos humanos: Forjar vidas de calidad mediante los derechos económicos, sociales y culturales”

26 septiembre 2019

Declaración de Michelle Bachelet, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
Nueva York, 26 de septiembre de 2019

Me complace acompañarles de nuevo para compartir con ustedes algunos relatos positivos en materia de derechos humanos. Es estupenda la ocasión de ver a nuevos miembros y me entusiasma el compromiso político de numerosos dirigentes de adoptar y aplicar medidas políticas, económicas y sociales basadas en los derechos humanos, que nos acerquen al objetivo de que nadie quede rezagado.

Permítanme empezar con una noticia positiva –yo diría incluso que una magnífica noticia—sobre derechos humanos en la que tuve el privilegio de participar ayer: la firma del acuerdo para establecer una oficina del ACNUDH en Sudán, suscrito con el Ministro de Asuntos Exteriores de ese país, en presencia del Primer Ministro. La nueva oficina tendrá su sede en Jartum, con unidades sobre el terreno en Darfur, Nilo Azul, Kordofan Meridional y Sudán Oriental. La transición que tiene lugar en Sudán ha sido notable, empezando por el coraje de las mujeres y los hombres que se manifestaron en las calles, desafiando a la violenta represión de diciembre pasado. Nadie hubiera imaginado que apenas diez meses después íbamos a estar colaborando estrechamente con un nuevo gobierno en un acuerdo constitucional  que permitirá dar prioridad a los derechos humanos. Por supuesto, las transiciones nunca son operaciones sencillas y están cuajadas de problemas. Pero tenemos la esperanza de poder acompañar al gobierno y al pueblo de Sudán en la tarea de lograr que esta transición sea un éxito de derechos humanos para todos.

Todos sabemos que la Agenda 2030 contiene una visión de futuro para lograr un mundo más sostenible y justo, en el que nadie quede rezagado, y que esa perspectiva se ajusta estrechamente a los derechos humanos. También sabemos que los ODS son instrumentos para hacer realidad los derechos humanos. Pero, al mismo tiempo, estamos conscientes de los retos que entraña la consecución de esos objetivos: la escasez de recursos, el aumento de la desigualdad, la reducción del espacio cívico y las libertades fundamentales, y el cambio climático.

Para abordar esos desafíos, es preciso establecer alianzas eficaces con dirigentes políticos, empresariales y cívicos, con líderes de comunidades de base y otros sectores, a fin de solventar los déficits de financiación, definir estrategias innovadoras, facilitar la aplicación integradora de los ODS y velar por la seguridad de los ámbitos de participación que ofrecen a todos los sectores sociales la oportunidad de llegar a ser socios en las tareas de desarrollo.

También debemos examinar los aspectos que funcionan, los relatos de Estados que aplican medidas políticas basadas en los derechos humanos y el derecho al desarrollo, y todo cuanto nos ayude en la consecución de la Agenda 2030.

A principios de este año, en una reunión inter sesiones del Consejo de Derechos Humanos, un delegado del gobierno de Burkina Faso puso de relieve que en su país las recomendaciones formuladas por los mecanismos de derechos humanos se usan para definir problemas esenciales e identificar a los grupos que se están quedando rezagados. Un delegado de Paraguay también explicó cómo su país está incorporando los ODS y los derechos humanos mediante un sistema común de monitoreo y un banco de datos denominados “SIMORE”.

En Colombia, varias autoridades indígenas y el Gobernador de Amazonas alcanzaron un acuerdo para fomentar la aplicación del Sistema de Salud Indígena Intercultural (ODS 4). En Camboya, se llevan a cabo esfuerzos orientados a mejorar las viviendas de las familias y ayudarles a solucionar los problemas relativos a los derechos de tenencia de la tierra (OGD 11). En Uganda, la Comisión de Igualdad de Oportunidades realizó investigaciones públicas acerca de las denuncias de discriminación y proporcionó reparación e indemnización a las víctimas (ODS 10). 

También se han logrado sólidos avances en muchas otras cuestiones de derechos humanos, tales como el impulso hacia la abolición de la pena capital. En diciembre pasado, una cifra record de 121 Estados votó en favor de la resolución 73/175 de la Asamblea General que pide una moratoria en la aplicación de la pena de muerte.

Gambia ratificó, y el Estado de Palestina se adhirió, al Segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, relativo a la abolición de la pena capital.

Benin y Burkina Faso suprimieron la pena de muerte de sus Códigos Penales y la República Centroafricana y Guinea Ecuatorial anunciaron la preparación de una ley con el mismo fin. Malasia declaró una moratoria en el uso de la pena de muerte. En Estados Unidos de América, el Estado de California declaró una moratoria en la aplicación de la pena capital y en el Estado de Washington el estatuto de pena de muerte fue declarado inconstitucional en el contexto de las leyes estatales. Irán suprimió la pena capital para determinado número de delitos relacionados con los narcóticos, lo que se tradujo en una importante reducción del número de ejecuciones.

Aunque ha habido algunos intentos de reanudar las ejecuciones en determinados Estados y en otros todavía la pena capital está en vigor, existe una tendencia firme hacia su erradicación.

Otra tendencia positiva es la despenalización de las relaciones íntimas consensuadas entre personas adultas del mismo sexo en más de 50 países desde principios del decenio de 1990. Tan solo el año pasado, Angola, Botswana, India y Trinidad y Tobago se unieron a este grupo. Asimismo, en el último año Chile, Portugal, Luxemburgo, Pakistán, Uruguay y otros países han aprobado medidas orientadas a facilitar el cambio de género legal de las personas transexuales.

Mi Oficina ha tenido el privilegio de apoyar muchos de estos esfuerzos y espero que podamos seguir colaborando con los Estados en la esfera nacional, con el respaldo de la comunidad internacional (y con más recursos específicos) a fin de generar más noticias positivas en el ámbito de los derechos humanos, noticias que contribuyan a cumplir la promesa contenida en los ODS de hacer realidad los derechos humanos y no dejar a nadie rezagado.

FIN

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