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Declaraciones Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Los afrodescendientes y los ODS

27 febrero 2019

Declaración del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Michelle Bachelet

27 de febrero de 2019

Vicepresidenta Campbell-Barr,
Distinguidos participantes,
Excelencias,
Colegas y amigos:

Me complace tener hoy la oportunidad de centrarnos en el tema de la promoción de la igualdad y el desarrollo de los afrodescendientes.

Como todos sabemos, durante siglos, los afrodescendientes han sufrido de manera desproporcionada las repercusiones de la desigualdad y la discriminación estructural, profundamente arraigadas en el colonialismo y la esclavitud.

Hoy en día, mujeres, niñas, personas del colectivo LGTBI, jóvenes y migrantes afrodescendientes se enfrentan a obstáculos considerablemente mayores, debido a múltiples vectores de discriminación que se refuerzan mutuamente. 

Los estereotipos y prejuicios están arraigados en medios de comunicación, escuelas, empresas, centros de trabajo, políticas, sistemas sanitarios y de justicia penal, así como en nuestras comunidades.

Es hora de dejar atrás este mundo, en el que cada uno de los aspectos de nuestras vidas se ve afectado por el color de la piel.

En las últimas décadas hemos alcanzado logros importantes a través de movimientos de derechos civiles y campañas políticas. Pero aún queda un largo camino por recorrer para que los afrodescendientes puedan gozar de sus derechos humanos libres de discriminación.

La desigualdad daña tanto a las personas como a los Estados. Es ineficiente y perjudicial para la economía. Humilla, daña y siembra la semilla del descontento, las quejas, la tensión y violencia.

La igualdad y la no discriminación son principios fundamentales del derecho internacional de los derechos humanos, en los que se basan la Declaración Universal y todos los tratados internacionales de derechos humanos.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible nos brindan un marco poderoso dentro del cual podemos promover estos derechos. La Agenda 2030 se basa en los derechos humanos y está centrada en solucionar las injusticias y disparidades. El principio fundamental de “que nadie quede rezagado” se basa en combatir la discriminación, las desigualdades y las causas subyacentes de la marginación. El compromiso de llegar a los más rezagados es especialmente importante hoy, en el contexto de nuestros debates, ya que en muchas sociedades, los afrodescendientes se encuentran entre estos marginados.

Me refiero a desigualdades de riqueza e ingreso. Desigualdades de acceso al trabajo y a una educación de calidad. Desigualdades en el acceso a la atención sanitaria, la alimentación y la vivienda. Desigualdades de acceso a cargos de responsabilidad. También desigualdades ante la ley. En muchos países, el trato acordado a hombres y mujeres por la policía y el sistema judicial se ve afectado de manera ostensible por el color de la piel.

La Agenda 2030 reconoce las “enormes disparidades en cuanto a las oportunidades, la riqueza y el poder” en todo el mundo y la persistencia de “la desigualdad entre los géneros”. Sus 17 objetivos, 169 metas y numerosos indicadores mensurables indican cómo resolver muchos de los retos que presentan estas injusticias y disparidades, entre ellas la discriminación racial.

Un gran número de asuntos cubiertos por la Agenda 2030 se armonizan estrechamente con las normas de derechos humanos, y pueden constituir un factor poderoso para promover los derechos de los afrodescendientes. El acceso a la justicia es sólo un ejemplo. Hay metas relativas al acceso a alimentos seguros, nutritivos y suficientes para todos; la cobertura sanitaria universal; la educación primaria y secundaria de calidad gratuita y equitativa; el acceso al agua, el saneamiento, la higiene y la vivienda seguros y asequibles; y el acceso a “medicamentos y vacunas seguros, eficaces, asequibles y de calidad para todos”.

La Agenda 2030 pretende lograr un desarrollo duradero y realmente inclusivo para todos. Se centra en las personas y es coherente con las obligaciones de los Estados en materia de derechos humanos, entre otros el derecho al desarrollo. 

Está destinada a llegar a todas las personas, dentro de todas las comunidades, y la lista de colectivos a los que se ha de dar una atención específica es quizás el más amplio documento internacional de este tipo. La realización de la Agenda supone una promesa de transformación real.

Excelencias:

Hemos recorrido ya la tercera parte del camino en la consecución de la Agenda 2030. Debemos aumentar el ritmo. Cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible requiere más que buenas intenciones y hojas de cálculos. 

Necesitamos colaboración y trabajo en equipo, entre las Naciones Unidas, los Estados Miembros, las instituciones nacionales de derechos humanos y la sociedad civil.

En particular, necesitamos que los Estados realicen acciones decisivas. Son ellos quienes tienen la mayor capacidad de generar cambios y la responsabilidad primaria de eliminar la discriminación racial y cumplir con los derechos humanos de las personas. Espero con interés ver cómo los Estados defienden los derechos igual que defienden los recursos económicos, entre otros la tenencia y el dominio de la tierra y otras formas de propiedad; y cómo promueven una participación plena y eficaz del liderazgo en todos los ámbitos de la toma de decisiones. Espero también ver políticas para la inclusión social, la no discriminación en la fuerza laboral y la promoción del trabajo decente.

Para alcanzar la igualdad racial y entre los géneros, necesitamos sistemas de atención y protección social más sólidos, porque en épocas de crisis económica, las personas que se enfrentan a la discriminación racial -- en especial las mujeres y los jóvenes de esas comunidades -- son a menudo quienes más gravemente resultan afectadas por el desempleo.

El principio de que nadie quede rezagado requiere que los Estados revisen o adopten una legislación relativa a la igualdad. Exige políticas fiscales más justas. Lo que no sólo significa crear organismos nacionales para la igualdad racial, sino también asegurarse de que cuentan con todos los recursos necesarios, son transparentes y eficaces. Para esto se necesita un relato respetuoso y no discriminatorio por parte de las más altas esferas de gobierno. 

Necesitamos campañas para eliminar estereotipos y reconocer los logros y las contribuciones de todos los miembros de la sociedad, entre ellos las personas afrodescendientes. Se requieren políticas de acción afirmativa para incrementar el acceso a la educación y al empleo de los grupos que han sufrido discriminación a lo largo de la historia y también se requieren programas de salud específicos y otras iniciativas dirigidas a solucionar necesidades específicas de los afrodescendientes.

Excelencias:

La recompensa es grandiosa: la igualdad para todos los ciudadanos creará democracias más sólidas, progreso social y económico, paz, y desarrollo sostenible. Tenemos una oportunidad única para revertir el racismo sistémico que ha estorbado el progreso socioeconómico y limitado la realización de los derechos de las personas en todo el mundo.

El Decenio Internacional para los afrodescendientes da impulso adicional a este cometido, pero tenemos poco tiempo para rectificar siglos de daño.

El poeta nigeriano y premio Nobel, Wole Soyinka, nos recuerda que –al igual que los propios derechos humanos-- los imperativos del tiempo son universales.

Soyinka afirma: “Entre los imperativos que desafían a nuestro ser, nuestra presencia y definición humana en estos tiempos, ninguno ha de ser considerado más omnipresente que el final del racismo, la erradicación de la desigualdad humana y el desmantelamiento de todas sus estructuras”.

Aprovechemos el tiempo de que disponemos hasta que todas nuestras comunidades compartan el mismo acceso a los derechos humanos, las esperanzas y los sueños.

Muchas gracias.


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