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Los educadores jóvenes en derechos humanos inspiran a sus compañeros y compañeras a pasar a la acción

28 diciembre 2023

Un grupo de jóvenes © Reuters

Todos ellos y ellas provienen de diferentes países y regiones del planeta y aportan experiencias distintas las cuales han dado forma a sus cortas vidas. No obstante, Irfaan, Aiki, Soufiane, Dejana, Maselina, Allán y Aizat comparten todos el mismo sueño: construir un mundo en el que todos los seres humanos sean iguales.

Desde Sudáfrica a Japón, desde Marruecos a Serbia, desde Samoa hasta México y Kirguistán, los siete son educadores jóvenes en derechos humanos quienes trabajan en sus comunidades para inspirar a los jóvenes a pasar a la acción y a promocionar los derechos humanos.

Todos ellos son los protagonistas de un documental de nombre “Changemakers: stories of young human rights educators,” el cual se emitió para celebrar el 75° aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Co-producido por Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Amnistía Internacional y Soka Gakkai International, la película rinde homenaje a jóvenes educadores quienes transmiten capacidades a otros jóvenes para defender la igualdad, el respeto y la dignidad para todas las personas.

«La educación en derechos humanos tiene el poder de aportar un cambio real y ayudarnos a identificar soluciones a los desafíos de hoy en día, los cuales tienen su base en los derechos humanos,» explicó Elena Ippoliti, coordinadora de Educación y Formación en Derechos Humanos en Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

«Estos jóvenes defensores suponen un ejemplo inspirador de cómo los jóvenes pueden liderar e impulsar entre sus compañeros una cultura de derechos humanos para asegurar que nadie se queda atrás.»

“Changemakers: Stories of Young Human Rights Educators” documents stories of young human rights educators from different countries and regions. ©Changemakers

“Changemakers: Stories of Young Human Rights Educators” presenta historias de educadores jóvenes en derechos humanos procedentes de diferentes países y regiones. © Changemakers

Otorgando capacidades a los jóvenes

Irfaan Mangera creció en la Sudáfrica post-apartheid, una experiencia que le hizo darse cuenta de que la lucha para acabar con la injusticia aún no ha terminado. Si bien el sistema político que dio forma institucional a la segregación racial ya no existe, su legado perdura en forma de racismo, clasismo y exclusión socio-económica, declaró él.

«La triple amenaza que se cierne sobre el futuro de la Sudáfrica actual está compuesta por el desempleo, la pobreza y la desigualdad, todo ello resultado del enorme legado del apartheid el cual excluyó a muchas personas,» aseguró Irfaan, un activista comunitario procedente del municipio de Lenasia, al sur de Johannesburgo.

Irfaan, miembro de la comunidad india sudafricana, lideró la creación de la National Youth Coalition con el fin de construir un espacio para que los jóvenes pudieran combatir el racismo y propiciar un cambio sistémico.

«La educación en derechos humanos nos ofrece un marco donde capacitar a los jóvenes para que puedan comprender sus derechos a la vez que protegerlos y promocionarlos, y de ese modo hacer realidad el objetivo de la igualdad,» afirmó.

Aiki Matsukura lucha contra la explotación sexual de los niños y niñas, un tema tabú en Japón. Aiki proporciona apoyo a supervivientes de explotación sexual a la vez que lleva a cabo labores de sensibilización a través de campañas donde usa manga y vídeos, además de charlas que da en colegios y empresas.

«Cuando se vulneran tus derechos humanos, pierdes todo el poder y fuerza que tienes en tu poder. Mi labor consiste en ayudar a los jóvenes a volver a aportar esa fuerza y valor que ya llevan dentro de sí,» indicó Aiki.

«Para mí, la educación en derechos humanos significa animarnos unos a otros, y de forma especial alentar a otra persona a creer en su propio potencial y en su valor como persona.»

Libertad de expresión

Soufiane Hennani, un activista por la igualdad y la diversidad de género procedente de Rabat, es el creador del popular podcast, dirigido a los jóvenes, Machi Rojola, en el cual se rebate la desigualdad en los roles de género, además de promover masculinidades positivas en Marruecos.

Soufiane, galardonado con el premio del programa de cambio social de la Arab Foundation for Freedom and Equality, declaró que el podcast es un espacio para la libertad de expresión, donde los invitados e invitadas pueden conversar sobre cuestiones como la diversidad, la aceptación y los derechos humanos.

«Es necesario crear un entorno donde los jóvenes puedan expresarse, ya que estos jóvenes se convertirán en los adultos del mañana. Formar parte de una red de jóvenes que trabajan en educación en derechos humanos con el fin de promocionar los derechos humanos supone una gran oportunidad y un motivo de esperanza,» afirmó.

The young educators inspire peers to take action on human rights. ©OHCHR

Los jóvenes educadores inspiran a otros compañeros a pasar a la acción en defensa de los derechos humanos. ©ACNUDH

Para Dejana Stošić, de Belgrado, el alzar la voz es también una forma de liberación.

Dejana, quién trabaja con mujeres jóvenes para luchar contra la violencia de género y la violencia sexual, creó en 2021 un hashtag en Twitter de nombre #NisamPrijavila (#IdidntReport), donde explicaba porqué no denunció un caso de violencia sexual. En solo tres días, más de 21.000 mujeres procedentes de toda Serbia usaron el hashtag para contar sus propias historias sobre la violencia a la que sobrevivieron pero que nunca llegaron a denunciar.

«Uno de los retos más difíciles en la vida es ser una chica joven y tener una opinión, ya que todo el mundo querrá acallar esa voz,» se lamentó Dejana, cofundadora del proyecto SOS Girls Corner, el cual ganó un premio With and for Girls como mejor proyecto dirigido a chicas jóvenes.

«Yo aliento a las chicas a creer en el valor que tienen y en su capacidad para hacer cualquier cosa que se propongan, así como a alzar y usar su voz para cambiar el sistema en el que vivimos, para de esa forma ser todos y todas iguales.»

Maselina Iuta, una activista por los derechos de las personas con discapacidades, recuerda vívidamente los obstáculos a los que se tuvo que enfrentar como colegiala sorda en una aldea rural de Samoa. Esa experiencia tan difícil la ayudó no obstante a encontrar su misión en la vida.

«Donde yo crecí no había escuelas con lengua de signos, por lo que no entendía lo que mi profesor decía, y me quedé rezagada. No quiero que los niños y niñas sordos del futuro tengan que pasar por lo que yo he pasado,» afirmó ella.

Maselina es miembro fundadora de la Asociación de Personas Sordas de Samoa, una organización dirigida por personas sordas y con discapacidad auditiva la cual defiende el desarrollo de oportunidades, políticas y legislación inclusivas para las personas sordas y con discapacidad auditiva en Samoa.

«Muchas personas que pertenecen a la comunidad de personas sordas no saben que ellas también tienen derecho a recibir una educación, a un empleo y a recibir respeto, por lo que mi trabajo consiste en ayudarlas a entender que tienen igualdad de derechos,» explicó Maselina, quién actualmente asiste a la universidad en Fiji.

Usando como guía la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, ella trabaja con interesados a nivel local y nacional con el fin de abordar las barreras que padecen las personas sordas.

«Muchas personas ajenas a la comunidad de personas sordas creen que porque no podamos hablar, no sabemos nada, o que no podemos sentir nada o que no tenemos sueños,» aseguró ella.

Igualdad para todas las personas

Para Allán Sánchez Osorio, activista por los derechos de los niños y jóvenes en situaciones de vulnerabilidad, el ser consciente de los derechos que tenemos conlleva el poder de prevenir los abusos de derechos humanos.

«Desgraciadamente, no hay muchas personas en todo el mundo que conozcan cuáles son sus derechos, por lo que esa falta de conocimiento puede conducir a que muchas personas sufran un gran número de violaciones de sus derechos humanos,» señaló Allán, fundador de Fundación Efecto Valores, una ONG que promociona la educación en derechos humanos para niños y niñas sin cuidado parental y quienes viven en zonas con índices elevados de violencia.

«La educación en derechos humanos puede prevenir las violaciones de derechos humanos y puede señalar también mecanismos a los que puedan recurrir las personas en caso de que sus derechos se vean vulnerados.»

Desde Kirguistán, Aizat Ruslanova pone en práctica proyectos educativos para adolescentes con el objeto de defender los derechos de las mujeres a hacer frente a la violencia de género contra las mujeres.

Aizat, directora ejecutiva de la organización juvenil regional IDEA Central Asia, aseguró que encontrar el lenguaje adecuado para hablar sobre los derechos humanos supone todo un desafío. Palabras tales como los derechos humanos, la igualdad de género o el feminismo pueden ser percibidas negativamente en Kirguistán ya que son términos nuevos, explicó, por lo que ella también usa el arte para comunicar mensajes sobre los derechos de las mujeres.

«Me siento orgullosa de ser una educadora en derechos humanos ya que podemos dar a los jóvenes una herramienta muy atractiva que pueda cambiar sus vidas y ayudar con el desarrollo de su país.»

Son los y las jóvenes los que están exigiendo medidas para atajar el cambio climático, para luchar contra el racismo, para abogar por la igualdad de género, a la vez que demandan justicia y las libertades fundamentales y derechos humanos a los que todas las personas tenemos derecho.

JEFE DE DERECHOS HUMANOS DE LAS NACIONES UNIDAS, VOLKER TÜRK