Proyecto reúne a niños y niñas víctimas de trata con sus familias
18 enero 2023
«¡Ustedes me salvaron!»
Fue con esta exclamación que el niño de 5 años Aruna Kandé se lanzó a los brazos de Khady Florence Dabo, Presidenta del Instituto de Mujeres y Niños de Guinea-Bissau y madrina a la vez del niño. Ella se reunió con él durante una visita de seguimiento a su pueblo.
Aruna había vivido de la mendicidad en las calles de Dakar desde que tenía 3 años para poder sobrevivir. Él pudo volver a su pueblo y con su familia en la zona rural de Guinea-Bissau gracias a la Oficina Regional de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en África occidental (WARO) a través del Proyecto para Proteger a Víctimas Infantiles de Violaciones de sus Derechos (PAPEV, según siglas en inglés)
El caso de Aruna no es excepcional. En países de África occidental, muchos niños y niñas son robados de sus padres a una edad muy temprana, con el fin de enviarlos a mendigar en las capitales de países vecinos, convirtiéndolos de este modo en víctimas de trata de personas. Aruna, junto con otros 23 niños y niñas, quienes mendigaban en las calles de Dakar, Senegal, pudo volver con su familia, llevando con él documentos de identificación reales además de otros objetos básicos.
Cuando los niños son devueltos a sus familias, si las condiciones lo permiten, vuelven a ser matriculados en la escuela y se intenta que vuelvan a integrarse en una vida lo más normal posible. Si esto no es posible, el PAPEV les ofrece un equipo de supervivencia, que consiste en materiales que permiten a los niños y niñas empezar a aprender un oficio para poder convertirse en profesionales y poder aportar ingresos a sus familias.
Niños que son trasladados a través de fronteras
De acuerdo con el último mapa proporcionado por el Comité Africano de Expertos sobre los Derechos y el Bienestar del Niño, entre 2015 y 2018, más de 600.000 niños y niñas en África occidental fueron víctimas de trata de personas transfronteriza. Otros estudios muestran que esta cifra se ha incrementado por varias razones que incluyen el contexto de seguridad existente en esos países, la precariedad de las condiciones de vida de los niños y niñas además de la pandemia de COVID-19, que ha agravado las ya de por sí difíciles condiciones socio-económicas que sufren.
A pesar del aumento en el número de víctimas infantiles, el número total de centros destinados a ayudarles ha seguido siendo el mismo. Actualmente existen 137 Centros de Atención Residencial para Niños y Niñas repartidos por cuatro países (Mali, Guinea, Níger y Gambia) con una media de 30 plazas por centro.
Con el objeto de atender esta carencia, la Oficina Regional de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en África occidental (WARO) creó el PAPEV. El proyecto está financiado por la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo y se ejecuta en colaboración con el Centro para las cuestiones de Género y Desarrollo de la Comunidad Económica de los Estados de África occidental (WARO, según siglas en inglés). El proyecto se desarrolla en seis países: Senegal, Mali, Níger, Guinea, Guinea-Bissau, y Gambia.
WARO presta su apoyo a países proporcionando asesoramiento legal para iniciar reformas en favor de la protección infantil. A través del PAPEV, también organiza sesiones de fomento de capacidades para directores y directoras de los centros residenciales con el fin de proporcionar una mejor atención psicosocial a las víctimas infantiles de la trata de personas, explicó Aminata Kebe, coordinadora de proyectos del PAPEV de la WARO.
«En el área del refuerzo del acceso a los servicios, el proyecto colaboró con el suministro de ropa de cama, en especial de colchones, camas, sábanas, mantas y productos de limpieza, destinados a 47 estructuras de atención y protección de niños y niñas,» señaló ella.
Con el objetivo de dar una respuesta regional a la trata de niños transfronteriza, el proyecto inició una amplia consulta con los Estados y la Comisión de la ECOWAS a través de su Centro para cuestiones de Género y Desarrollo (CCDG, según siglas en inglés). Estas consultas condujeron a la cumbre regional celebrada en Banjul de ministros a cargo de las cuestiones de género y de protección infantil a la que acudieron beneficiarios y beneficiarias del proyecto. Durante esta reunión de alto nivel, se constató que existe una necesidad de mejores servicios psicosociales para aquellos niños y niñas que llegan a los centros residenciales.
Esto derivó en la puesta en marcha de un taller sobre estas habilidades. El taller fue dirigido por el Profesor Serigne Mor Mbaye, psicólogo clínico, experto internacional y director del Centro de Orientación para Niños y Familias (CEGID).
«Los niños y niñas que nos encontramos en situación de trata de personas han sufrido un nivel de maltrato y abusos de todo tipo tales que nos vemos obligados a ayudarles a superar un episodio de estrés post-traumático, a superar trastornos de conducta o relacionales y en ocasiones a poder salir de adicciones múltiples,» indicó Mbaye. «El objetivo fundamental del trabajo que llevamos a cabo con niños y niñas supone apoyo psicológico, darles alimentos, sanar sus heridas, esta es la parte más sencilla de nuestra labor. La parte más complicada es conseguir rehabilitarles para que puedan continuar con su desarrollo de forma armoniosa y lograr su adaptación social.»
Como acto final de la formación, los y las participantes visitaron el centro de atención infantil Amic en Guinea-Bissau. Amic es una ONG nacional que promueve y defiende los derechos de los niños y niñas. Este centro recibe a niños y niñas que han sido sacados de las calles en países vecinos, y que deben volver con sus familias en otras partes del país. «La colaboración con WARO a través del PAPEV ha ayudado a mejorar la asistencia a niños y niñas vulnerables así como a víctimas de violaciones de sus derechos,» aseguró Laudolino Carlos Medina, secretario ejecutivo de AMIC y coordinador de la red de África occidental para la protección de niños y niñas en Guinea-Bissau. «De hecho, en Guinea-Bissau, no existía ningún centro de estas características, por lo que acabábamos llevando a los niñas y niñas a hoteles, lo que resultaba muy caro.
Gracias a los colaboradores, los niños y niñas reciben ahora apoyo y pueden atender cursos y talleres de formación. Por ejemplo, un taller de costura, un taller de arte, un taller de cocina, así como cursos de emprendimiento. Una vez que finalizan estos cursos, los niños y niñas reciben un kit de reintegración, y con los ingresos que obtienen con estas pequeñas actividades, consiguen financiar su proceso de reintegración junto con sus familias de una manera sostenible.»
La segunda fase del proyecto abarcará el período de 2023 a 2025 y afianzará tanto los mecanismos de prevención de la comunidad para evitar la trata de niños y niñas, así como el compromiso de los Estados para hacer efectivos los derechos de los niños y niñas.