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Georgia

Formación que ayuda a grupos a luchar por la igualdad

23 noviembre 2022

Un taller dirigido por Derechos Humanos de las Naciones Unidas ayuda a los grupos LGBTQI a reforzar su lucha por sus derechos/ACNUDH

El agradable centro comunitario se encuentra en una calle arbolada y en cuesta, en una de las muchas zonas residenciales de la capital. No hay ningún cartel en la puerta: si quiere pasar por allí, necesitará la dirección exacta.

Se ruega a los visitantes que no revelen la ubicación y que se aseguren de que no aparezcan signos identificativos en las fotografías.

"WISG lleva diez años funcionando siguiendo el principio de NO HACER DAÑO. La seguridad de los miembros de la comunidad es de suma importancia para nosotros y nosotras, por lo que no tenemos ningún logotipo en el exterior, ni bandera del arco iris, nada", señaló Elene Kaikhosroshvili, defensora del Grupo de Apoyo a las Iniciativas de las Mujeres (WISG). LGBTQI significa personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero, queer e intersexuales.

Lika Gulbani of TEMIDA, discusses the groups work. Gulbani was one of the participants in a recent human rights workshop held by UN Human Rights.  © Gela Bedianashvili/OHCHR

Lika Gulbani, de TEMIDA, habla del trabajo del grupo. Gulbani fue una de las participantes en un reciente taller sobre derechos humanos organizado por la ONU. © Gela Bedianashvili/ACNUDH

Este tipo de discreción es habitual en un país en el que las costumbres sociales relativas a la orientación sexual son todavía difíciles de cambiar y en el que la violencia contra las personas no heterosexuales y los y las activistas es relativamente frecuente y a menudo queda impune.

Un país de tradiciones

Aunque en Georgia abundan las corrientes liberales, se trata de un territorio cargado de tradiciones. La iglesia ortodoxa georgiana es fuerte y lleva en activo desde el siglo VI. El fracaso del Estado tras la caída de la Unión Soviética permitió a las iglesias llenar el vacío. Proporcionaron servicios caritativos y sanitarios muy necesarios en Georgia. La iglesia se identificó con la lucha por la independencia.

Entre los que refuerzan este tradicionalismo se encuentran los grupos ultraconservadores y de extrema derecha los cuales reciben una amplia financiación, con programas contra los gais y antigénero, lo que aminora el ritmo del cambio.

Tiflis programó su primera marcha a favor de la igualdad LGBTQI en 2012, pero se produjeron enfrentamientos callejeros y agresiones a manos de contramanifestantes religiosos. Cada vez que se ha organizado un evento similar, este ha acabado con interrupciones, violencia o incluso cancelándose. En 2021, una amplia coalición política firmó un acuerdo contra la discriminación, y parecía indicar que por fin iba a poder celebrarse un acto pacífico.

Al anuncio del acuerdo le siguieron inmediatamente llamamientos de los sectores conservadores para cancelar los actos que calificaban de "anticristianos" y "antigeorgianos". Pese al apoyo de los gobiernos occidentales y de las ONG, los organizadores se vieron obligados a abandonar sus planes después de que se saquearan las oficinas, se quemaran las banderas y se produjeran disturbios en Tiflis, los cuales se saldaron con unos 50 periodistas heridos que cubrían la violencia.

Un marco jurídico sólido

Georgia no carece de recursos jurídicos contra la discriminación. Todo lo contrario, cuenta con un marco jurídico antidiscriminatorio sólido que debería prevenir la violencia y los delitos de odio contra los miembros de la comunidad LGBTQI.

El principio de igualdad está consagrado en la Constitución, aunque no de forma explícita, pero una sentencia posterior del Tribunal Constitucional prohibió la discriminación por motivos de orientación sexual e identidad de género. El Código del Trabajo también prohíbe este tipo de discriminación, al igual que el Código Penal, y la Ley sobre radiodifusión prohíbe los programas que discriminen.

Este es el objetivo de nuestro trabajo. Intentamos cambiar el tejido de la sociedad, paso a paso.

Vladimir Shkolnikov, asesor principal de derechos humanos de la oficina de derechos humanos de la ONU en el Cáucaso Sur

A raíz de una visita a Georgia en 2018, el Experto Independiente sobre la protección contra la violencia y la discriminación por motivos de orientación sexual o identidad de género concluyó que "los factores sistémicos niegan a las personas lesbianas, gais, bisexuales y transgénero el derecho a vivir libres e iguales en Georgia", y que "deben ocultar su identidad si quieren ser reconocidos como ciudadanos respetuosos y respetuosas con las costumbres y los valores considerados como ‘buenos’".

Según el informe, "esas convicciones las alimentan y las refuerzan agentes de la iglesia, las toleran y a veces las promueven políticos, agentes gubernamentales y de las fuerzas del orden, y las reproducen los medios de comunicación y las redes sociales".

Esta realidad se vio reforzada cuatro años después con un informe de febrero de 2022 en el que el Comisario para los Derechos Humanos del Consejo de Europa afirmaba que "las personas LGBTI siguen afectadas por casos de delitos de odio y discriminación generalizada en los ámbitos de la educación, el trabajo, la atención sanitaria y los servicios sociales, y experimentan problemas graves para ejercer con seguridad su derecho de reunión pacífica y de asociación". Según el informe, esto se agravó por no exigir responsabilidades a los culpables.

"Es una situación difícil cuando incluso personas de las altas esferas del poder hacen declaraciones homófobas", indicó Vladimir Shkolnikov, Asesor Superior de Derechos Humanos de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en el Cáucaso meridional. "Pero el cambio en materia de derechos humanos no es instantáneo. Tenemos que ser persistentes y continuar nuestra misión. Las convenciones y los tratados son palabras vanas si las personas no los utilizan para actuar". "Este es el objetivo de nuestro trabajo", señaló Shkolnikov.

"Intentamos cambiar el tejido de la sociedad paso a paso".

Fortalecimiento de la sociedad civil

En respuesta a las amenazas contra las libertades, Georgia ha desarrollado una sociedad civil vibrante y parte de la labor de Derechos Humanos de las Naciones Unidas consiste en asegurar que los grupos dispongan de las herramientas necesarias para seguir avanzando en la cuestión de la antidiscriminación.

Algunas de estas herramientas incluyen el conocimiento sobre cómo obtener un resarcimiento contra la discriminación. Aunque los tribunales nacionales pueden ser útiles, poner los casos en conocimiento de los organismos internacionales de derechos humanos puede ser enormemente efectivo y servir de elemento multiplicador.

"La defensa a nivel local no siempre es eficaz", aseguró Lika Gulbani, de TEMIDA, una asociación de personas queer de Tiflis. "Una presión internacional de Naciones Unidas podría ser más efectiva".

David Javakhishvili is an international litigation lawyer with the Georgian Young Lawyer’s Association. © Gela Bedianashvili/OHCHR

David Javakhishvili es un abogado de litigios internacionales de la Asociación de Jóvenes Abogados de Georgia. © Gela Bedianashvili/ACNUDH

Elene Kaikhosroshvili is an advocate for the Women’s Initiatives Supporting Group (WISG). © Gela Bedianashvili/OHCHR

Elene Kaikhosroshvili es una defensora del Grupo de Apoyo a las Iniciativas de las Mujeres (WISG). © Gela Bedianashvili/ACNUDH

Lika Gulbani of TEMIDA, an LGBTQI association based in Tiblisi, Georgia, attended the workshop. © Gela Bedianashvili/OHCHR

Lika Gulbani, de TEMIDA, una asociación LGBTQI con sede en Tiblisi (Georgia), asistió al taller. © Gela Bedianashvili/ACNUDH

Otros grupos comunitarios están de acuerdo.

"Derechos Humanos de las Naciones Unidas desempeña un papel muy importante para nosotros y nosotras", declaró Kaikhosroshvili, de WISG. "No tenemos un gran movimiento de base, con lo cual no se ejerce una presión intensa desde el terreno. Por eso, la presión exterior es tan importante para nosotros y nosotras".

Ejercer presión a través de mecanismos y organismos internacionales fue un tema importante que se trató durante el taller reciente de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo para fomentar la capacidad de las organizaciones no gubernamentales (ONG).

"Hemos aprendido habilidades tan importantes como la preparación de informes paralelos para los mecanismos de las Naciones Unidas y la difusión de conocimientos", explicó Gulbani, participante del taller. "No veremos los resultados en un día o dos al tratarse de un esfuerzo a largo plazo, pero tenemos esperanza".

David Javakhishvili, abogado especialista en litigios internacionales de la Asociación de Jóvenes Abogados de Georgia (GYLA), afirmó que aprender a utilizar las convenciones para luchar contra la discriminación fue un descubrimiento.

"Aprendimos a emplear los procedimientos especiales de los órganos de las Naciones Unidas creados en virtud de tratados para defender los derechos humanos, y a utilizar un caso para hacer avanzar otro", explicó. "También aprendimos a usar las convenciones internacionales para promover los derechos humanos: sabemos que hay convenciones, pero también necesitamos saber cómo utilizarlas".

No se producen cambios de la noche a la mañana

La mayoría de los que trabajan por los derechos humanos en Georgia coinciden: el cambio no se producirá de la noche a la mañana.

Pero al mismo tiempo comparten una visión: la de la esperanza y la de saber que las cosas mejorarán.

"Hace poco hicimos una encuesta y descubrimos que muchos estereotipos en torno al género habían cambiado en cinco años", afirmó Kaikhosroshvili. "El cambio fue particularmente palpable en las jóvenes urbanitas, y la actitud hacia la comunidad transgénero parece ser la que más ha cambiado".

Georgia está elaborando una estrategia y un plan de acción de derechos humanos con la que defensores y defensoras de los derechos humanos esperan que se atenúe parte de la discriminación social e impunidad existentes y que se refuerce la aplicación de las leyes vigentes.