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COVID-19

Formación para ayudar a los expertos a tratar los aumentos en la violencia de género

29 abril 2020

Uno de los efectos de las medidas de emergencia adoptadas a raíz de la pandemia de la COVID-19 ha sido el resurgimiento de un antiguo problema agravado por las medidas de distanciamiento físico y confinamiento. Se trata de la violencia doméstica.

Desde el comienzo de la pandemia, países de todo el mundo han experimentado aumentos en las denuncias de casos de violencia doméstica.

Del mismo modo, la Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre la violencia contra la mujer Dubravka Šimonovic ya había advertido al comienzo de las medidas de confinamiento que éstas podrían empeorar la situación de vulnerabilidad de muchas mujeres. “Para muchas mujeres […] el hogar puede suponer un lugar de miedo y abusos. Esta situación empeora considerablemente en casos de aislamiento,” explicó.

La Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas Michelle Bachelet advirtió que este efecto no previsto del confinamiento tendrá graves consecuencias.

“El impacto de las medidas de confinamiento por la COVID-19 sobre las mujeres quizás no sea inmediatamente visible, pero podría afectar a la causa de la igualdad de género en los próximos años,” afirmó en una declaración reciente.

América del Sur no se ha librado del aumento en las denuncias por violencia de género a raíz de la cuarentena. Sólo en esta región, hubo un promedio de doce mujeres diarias asesinadas por violencia de género y una de cada tres mujeres fue víctima de violencia doméstica o sexual. Los informes procedentes de toda esta región muestran un aumento en casos de violencia de género desde que empezaron a aplicarse las medidas de cuarentena. En Brasil, la Defensoría Pública de los Derechos de las Mujeres de Río de Janeiro informó que el número de casos había aumentado en un 50 por ciento. En la provincia de Buenos Aires, Argentina, se ha producido un aumento del 60 por ciento en las llamadas a la línea de asistencia telefónica por violencia de género. En Chile, las denuncias telefónicas por violencia doméstica se incrementaron en un 70 por ciento. Desde 2018, la Oficina Regional de Derechos Humanos de las Naciones Unidas para América del Sur ha organizado talleres, donde se forma a jueces sobre la función del poder judicial a la hora de abordar estereotipos negativos de género. Apoyándose en la labor realizada previamente sobre violencia de género, esta formación ha contribuido a ofrecer un enfoque basado en los derechos humanos a los encargados de impartir justicia en esta cuestión.

“Es fundamental dar apoyo a las mujeres víctimas de la violencia, en especial en situaciones de crisis como la que estamos viviendo actualmente, para garantizar igualdad y justicia. No obstante, los estereotipos de género suponen un barrera habitual y perjudicial para la justicia, en especial para las mujeres que son víctimas y supervivientes de la violencia,” afirmó Rocío García Sevillano, oficial de derechos humanos.

Desde entonces, más de 150 jueces procedentes de Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay han participado en los talleres y han usado este material para una mejor gestión de los casos de violencia de género.

Juan José Martínez, asesor de la Corte Suprema de Paraguay y participante en uno de los talleres, declaró, “los estereotipos de género se ponen de manifiesto cuando se considera que las mujeres son inferiores a los hombres, lo que permite a los hombres abusar de ellas sin que exista una condena por esta situación.”

Los talleres contribuyeron a la creación de guías para la judicatura y los fiscales sobre estereotipos de género y normas internacionales sobre los derechos de las mujeres, las cuales fueron publicadas en marzo de 2020 en Uruguay. Estas guías aspiran a convertirse en el instrumento para formar a funcionarios judiciales de todo el país acerca de las normas internaciones para los derechos de las mujeres. También sirven como recomendaciones para los funcionarios del sistema judicial para que lleven a cabo su labor analizando cada situación desde una perspectiva de género.

“El poder judicial desempeña un papel vital a la hora de promover la igualdad y la justicia en la sociedad, lo que viene a ser la base de los derechos humanos para todos,” explicó García Sevillano.

La formación como la que se viene desarrollando en lugares como América del Sur forma parte de las recomendaciones elaboradas por el Secretario General de las Naciones Unidas* Antonio Guterres, para combatir el aumento de los casos de violencia doméstica. Estas incluyen intensificar las campañas de sensibilización, además de crear mejores servicios en línea y organizaciones en la sociedad civil.

La Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha publicado la guía por la COVID-19 sobre los derechos de las mujeres y niñas la cual incluye recomendaciones dirigidas a los responsables políticos. 

Guterres instó a todos los gobiernos a incluir la prevención y reparación de la violencia contra las mujeres como parte fundamental de sus planes nacionales de respuesta ante la COVID-19, y describió diferentes iniciativas que pueden adoptarse para mejorar la situación.

“Juntos”, concluyó el Secretario General de las Naciones Unidas, “podemos y debemos prevenir la violencia en todas partes, desde las zonas de guerra hasta los hogares de las personas, conforme trabajamos para derrotar a la COVID-19”.

29 de abril de 2020