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COVID-19

A pesar de la COVID-19, el Consejo de Derechos Humanos continúa con su trabajo de modo virtual

01 abril 2020

La pandemia actual de la COVID-19 ha conducido a la comunidad mundial a cruzar terrenos inexplorados. Los confinamientos en todo el mundo y las medidas de distanciamiento social para mitigar la propagación de esta pandemia letal nos han obligado a adaptarnos a nuevas rutinas y estilos de vida, y a usar tecnologías para reuniones virtuales, para muchos por primera vez.

En la actualidad, prácticamente todos los órganos de las Naciones Unidas han pospuesto o cancelado sus reuniones recurriendo a medios alternativos para desempeñar sus tareas. Desde la suspensión de su 43ª sesión el 13 de marzo, y tras el aumento del conjunto de medidas de precaución y restricciones estrictas impuesto por las autoridades suizas, el Consejo de Derechos Humanos, y el personal de la secretaría de la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas han seguido con su actividad usando diversas plataformas de teleconferencia virtual (VTC, según sus siglas en inglés). 

“La labor de protección de los derechos humanos que realiza las Naciones Unidas debe seguir su curso, en gran medida debido a que las cuestiones sobre derechos humanos en todo el mundo siguen estando vigentes. Puede que las circunstancias sean extraordinarias, pero nos esforzamos por desarrollar nuestro trabajo como hasta ahora y de la mejor manera posible, teniendo en cuenta este escenario sin precedentes”, recalcó Elisabeth Tichy-Fisslberger de Austria, Presidenta del Consejo de Derechos Humanos para 2020. “La pandemia global de coronavirus nos ha brindado una oportunidad para ser más creativos y perfeccionar nuestro conocimiento sobre el trabajo en equipo virtual”, añadió.

La Mesa del órgano de derechos humanos formado por 47 miembros puso a prueba estos conocimientos cuando celebró hoy su primera reunión formal a través de VTC. La Embajadora Tichy-Fisslberger y sus cuatro Vice-Presidentes llevaron a cabo una reunión virtual con el objeto de debatir una serie de cuestiones incluidas en su apretada agenda. Entre otras cuestiones, se debatieron métodos de trabajo alternativos a la tecnología de reuniones virtuales, las mejores soluciones para que el Consejo pueda abordar las implicaciones para los derechos humanos que conlleva esta crisis actual, los posibles escenarios para reanudar el trabajo ordinario del Consejo una vez que las circunstancias se hayan normalizado, así como vías para mantener el contacto con todos los participantes, incluyendo la sociedad civil.

“Aprovechamos todas las oportunidades para llevar a cabo nuestro trabajo, afirmó la Embajadora Tichy-Fisslberger. “Estamos siguiendo de cerca lo que sucede en el mundo real y explorando vías para hacer llegar nuestros mensajes de cualquier forma imaginable a los que más los necesitan. No es necesario que sea en una sala de conferencias, ni siquiera en persona. Se puede realizar de forma virtual”, añadió.

Siguiendo el modelo de colaboración en línea, durante los últimos días los expertos independientes del Consejo han lanzado varios llamamientos urgentes a los países para garantizar que sus medidas contra la COVID-19 estén firmemente vinculadas a los derechos humanos. Estos llamamientos incluyen la salvaguarda del derecho a la salud, a una vivienda adecuada, a agua limpia, y de los derechos a la privacidad y libertad de expresión en línea.  

Conectar a personas de toda condición ha sido una de las misiones del Consejo desde que se creara hace ahora 14 años. Tal como declaró la semana pasada el Relator Especial sobre racismo y discriminación racial: “Las crisis como la pandemia de coronavirus nos recuerdan que estamos todos conectados y que dependemos unos de otros para nuestro bienestar”. Desde que se celebrara su primera reunión en junio de 2006, el Consejo ofrece un espacio ideal donde los países y representantes de la sociedad civil pueden interactuar e intercambiar opiniones sobre una amplia gama de cuestiones sobre derechos humanos, incluyendo asuntos que otras organizaciones no pueden o incluso se niegan a debatir. En las circunstancias actuales, este trabajo se realiza de forma virtual.   

“Los tiempos actuales nos exigen profundizar aún más si cabe en nuestra labor por los derechos humanos. Hemos de analizar las consecuencias que esta pandemia y la situación resultante pueden tener para casi todos los derechos enunciados en la Declaración Universal”, agregó la Presidenta del Consejo. 

El concepto de participación a distancia no es completamente nuevo para el Consejo. Éste incorpora a menudo mensajes en vídeo de participantes que no pueden asistir a las reuniones en Ginebra, y sus comisiones de investigación que no pueden acceder a los países en cuestión han de realizar habitualmente sus entrevistas con víctimas de violaciones de derechos humanos y testigos usando Skype y otras plataformas en línea.

“Algo que este virus nos ha enseñado es que la crisis actual nos une a todos; no hay espacio para divisiones ideológicas o políticas. Compartimos una preocupación común por las vidas humanas y las consecuencias de esta crisis en todo el mundo, pero en especial para los grupos de población más vulnerables”, afirmó la Presidenta del Consejo. Añadió: “La crisis demuestra también que cuando trabajamos de forma colectiva con una determinación clara, podemos avanzar mucho más en nuestra agenda común para promover y proteger los derechos humanos en todo el mundo, independientemente de la situación o de si estamos físicamente o virtualmente juntos”.

1 de abril de 2020

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