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La comunidad musulmana prospera en Moldova

08 julio 2016

Hombres y mujeres se congregan en el interior del local para la oración del viernes, en la mezquita situada en las afueras de Chisinau (Moldova).

La mezquita está instalada en un edificio sencillo y espacioso, que ha llegado a ser algo más que un lugar de oración. Es también un santuario, donde los musulmanes de todas las edades pueden reunirse para jugar pimpón, celebrar cumpleaños y discutir de los problemas cotidianos de la comunidad.

Antes de 2011, los musulmanes de Moldova encontraban dificultades para reunirse en público con el fin de orar juntos.

Cuando lo hacían, tropezaban con la oposición de la policía. El derecho de orar en público no se les concedía a las organizaciones religiosas que no estaban registradas oficialmente. 

En 2007, el Parlamento de Moldova aprobó una ley sobre la libertad de pensamiento y de conciencia que era más progresista que las anteriores. La nueva legislación establecía la libertad de practicar cualquier modalidad confesional, lo que permitía que cualquier persona crease una denominación religiosa sin interferencia del gobierno. 

Actualmente hay más de 2.600 comunidades religiosas registradas en el país. En 2011, la Liga Islámica de Moldova se convirtió en la única organización musulmana inscrita en el registro oficial y hoy en día cuenta con unos 800 miembros.

El presidente de la Liga Islámica, Sergui Sochirca, dijo que el proceso de inscripción duró varios años y que tropezó con la intensa oposición de miembros de la Iglesia Ortodoxa y de varios grupos cristianos. Los manifestantes llenaron las calles de Moldova para oponerse a la inscripción de la Liga Islámica y a la ley.

Ese fue el momento en que el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la libertad de religión o de creencias, el Sr. Heiner Bielefeldt, viajó a Moldova para reunirse con dirigentes eclesiásticos, organizaciones de la sociedad civil y funcionarios gubernamentales, a fin de discutir la ley, escuchar sus testimonios y formular recomendaciones.

El coordinador de la Oficina del ACNUDH en Moldova, el Sr. Veaceslav Balan, declaró que en esa época los fieles de la Iglesia Ortodoxa se sentían amenazados por la nueva ley, en particular por el reconocimiento de la Liga Islámica. Según Balan, creían que la ley limitaba el ámbito y la autoridad moral de la Iglesia Ortodoxa en el país. “La inscripción en el registro de la Liga Islámica fue uno de los mayores logros del Relator Especial”, señaló. Pero fue preciso algo más que la visita del Sr. Bielefeldt para que la inscripción fuese autorizada. El Ministro de Justicia, el Sr. Alexandru Tonase, incorporó la iniciativa a su calendario de trabajo y logró finalmente la inscripción de la Liga Islámica.

Según el Sr. Sochirca, la visita del Relator Especial fue importante porque no sólo logró congregar a todos los interesados en torno a la mesa de negociaciones para escuchar sus aspiraciones y debatir acerca de la reforma, sino que además visitó a las comunidades y apaciguó a los que manifestaban en la calle.

En la actualidad, el ACNUDH prosigue su labor en Moldova, con el fin de promover la libertad religiosa, mediante el seguimiento de las recomendaciones formuladas en 2011 por el Sr. Bielefeldt y el apoyo permanente a las minorías confesionales que afrontan problemas de discriminación. El Sr. Balan afirma que la islamofobia es el mayor problema al que se enfrentan hoy los musulmanes en el país.    

La Sra. Natalia Tcacenco, que lleva un pañuelo islámico gris y rosa pálido, afirma que si bien nunca fue objeto de discriminación, sí se daba cuenta de que la gente la miraba de un modo raro cuando salía cubierta con su hijab algunos años atrás, antes de que la población se acostumbrase a ver a los musulmanes en Chisinau. La Sra. Tcacenco es la presidenta de la Liga de Mujeres Islámicas de la República de Moldova, una organización que trabaja en la promoción de los derechos de las mujeres islámicas y aborda los problemas específicos que afrontan las mujeres de su religión en la sociedad musulmana y en el país.

Pero, desde la inscripción oficial de la Liga Islámica, la Sra. Tcacenco ha experimentado una sensación de libertad y aceptación. Incluso en su documento de identidad nacional figura una foto en la que lleva el pañuelo islámico. Antes de que la inscripción se hiciera realidad, ella nunca hubiera podido expresarse de esa manera.

“Ahora me siento más libre, porque me siento más protegida”, declaró.

La inscripción oficial de la Liga Islámica de Moldova es uno de los mayores logros del Consejo de Derechos Humanos en los últimos diez años. En 2016, el Consejo celebra su décimo aniversario.

8 de julio de 2016