Una operación importante de las fuerzas de seguridad israelíes (FSI) en la Ribera Occidental ocupada amenaza con agravar seriamente la situación ya catastrófica en el Territorio Palestino Ocupado.
Las operaciones llevadas a cabo hoy por Israel en Yenín, Tubas y Tulkarm, y la muerte de al menos nueve palestinos, dos de ellos al parecer niños, elevan a 637 el número total de muertos en la Ribera Occidental desde el 7 de octubre. Esta cifra representa la proporción más elevada de víctimas mortales en un periodo de ocho meses desde que Naciones Unidas comenzara a registrar víctimas civiles en la Ribera Occidental hace dos décadas.
Muchos niños han muerto al arrojar piedras a FSI muy protegidas, al igual que otros palestinos que no suponían una amenaza inminente para sus vidas o lesiones graves. Este uso innecesario o desproporcionado de la fuerza y el aumento de aparentes asesinatos selectivos y otros asesinatos sumarios resultan alarmantes.
Miles de palestinos y palestinas han sido detenidos y torturados arbitrariamente, sometidos a la violencia implacable de los colonos, a graves restricciones a la circulación y expresión, a la destrucción o confiscación de sus viviendas y propiedades y a desplazamientos forzosos.
Israel, como potencia ocupante, debe cumplir sus obligaciones en virtud del derecho internacional. El uso de ataques aéreos y otras armas y tácticas militares por parte de las fuerzas de seguridad israelíes viola las normas de derechos humanos y las normas aplicables a las operaciones de mantenimiento del orden. Los presuntos asesinatos ilícitos deben investigarse de forma exhaustiva e independiente y los responsables deben rendir cuentas.
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