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MENSAJE DEL ALTO COMISIONADO EN FUNCIONES DE LOS DERECHOS HUMANOS, BERTRAND RAMCHARAN

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21 marzo 2004

EN RELACION CON EL DIA INTERNACIONAL PARA LA ELIMINACION DE LA DISCRIMINACION RACIAL, 21 DE MARZO DE 2004


Hace justo 44 anos, la masacre de Sharpeville marcó el principio del fin del apartheid en Sudáfrica. El odioso sistema de segregación racial se encontraba moribundo desde hacia bastante tiempo, pero el mundo se regocijó cuando Sudáfrica volvió a nacer como una nación libre, hace ahora exactamente 10 anos. Esa histórica transformación sigue siendo un hito en la lucha contra la parcialidad y la intolerancia, simbolizadas en las matanzas de Sharpeville y que hoy conmemoramos como el Día Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial. Sin embargo, este logro es muy singular, por cuanto, si bien se han realizado progresos en todo el mundo, seguimos asistiendo a una situación de un racismo y una xenofobia extendidos.

No hay mejor recordatorio de esta realidad que otro triste aniversario que conmemoramos este año: el genocidio de 1994 que diezmó Rwanda cuando los Sudafricanos estaban haciendo realidad su sueño de liberación. Hoy, sigue muriendo gente en demasiados sitios del mundo debido a su raza u origen étnico. La violencia por motivos de raza conlleva ejecuciones extrajudiciales, violaciones, desplazamientos, y otro tipo de vulneraciones de derechos humanos. No podemos consentir esta situación. Todos los Estados están obligados a proteger a sus ciudadanos contra esos males. La comunidad internacional está obligada a velar por que el escudo que representa el derecho humanitario y las normas de derechos humanos protejan a todas las personas sin distinción, aun incluso en las desesperadas condiciones de conflicto armado.

Me siento profundamente preocupado por formas más sutiles de discriminación racial y xenofobia. Se está estigmatizando y condenando a refugiados, solicitantes de asilo, trabajadores emigrantes, inmigrantes indocumentados y otras personas a las que se califica de “no-ciudadanos”, por buscar una vida mejor. Se les convierte en cabeza de turco de todo tipo de males sociales, se ven expuestos al hostigamiento y al abuso por determinados partidos políticos, medios de comunicación y de la sociedad en general.

Las normas internacionales de derechos humanos descansan en la premisa de que todas las personas, simplemente por ser seres humanos, tienes derechos fundamentales. Esto significa que todos lo ciudadanos y “no-ciudadanos” tienen una dignidad igual. Celebro la entrada en vigor de la Convención Internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares y espero que la labor del Comité creado por la Convención sirva para aliviar la aflicción de las victimas de la discriminación racial y de la xenofobia. También celebro la importante labor del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial para mejorar la situación de los “no-ciudadanos”.

Eliminar la discriminación racial sigue siendo uno de los retos más difíciles de nuestra época. Para ello es preciso tanto la determinación de las personas como la voluntad política de toda la comunidad a fin de modificar las pautas perniciosas de la discriminación racial. Así pues, trabajemos todos juntos, en el plano internacional, nacional y local para eliminar el racismo del mundo.
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