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Declaraciones y discursos Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Conferencia del Alto Comisionado en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas

07 junio 2024

Pronunciado por

Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

En

Conferencia de la Universidad Nacional de Laos en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas

Lugar

República Democrática Popular Lao

Señor Decano,

Director General,

Estimados colegas y amigos:

Sabaidee,

En mi condición de primer Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos que visita la República Democrática Popular Lao, -y también como antiguo estudiante de Derecho- me siento especialmente satisfecho de acompañarlos en este acto en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas.

Agradezco a la Universidad esta oportunidad de dirigirme a ustedes y espero con sumo interés el debate que sostendremos.

En la época en que estuve destacado en esta región de Asia del Sureste, hace 20 años, visité varias veces la RDP Lao y recuerdo a este país con mucho cariño. Valoro positivamente las profundas raíces del patrimonio cultural y la espiritualidad del pueblo laosiano, así como la gran diversidad de las minorías y los pueblos indígenas que componen su población. El pueblo de Laos ha mostrado gran resiliencia tras sobrevivir a un siglo de colonialismo y conflicto. Conozco muy bien el terrible legado de la guerra y sus repercusiones sobre la población, incluso el sufrimiento permanente que causan las minas y los proyectiles sin explotar abandonados en esa época. Las Naciones Unidas apoyan al pueblo laosiano en la consecución del ODS 18, que incluye la eliminación de esta lacra.   

En la actualidad, el pueblo de Laos debe afrontar otra ola de cambios históricos y la forma en que se enfrente a este reto definirá gran parte de su futuro. El calentamiento mundial, la pérdida de la biodiversidad y el deterioro de los ecosistemas ejercen graves repercusiones sobre la capacidad del pueblo para disfrutar de sus derechos humanos, comprendido el derecho a la vida, y para alcanzar el desarrollo sostenible. Nos enfrentamos a un panorama mundial en el que aumentan los niveles de pobreza, las desigualdades de ingresos impulsan la inseguridad y más de la mitad de los países más pobres afrontan graves dificultades para pagar sus deudas.

La RDP Lao se enfrenta también a los efectos de la crisis de Myanmar y sus repercusiones transfronterizas, especialmente en lo tocante a la delincuencia transnacional organizada y el tráfico de seres humanos.

Los derechos humanos pueden servir de brújula y orientación a la RDP Lao para superar estos desafíos y otros por venir.

A medida que Laos traza su ruta de desarrollo, el crecimiento económico por sí solo no bastará para corregir las desigualdades estructurales o garantizar el cumplimiento de los derechos humanos. Se necesita un cambio de orientación para afincar la política económica en los derechos humanos, proteger el medio ambiente y hacer realidad la igualdad, la no discriminación y los derechos económicos, sociales y culturales.

Mediante la ratificación de varios tratados de derechos humanos, la RDP Lao dispone ahora de una hoja de ruta para orientar ese proceso. En los últimos años, el gobierno ha aumentado su colaboración con los mecanismos de derechos humanos de las Naciones Unidas, tales como el Comité de derechos económicos, sociales y culturales, el Comité para la eliminación de la discriminación contra la mujer, el Comité sobre los derechos de las personas con discapacidad y, en fecha más reciente, el Comité de los derechos del niño.

También sé que el gobierno trabaja en la puesta a punto de otros informes, tales como los dirigidos al Comité contra la tortura y al Comité sobre la eliminación de la discriminación racial. Asimismo, se prepara para afrontar el cuarto ciclo del Examen Periódico Universal del Consejo de Derechos Humanos, en mayo de 2025.

Cuando los Estados participan de buena fe en estos procesos, abren una oportunidad para la indagación nacional, la reflexión y el descubrimiento. Arrojan luz sobre aspectos que, de otra manera, quedarían en la sombra. Sobre lo que funciona y lo que no. Dónde están las lagunas. Quién se queda al margen. Cuáles son las soluciones que propician los cambios.

Aplaudo el aumento de participación de la sociedad civil y otros interesados de la RDP Lao en estos procesos, comprendido el examen realizado este año por el Comité de las Naciones Unidas sobre la eliminación de la discriminación contra las mujeres.

El año pasado, cuando celebramos el 75º aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH), recordamos a esas personas cuyos esfuerzos fueron decisivos para elaborar y aprobar este documento, incluso a las oriundas de esta región. Quizá ustedes no sepan que la redacción del primer artículo de la DUDH se lo debemos a una feminista india que fue una de las promotoras de la independencia de ese país. Fue Hansa Mehta quien insistió en que el artículo inicial se refiriera al hecho que de que “todos los seres humanos” nacen libres e iguales, y no “todos los hombres”, como rezaba inicialmente.

Los derechos humanos nos pertenecen a todos, dondequiera que estemos. Son nuestro patrimonio común, extraído de nuestros más profundos valores, encarnados en múltiples culturas y tradiciones, que abarcan la tradición budista, el cristianismo, el islam, la fe bahaí y otras religiones, pero también la sabiduría de los pueblos indígenas. Los derechos humanos reflejan nuestras necesidades y aspiraciones compartidas y universales: ser respetados y tratados en plano de igualdad, vivir con dignidad y vivir libres del miedo, en condiciones de paz.

La DUDH se elaboró en el contexto de la lucha por la autodeterminación y sus principios inspiraron a muchas de las personas que combatían la esclavitud, el colonialismo y el apartheid. Cuando yo era un joven estudiante de Derecho en Austria, leí la DUDH y hallé que era fuente de profunda inspiración -y les recomiendo que la lean, artículo por artículo-. Todavía guardo la copia ajada que leí por primera vez. Ojalá ese documento excepcional inspire también a jóvenes como ustedes, y que esos valores universales sigan prosperando.

En la actualidad, cuando miramos a un mundo que se enfrenta a tantos retos graves e interconexos, -la multiplicación de conflictos, la inseguridad y las desigualdades, las profundas tensiones geopolíticas y, sobre todo, la catástrofe climática- debemos adherirnos al potencial de los derechos humanos como el instrumento que nos aportará soluciones, la llave del futuro.

El aprovechamiento de los derechos humanos en todos los planos -internacional, regional, nacional y local- nos aporta nuevas ideas inspiradoras y nos permite forjar nuevas alianzas. Algunas veces, los debates acerca de los derechos humanos pueden resultar incómodos, pero son absolutamente necesarios para que las sociedades puedan evolucionar y prosperar.

Todavía es preciso hacer mucho más para garantizar la participación de todos y cada uno de los miembros de la sociedad, en toda su diversidad y en todos los ámbitos de la vida pública. Y para proteger a quienes expresan sus ideas sobre asuntos de interés colectivo.

Las libertades de opinión, expresión y reunión pacífica están consagradas en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, del que la RDP Lao es parte signataria. Esas libertades reflejan una necesidad esencial del ser humano de actuar sobre el conjunto social y de orientar su curso. En la creciente complejidad del mundo actual, esos derechos adquieren más importancia que nunca, como pilares de sociedades dinámicas y orientadas al futuro.

La participación en la vida pública de personas de todos los horizontes, todas las identidades y todos los géneros es un rasgo absolutamente esencial de la socidad contemporánea. Las diferencias de opinión, los nuevos enfoques -como ocurre en las universidades- nos permiten adoptar nuevas estrategias y son elementos fundamentales para forjar sociedades resilientes. Todos nos beneficiamos mutuamente cuando aprendemos del prójimo y sostenemos debates fructíferos.

Sin un espacio cívico dinámico, los países corren un riesgo serio de decadencia. La corrupción permanece oculta, carcomiendo la sociedad. Las políticas orientadas a abordar los problemas medioambientales, los objetivos de desarrollo, -en realidad, cualquier dimensión de la vida social- se debilita. No son capaces de reflejar la auténtica complejidad de lo que es preciso abordar. Y tampoco son capaces de tener en cuenta sus posibles repercusiones sobre los más vulnerables.

La participación real es uno de los principios fundamentales de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible. La visión del desarrollo sostenible que encierra la Agenda 2030 está sólidamente basada en los principios internacionales de derechos humanos, coloca a la igualdad y la no discriminación en el eje de su actuación, y abarca los derechos civiles, políticos y culturales, junto con los económicos y sociales, así como el derecho al desarrollo. Los derechos humanos y el desarrollo sostenible no marchan por separado, sino que actúan de consuno.

La RPD Lao ha logrado progresos considerables en la lucha contra la pobreza en el último decenio. A medida que ustedes avanzan en esta vía, es importante que el desarrollo llegue a ser realmente inclusivo, que genere nuevas oportunidades para los jóvenes y las mujeres. Después de todo, más de la mitad de la población del país tiene menos de 25 años. Y me complace ver que más de la mitad de los estudiantes de este centro son mujeres.

Será importante consultar los criterios de otros grupos marginados, como las minorías étnicas, las comunidades rurales y las personas con discapacidad. La consigna de “que nadie quede rezagado”, que es el lema de los ODS, debe cobrar vida a través de políticas, leyes y programas que satisfagan las necesidades y los derechos de todas y cada una de las personas, sin discriminación.

La crisis económica y financiera mundial agrava aún más los niveles insostenibles de deuda acumulada por el Estado, debido en gran parte a las inversiones en gran escala en proyectos de infraestructura, lo que ha reducido el margen fiscal del que disponían el gobierno. Ha habido una importante reducción del gasto público en servicios sociales, incluida la infraestructura social, los programas de protección social, salud y educación, así como una fuerte depreciación de la moneda nacional, el lao kip.

Estos sucesos han repercutido negativamente en el disfrute de los derechos económicos, sociales y culturales de la población de Laos, en particular, de las comunidades rurales, las minorías étnicas, las mujeres y los niños. Estas políticas suelen traducirse en la reducción de inversiones destinadas a los programas de salud pública y educación, con la posibilidad de que se agrave la vulnerabilidad ya existente. También pueden redundar en un aumento del abandono escolar en primaria y secundaria, los índices de trabajo infantil, los matrimonios precoces y los embarazos de adolescentes.

Nuestro modelo de economía basada en los derechos humanos sitúa a todas las personas en el centro de las decisiones políticas y económicas, comprendidas las estrategias de desarrollo. Parte de esta estrategia consiste en dotar a las economías de los instrumentos necesarios para abordar eficazmente las desigualdades y la pobreza, y para propiciar, en términos generales, la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

La economía basada en los derechos humanos promueve toda una gama de herramientas prácticas, entre otras el uso de datos desglosados, para ilustrar la discriminación y poner el foco en los onerosos niveles de deuda que limitan el margen fiscal en tantos países de bajos ingresos. El pago de los intereses de la deuda no debería interferir con los compromisos de derechos humanos contraídos por los Estados relativos a aplicar el máximo de recursos disponibles a la realización del derecho a la salud, la educación y otros derechos económicos, sociales y culturales.

Cuando se examinan las opciones de desarrollo abiertas a este país, es evidente hasta qué punto Laos depende de sus recursos naturales. No debemos obviar los importantes costos humanos y medioambientales que implica esta dependencia de la extracción de recursos y los proyectos de infraestructura en gran escala. Estas actividades han causado el deterioro de las tierras y la pérdida de la biodiversidad, y están dañando los ecosistemas y aumentando la vulnerabilidad al cambio climático. El costo que esta situación entraña para el país es la razón por la que la protección del medio ambiente ha llegado a ser una prioridad nacional.

El costo que soportan las comunidades -y el país en general- pone de relieve por qué la protección medioambiental merece ser tratada como una prioridad nacional. Exhorto al gobierno a que adopte todas las medidas necesarias, en el plano nacional y regional, para proteger, promover y hacer realidad el derecho a un medio ambiente saludable, junto con el derecho al desarrollo.

Al decir esto pienso en el gran río Mekong, por el que he tenido el privilegio de navegar en numerosas ocasiones. Este poderoso curso de agua es un recurso muy valioso para Laos y para el conjunto de la región. Es un elemento que vertebra los derechos humanos a la alimentación, el agua y los medios de subsistencia de millones de personas en varios países. Este río debe gestionarse de manera que se preserven estos derechos y las poblaciones que dependen de este recurso.

El proceso actual orientado a elaborar una declaración de ASEAN sobre el derecho a un medio ambiente limpio, saludable y sostenible es una iniciativa oportuna e importante. La RPD Lao, en su condición de presidente de ASEAN y de la Comisión Intergubernamental de esta organización para los derechos humanos (AICHR), puede desempeñar una función decisiva para impulsar esta iniciativa y para garantizar que la declaración se fundamentará en la normativa internacional de derechos humanos y que en ella se reconocerá la indispensable función de los pueblos indígenas y los defensores de los derechos humanos relativos al medio ambiente.

Como ya señalé, he agradecido la participación del Viceministro de Asuntos Exteriores de Laos en la mesa redonda sobre el cambio climático que celebramos en diciembre pasado, en el marco del evento de alto nivel de la Iniciativa Derechos Humanos 75. Es fundamental que las opiniones de los países menos responsables de la emergencia climática pero más afectados por ella se expresen en el centro mismo de cualquier debate sobre el fomento de políticas eficaces.

Sabemos que cada país debe tomar medidas urgentes para hacer realidad el derecho a un medioambiente saludable y que los Estados que tienen la mayor responsabilidad por la crisis climática, la contaminación y la pérdida de biodiversidad deben cumplir sus compromisos en lo tocante a la financiación de las medidas climáticas de adaptación, así como por los daños y las pérdidas causadas.

En la RDP Lao, y a lo largo y ancho de la región que abarca la ASEAN, el disfrute de todos los derechos humanos, comprendidos los derechos a la información, la participación y el acceso a la justicia, es de gran importancia para la protección del medio ambiente. Por consiguiente, es esencial que toda la sociedad civil pueda participar de manera significativa en el proceso de elaboración de la declaración de la ASEAN.

Y a medida que la ASEAN inicia esta decisiva elaboración de su declaración Visión 2045, es fundamental que incorpore al proceso las perspectivas de toda una gama de entidades de la sociedad civil, así como las consideraciones relativas a los derechos humanos.

Estimados amigos:

Albergo la firme convicción -y lo compruebo cada día en nuestro trabajo- de que los derechos humanos constituyen un catalizador que nos permite avanzar hacia un mundo más justo, más pacífico y más sostenible.

Los derechos humanos deben permanecer en el centro de los debates que celebrarán los Estados sobre el Pacto del Futuro, que deberá adoptarse a finales de este año en las Naciones Unidas. Este pacto constituye una oportunidad única para garantizar un sistema mundial de gobernanza apto para afrontar los retos del porvenir.

Ese futuro debe amoldarse a las ideas y experiencias de los jóvenes como ustedes. Son sus aspiraciones y sus opiniones las que deben influir en la formulación de las políticas que tanto necesitamos en todas las esferas, lo mismo en el plano nacional que en el regional y el internacional.

Agradezco al gobierno de la RDP Lao que me haya invitado a realizar esta visita. Y agradezco a la universidad y a los miembros de esta facultad que hayan servido de anfitriones en este encuentro. Aplaudo nuestro diálogo franco y constructivo. Espero que este sea el comienzo de un nuevo capítulo en el que mi Oficina refuerce su compromio con el pueblo y el gobierno de la RDP Lao, con miras a garantizar una mayor promoción y protección de los derechos humanos para todos.

Muchas gracias. Khop Chai.