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Declaraciones y discursos Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Alto Comisionado: La violencia económica contra las mujeres es “violencia de género en una de sus formas más perniciosas»

28 junio 2024

Pronunciado por

Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

En

56ª Sesión del Consejo de Derechos Humanos - Debate anual de un día de duración sobre los derechos humanos de la mujer: La violencia económica como forma de violencia de género contra las mujeres y las niñas

Señora Vicepresidenta,

Excelencias,

Distinguidos delegados y delegadas,

Le debemos al movimiento en pro de los derechos de las mujeres algunos de los avances más extraordinarios en materia de derechos humanos que ha podido disfrutar nuestra generación. Es por ello que es importante rendir homenaje y celebrar estos avances.

No obstante, la misma razón por la que nos encontramos aquí hoy, la cual es debatir el continuo flagelo de la violencia de género en una de sus formas mas perniciosas, viene a demostrar que los avances solamente se consiguen con gran esfuerzo, y que siempre son frágiles.

En términos básicos, la violencia contra las mujeres y las niñas supone una expresión atroz y clara de dominación, poder y de patriarcado. Representa un obstáculo severo para la igualdad de género y las ventajas que esta puede conllevar para todo el mundo, como son un mayor desarrollo y la paz.

La violencia de género sigue produciéndose debido a las culturas dominantes de la masculinidad tóxica y la misoginia. No es un elemento específico de ciertas culturas, regiones o religiones. Es un concepto generalizado, alimentado por mentalidades y valores que llevan existiendo durante siglos, y que continúan estando peligrosamente presentes, en casi todas nuestras sociedades.

Cualquier forma de violencia de género es una forma de  control manifiesto sobre las mujeres y las niñas.

Para perpetuar su subordinación.

Para crear estereotiposdegradarcoaccionar, y humillar.

Para negarles toda libertad, y despojarles de cualquier independencia para poder tomar decisiones.  

Hoy, independientemente de cual sea su capacidad económica o su procedencia, todas las mujeres y niñas viven bajo la amenaza de la violencia de género.

Casi una de cada tres mujeres ha sido sometida a alguna forma de este tipo de violencia al menos una vez en sus vidas, ya sea de tipo físico, sexual, psicológico o económico.

Una de cada tres. Si uno de cada tres hombres del planeta tuviera que padecer estos daños tan devastadores y generalizados, tendríamos que convocar una cumbre de emergencia.

Señora Vicepresidenta,

Volviendo al tema que ocupa esta mesa redonda, me vienen a la mente las palabras de la autora feminista Caroline Criado Pérez:  “No existe ninguna mujer que no trabaje. Solo existe una mujer a quién no se paga su trabajo.”

La violencia económica contra las mujeres y las niñas es una de las formas de violencia de género que incluso hoy en día suele pasar desapercibida, y que no está regulada.

Pero si bien esta violencia quizás no se manifieste en moretones y heridas, sí puede resultar tan perjudicial como la violencia física, atrapando a mujeres y niñas en ciclos de denigración y desigualdad.

Control económico. Sabotaje económico. Explotación económica. Estos son los tres tipos de violencia económica que se extienden por todo el mundo.

Restringiendo el acceso de las mujeres al dinero y los bienes.  Controlando su gasto.  Acumulando deudas a su nombre. Asegurando que no puedan abrir una cuenta bancaria, o tomar decisiones de tipo económico.  Impidiéndolas que busquen empleo, o que reciban educación. Quitándoles sus salarios, o su pensión.  Acumulando deudas a su nombre.

En todas sus formas, la violencia económica se ve propiciada por normas de género arcaicas las cuales consideran que los hombres deben ser los encargados de tomar las decisiones de tipo económico.

En todas sus formas, las mujeres son reprimidas, y se les impide vivir vidas autónomas.

Sabemos que la violencia económica ocurre normalmente dentro del hogar, y que suele estar interconectada con la violencia física o sexual. Pero puede que suceda que esta violencia sea propiciada, e incluso perpetrada, por el propio Estado, a través de marcos legales discriminatorios los cuales restringen el acceso de las mujeres a recibir créditos, a empleos, a protección social, o a los derechos sobre propiedades y tierras.

Señora Vicepresidenta,

El mundo no está cumpliendo con su promesa de hacer realidad la igualdad de género. Es incapaz de poner en marcha las medidas necesarias para garantizar que la mitad de la humanidad disfruta de sus derechos y libertades fundamentales.

Las cifras nos dibujan un panorama que llama la atención.  Cerca de 3,9 miles de millones de mujeres de todo el mundo han de enfrentarse a barreras legales las cuales afectan a su participación económica.  Las mujeres ganan solo 77 centavos por cada dólar que se paga a los hombres. Noventa y dos países no cuentan con disposiciones para exigir salarios equitativos a la hora de realizar trabajos de igual valor. La desigualdad en la distribución de la riqueza entre hombres y mujeres en todo el mundo se mantiene en una alarmante cifra de 100 billones de dólares americanos.

La igualdad de género para las mujeres es la base de todos los derechos humanos, de la dignidad humana, y de nuestro futuro colectivo.

Para poner fin a la violencia doméstica, y para asegurar de forma activa que exista igualdad económica, necesitamos de una reforma radical de las leyes y prácticas que resultan discriminatorias.  Es menester fomentar de forma positiva la igualdad de género a través de leyes que rijan sobre todas las esferas de la vida: la económica, la pública y la política.

Y necesitamos también de medidas políticas que garanticen que estas leyes son aplicadas en la práctica.

Medidas políticas que protejan e impulsen los derechos económicos, sociales y culturales de las mujeres.  Acceso a empleos decentes, y que incluya salarios equitativos para trabajos que tengan el mismo valor.  Educación de calidad que defienda los derechos humanos, la igualdad de género y el respeto.  La realización plena de la salud y derechos sexuales y reproductivos. Igualdad en la propiedad de bienes.  Igualdad de acceso y control sobre los recursos económicos.  Responsabilidades compartidas sobre el cuidado de hijos y opciones adaptadas de cuidado de niños. Y por encima de todo, posibilidades de elegir y oportunidades para definir qué vida quiere vivir cada mujer.

Cuando ocurre la violencia económica, debemos redoblar nuestros esfuerzos para asegurar que las supervivientes pueden buscar justicia y reparaciones.

Necesitamos mecanismos de denuncia más avanzados.  Mejores sistemas de apoyo económico y social.  Una mejor asistencia psicológica y de acceso más generalizado.

Y, lo que es más importante, que los autores de esta violencia comparezcan ante la justicia.

Señora Vicepresidenta,

La violencia contra las mujeres y las niñas, en todas sus formas posibles, es abominable e inexcusable.  Impide su participación plena y equitativa en la sociedad, ahogando su potencial, y robándoles oportunidades y posibilidades de elegir.

El debate de hoy supone un momento decisivo para que reflexionemos sobre cómo adoptar medidas tangibles para poner fin a esta violencia.

Gracias.

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