Declaración del portavoz de Derechos Humanos, Seif Magango, tras el asesinato de un segundo periodista en Camerún

Estamos sumamente preocupados y preocupadas por la seguridad de los y las periodistas en Camerún tras el asesinato de un segundo periodista en el país en dos semanas.

Jean-Jacques Ola Bebe, locutor de radio y sacerdote ortodoxo, apareció muerto el 2 de febrero cerca de su casa en el barrio de Mimboman, en Yaundé, al parecer asesinado a tiros por unos desconocidos. El asesinato se produjo 11 días después de que Arsene Salomon Mbami Zogo, conocido popularmente como Martinez Zogo, un periodista destacado y director de la emisora privada Amplitude FM, fuera hallado muerto tras ser secuestrado cinco días antes frente a una gendarmería en Yaundé.

Tanto Ola Bebe como Martinez Zogo eran voces firmes contra la corrupción y utilizaban sus plataformas en la radio para denunciar casos de presunta malversación de fondos públicos. Ola Bebe fue uno de los primeros en exigir justicia y rendición de cuentas por el asesinato de Zogo, su estrecho colaborador.

En enero, al menos otros tres periodistas cameruneses denunciaron haber recibido amenazas creíbles de personas no identificadas.

Las autoridades camerunesas deben adoptar todas las medidas necesarias para crear un entorno propicio para que los y las periodistas trabajen sin temor a sufrir represalias y para defender el derecho a la libertad de expresión, garantizado en el derecho internacional de los derechos humanos y también establecido en la Constitución de Camerún. Un entorno mediático libre, independiente y diverso resulta esencial para garantizar que los ciudadanos estén informados y puedan exigir responsabilidades a las instituciones públicas.

Tomamos nota de que el presidente Biya ha ordenado que se abra una investigación del asesinato de Martinez Zogo, y de que se han producido algunas detenciones. Instamos a las autoridades a que garanticen una investigación independiente, efectiva e imparcial del asesinato de Ola Bebe y que los responsables de estos asesinatos, a todos los niveles, rindan cuentas.

FIN