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Declaraciones y discursos Múltiples mecanismos

Discurso de Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en el cuarto periodo de sesiones del Foro sobre derechos humanos, democracia y Estado de Derecho

24 noviembre 2022

Pronunciado por

Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

En

Cuarta Sesión del Foro sobre Derechos Humanos, Democracia y Estado de Derecho

Lugar

Ginebra

Distinguidos participantes:

La confianza es el cimiento sobre el que se sustentan nuestras sociedades.

Sin ese zócalo, nuestra visión común de la sociedad se vendría abajo.

Cada mañana, cuando ustedes salen rumbo al trabajo, confían en que los vecinos no allanarán su hogar durante su ausencia. Confían en que el chófer del autobús los llevará de manera segura y puntual hasta la oficina. Confían en que los docentes educarán a sus hijos en la escuela y que estos hallarán un empleo cuando se gradúen.

Todos los días depositamos nuestra confianza en el prójimo.

Sobre esa confianza depositada hemos construido la democracia moderna. Al poner nuestra confianza en manos de funcionarios elegidos para que decidan en nombre de los intereses comunes de todos, para el bien común. En pocas palabras, para que gobiernen.

En las dos últimas décadas, la desconfianza ha venido infiltrándose en los cimientos del contrato social vigente entre la población y las instituciones que, supuestamente, existen para servirla.

La confianza se deterioró aun más durante la pandemia de COVID-19. Los bulos, la desinformación y la incertidumbre se combinaron con la pérdida de medios de subsistencia y los rápidos cambios en las políticas de respuesta para quebrantar incluso a las democracias más sólidas. Estos fenómenos abrieron grietas dolorosas en múltiples comunidades.

Los problemas relativos a los derechos humanos causados por la pandemia han tenido repercusiones nocivas sobre el funcionamiento de las democracias y también sobre el espacio cívico.

Cada restricción aplicada menoscabó un poco más las normas democráticas.

Algunos Estados aprovecharon las excepcionales circunstancias de la pandemia para limitar los derechos a la libertad de expresión y acceso a la información, a fin de silenciar a sus críticos. Medidas de urgencia que excedieron con mucho a lo que se necesitaba para proteger la salud pública se usaron para consolidar la autoridad gubernamental y reprimir a la oposición, lo que limitó severamente el derecho de reunión y asociación pacíficas.

Al mismo tiempo, la suspensión temporal de las actividades judiciales y administrativas hizo que esos derechos violados no pudieran encontrar vías para recabar justicia y reparación.

En la actualidad existe una brecha creciente entre la población y las instituciones creadas para servirla; muchas personas se sienten abandonadas a su suerte y dudan de que el sistema les beneficie. El auge de los movimientos sociales y las protestas es un signo evidente de esta crisis de confianza.

A medida que reconstruimos para superar los estragos del COVID-19, debemos velar por que los cimientos permanezcan sólidos y que la sociedad se fundamente en la confianza.

Hay tres elementos decisivos para restaurar la confianza entre los gobiernos y la población a la que sirven, así como a la sociedad en su conjunto.

Las instituciones sólidas, la participación genuina y un espacio cívico libre conforman el andamio que permitirá reconstruir la confianza y, en consecuencia, restaurar la democracia.

Para empezar, la recuperación de la confianza en las decisiones gubernamentales es esencial para la legitimidad y el funcionamiento de las democracias. Esto solo es posible mediante la integración genuina, el diálogo, la atención a las quejas, la transparencia y, lo que es aun más importante, el respeto a los derechos humanos y el Estado de Derecho.

De conformidad con lo dispuesto en el derecho internacional de los derechos humanos y los compromisos de los Estados con la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030, es preciso tomar determinadas medidas. Por ejemplo, combatir la corrupción, mejorar la eficiencia administrativa, garantizar la transparencia y la rendición de cuentas de las instituciones públicas.

En segundo lugar, la participación integradora de múltiples interesados es necesaria para fomentar la confianza en la ruta hacia la recuperación a largo plazo. Debemos velar por que se escuche a los damnificados, se incluya a los más marginados y que las comunidades locales desempeñen una función dinámica en la toma de decisiones. Para construir instituciones más sólidas, resilientes y transparentes, debemos basarnos en la integración sistemática de personas y grupos que hasta ahora han tenido menos representación, tales como las mujeres y los jóvenes, así como los representantes de las minorías.

Sabemos que un espacio cívico libre, así como una sociedad civil protegida y empoderada, son elementos esenciales para aumentar la participación.

En tercer lugar, necesitamos un contexto seguro para que los agentes de la sociedad civil puedan ejercer derechos habilitantes. El espacio cívico, en todas sus formas, es fundamental para fomentar la confianza.

Una sociedad civil dinámica, una prensa libre y una universidad comprometida con la sociedad, son elementos esenciales de un tejido social saludable.

Para que las democracias puedan prosperar, se necesitan salvaguardas que protejan las libertades públicas y vías de acceso eficaces a la justicia. Y junto a estas condiciones, debe haber un contexto político que propicie el trabajo de la sociedad civil, el acceso a la información, las vías de participación en la elaboración de políticas y la toma de decisiones, así como apoyo y recursos a largo plazo.

Este Foro nos proporciona la oportunidad de intercambiar ejemplos que permitan impulsar el cambio mediante la definición de instrumentos específicos, prácticas idóneas y nuevas iniciativas orientadas a mejorar las salvaguardas democráticas.

Albergo la esperanza de que este Foro produzca recomendaciones específicas y que los Estados Miembros y otros interesados se comprometan a ponerlas en práctica.

Debemos crear un nuevo zócalo de confianza, reconstruyendo la fe en la democracia y el apoyo recíproco entre sus ciudadanos.

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