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Discursos Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Haciendo balance de la realización de los derechos humanos en todo el mundo

19 diciembre 2022

Pronunciado por

Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Lugar

Helsinki, Finlandia

Consejo Consultivo para Asuntos Internacionales de Derechos Humanos (IONK) y el Ministerio de Asuntos Exteriores de Finlandia.

Haciendo balance de la realización de los derechos humanos en todo el mundo - crisis, desafíos, casos de éxito

Discurso Inaugural

Conforme el año 2022 llega a su fin, a la vez que intentamos salir de múltiples crisis que convergen entre sí, puede parecer natural que nos invada un sentimiento de pesimismo y desesperación.

La guerra en Ucrania.  La emergencia climática.  Profundas desigualdades.  Niveles de endeudamiento insostenibles.

Análisis económicos han demostrado que la COVID-19 ha revertido los avances conseguidos por países de ingresos medios y bajos a la hora de reducir la desigualdad de ingresos desde la crisis económica global de 2007/2009.  En una situación donde pocos países pueden o están dispuestos a invertir en seguridad social o intervenir en el mercado laboral, la COVID-19 ha conducido al primer incremento observado en la extrema pobreza en dos décadas.

Conflictos encarnizados.  Somos testigos de cómo las leyes de la guerra y la normativa internacional de derechos humanos son menospreciadas en todo el planeta, en Ucrania, Siria, Etiopía, y en Yemen, en donde los civiles siempre son los que soportan la peor carga de estos hechos sin sentido.

En 2021, ACNUDH registró al menos 11.000 muertes de civiles relacionadas con conflictos, solamente en 12 países.

Tenemos una crisis provocada por el coste de la vida disparado.

Un espacio cívico cada vez más reducido.

Además de las reivindicaciones por el empeoramiento de los niveles de vida o por el acceso limitado a derechos económicos, sociales y culturales, que son a menudo ignoradas o se dejan sin resolver, todo lo cual solamente aviva el malestar social.

El aumento del discurso de odio, tanto en línea como fuera de línea.

Y detrás de todos estos acontecimientos obvios se cuece a fuego lento los entresijos de la geopolítica, las divisiones, la fragmentación, los cuales convierten al progreso en algo parecido a un sueño.

Pero hoy, me gustaría que consideráramos algunos aspectos que nos deberían también dar esperanza.

Porque al igual que la división es un comportamiento natural de los humanos, también lo es la unidad.

Al igual que el miedo a lo desconocido puede ser algo instintivo, también lo es la resiliencia.

Y así como el pesimismo es parte de la condición humana,  también lo es la esperanza. 

En mi opinión, los derechos humanos son la fuerza que nos hacen mantener unidos y unidas.

Nos devuelven la dignidad humana y son lo que nos mantienen conectados como seres humanos.

No olvidemos que la Declaración Universal de Derechos Humanos surgió de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial.   La Declaración proporcionó la inspiración y motivación que el mundo necesitaba en ese momento.

Por tanto, creo que tenemos que volver a los conceptos básicos de lo que significó esta fuerza unificadora y su énfasis en el ser humano.

Para recuperar la universalidad y la indivisibilidad del régimen de derechos humanos.

Este lenguaje basado en los derechos humanos puede, creo, superar la división y polarización que trágicamente prevalecen en los últimos tiempos.

Tiene la facultad de volver a congraciarnos con la naturaleza, con nuestro planeta, y señalar el camino hacia el desarrollo sostenible para las generaciones futuras.

También creo que debemos analizar el papel de los derechos humanos en el siglo 21.

La tecnología evoluciona a una velocidad increíble, que incluye como ejemplo el uso de la IA en el terreno militar; vemos los problemas relacionados con la ciberseguridad; o cómo no existen las fronteras para las pandemias; además, la demografía cambia según las regiones.

Y, por supuesto, la triple crisis planetaria en aumento.

Estos acontecimientos continúan poniendo al descubierto nuevos y complejos desafíos para los derechos humanos, por ejemplo: ¿cómo deberíamos reaccionar cuando el discurso de odio choca con la libertad de expresión en entornos en línea sin supervisión? Algunos de ustedes puede que hayan visto la carta que escribí a Elon Musk, de Twitter, por ejemplo.  Las redes sociales desempeñan una función muy importante.

Sabemos del papel que desempeñó Facebook en Myanmar, por ejemplo, cuando ocurrió la crisis con los Rohingya, al permitir que se difundiera la desinformación y el odio.

¿O cómo podemos dar un significado al derecho a un medioambiente seguro, limpio, sano y sostenible en el mundo de hoy en día? 

O cómo podemos estar seguros de que estamos preparados para responder a las consecuencias concretas del cambio climático, por ejemplo, su influencia para obligar a las personas a desplazarse, para asegurar que se respetan los derechos humanos en las fronteras, y para permitir rutas seguras de migración. 

Este tipo de preguntas han estado siempre en el centro de los debates políticos a la hora de poner en práctica los derechos humanos.

Tenemos que asegurarnos de que nuestras respectivas funciones en este ecosistema de derechos humanos, incluyendo grupos parlamentarios sobre los derechos humanos, de los cuales algunos de ustedes son miembros, pueden hacer frente a estos desafíos.

Teniendo para ello la visión de futuro estratégica necesaria, y siendo capaces de adaptarnos.

Para esto se requiere creatividad, innovación y una comprensión moderna del marco legal y de los conceptos de justicia a la vista de los desafíos actuales y los del futuro.

No hay duda de que necesitamos una gobernanza mundial más firme y unos mayores esfuerzos para mitigar los riesgos a nivel internacional.

Los gobiernos nacionales por sí solos no pueden impedir o solucionar los desafíos globales e interconectados que estamos debatiendo aquí.

Este es un llamamiento a la solidaridad. Más que nunca.

Y finalmente, otro campo que creo que debemos analizar más profundamente, es el funcionamiento del ecosistema de los derechos humanos en su conjunto.

Hasta la fecha, hemos conseguido construir una infraestructura de derechos humanos admirable.  Pero creo que necesitamos conseguir que esta se adapte para cumplir de verdad con el propósito deseado. 

¿Cuál es el papel que juegan los órganos de tratados, de los titulares de mandatos de los procedimientos especiales, del Consejo de Derechos Humanos, del proceso del Examen Periódico Universal, y también de mi propia Oficina? ¿Y cómo podemos actuar de forma estratégica ante las diferentes situaciones?

Debemos también asegurarnos que las diferentes piezas a nivel regional y nacional: las comisiones regionales de derechos humanos, las comisiones nacionales de derechos humanos, y por supuesto también los Parlamentos y el poder judicial, que todas estas piezas funcionen de tal manera que aseguren el papel central de los derechos humanos en la gobernanza del futuro.

Asegurarnos que las instituciones y políticas tienen en cuenta de forma sistemática la interdependencia existente entre las personas, y entre las personas y el planeta.

Desde mi posición privilegiada, las responsabilidades encomendadas a mí y a mi Oficina como parte de este ecosistema son variadas y numerosas.

De manera importante, estas incluyen el tener que entablar en ocasiones conversaciones incómodas, complejas y difíciles con todos y cada uno de los Estados Miembros, acerca de esas cuestiones que se encuentran en un ángulo muerto o que permanecen ocultas para la sociedad.

Yo estoy en la obligación de cumplir con mi mandato con el único propósito en mente de servir a la causa de los derechos humanos para todas las personas y en todos los lugares del mundo. 

El próximo año celebraremos el 75º aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, así como el 30º aniversario de la Declaración y Programa de Acción de Viena.

La Declaración Universal es un texto milagroso, escrito y aprobado al tiempo que el mundo emergía de las ruinas de la Segunda Guerra Mundial.

Animo a cada uno y una de ustedes a leer el texto, en su totalidad, y a pensar en cómo este se aplica en la actualidad. A pensar cómo podemos revitalizar su espíritu e impulso y adaptarlo a los desafíos modernos.

Y yo confío en que el año próximo, aprovechemos esta oportunidad única para volver a aglutinar este interés por los derechos humanos, en especial entre los jóvenes.

Espero que trabajemos duramente, juntos, para evaluar y preparar los retos en materia de derechos humanos que se presentan por delante para los próximos 25 años.

Y que nos comprometamos a reforzar la infraestructura de derechos humanos.

Los derechos humanos son para todas las personas.

Lo que suelo escuchar de los defensores y defensoras de derechos humanos en todo el mundo, y de lo que estoy plenamente convencido, es que incluso cuando las dificultades parecen imposibles de superar, si los líderes políticos y de la sociedad se centraran exclusivamente en dar respuestas basadas en los derechos humanos, siempre habría una solución al alcance de la mano.

Gracias.

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