Comunicados de prensa Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
El trabajo forzoso institucionalizado en Corea del Norte constituye una grave violación de los derechos humanos, según un informe de Naciones Unidas
16 julio 2024
GINEBRA - El uso del trabajo forzoso por parte de la República Popular Democrática de Corea contra sus ciudadanos se ha institucionalizado profundamente y plantea diversos problemas graves de derechos humanos, según un informe de la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas publicado hoy.
El informe se basa en diversas fuentes, entre ellas, 183 entrevistas realizadas entre 2015 y 2023 a víctimas y testigos de trabajo forzoso que lograron escapar y ahora viven en el extranjero.
"Los testimonios recogidos en este informe ofrecen una visión impactante y angustiosa del sufrimiento infligido a las personas a través del trabajo forzoso, por su magnitud y por el nivel de violencia y trato inhumano", declaró el Jefe de Derechos Humanos, Volker Türk. Estas personas se ven obligadas a trabajar en condiciones intolerables, a menudo en sectores peligrosos, sin remuneración, libre elección, posibilidad de marcharse, protección, asistencia médica, tiempo libre, comida ni alojamiento. Se les somete a una vigilancia constante, se les golpea con regularidad, mientras que las mujeres están expuestas constantemente a riesgos de violencia sexual", señaló.
"Si no cumplíamos con la cuota diaria de trabajo, nos pegaban y nos cortaban la ración de comida», reveló una de las víctimas. Otra recuerda: "Uno de mis conocidos, que era mujer y mayor que yo, sufrió abusos sexuales a manos de uno de los jefes. Esta mujer sufrió penalidades".
El informe analiza seis tipos distintos de trabajo forzoso: en régimen de detención, los empleos obligatorios asignados por el Estado, el reclutamiento militar, el uso de «brigadas de choque» revolucionarias, las movilizaciones laborales y el trabajo realizado por personas que la República Popular Democrática de Corea envía al extranjero para procurar divisas para el Estado.
El informe concluye que la población de Corea del Norte está "controlada y explotada a través de un sistema de trabajo forzoso extenso y de múltiples niveles" que está "centrado en los intereses del Estado más que en los del pueblo". El sistema "actúa como medio para que el Estado controle, vigile y adoctrine a la población", según el informe.
Las preocupaciones más graves surgen especialmente en los lugares de detención, donde las víctimas de trabajos forzosos deben trabajar sistemáticamente bajo la amenaza de violencia física y en condiciones inhumanas. En este contexto, y dado el control casi absoluto que el Estado ejerce sobre la población civil de detenidos, la generalización de los trabajos forzosos en las prisiones de la República Popular Democrática de Corea puede alcanzar en algunos casos grados de «propiedad» efectiva sobre los individuos, hecho característico de la esclavitud y que puede constituir un crimen contra la humanidad.
El Estado asigna a cada norcoreano un lugar de trabajo después de terminar los estudios o el servicio militar. Y también dicta dónde debe vivir. Según el informe, la ausencia de libre elección de trabajo, la imposibilidad de formar sindicatos, la amenaza de encarcelamiento por no acudir al trabajo y el impago continuo de salarios conforman un panorama de trabajo forzoso institucionalizado en el país.
A los reclutas militares se les exige cumplir un servicio de 10 años o más y se ven obligados habitualmente a trabajar en la agricultura o la construcción. El informe describe su trabajo como «duro y peligroso, sin medidas adecuadas de salud y seguridad".
“La mayoría de los soldados estaban desnutridos y también contraían tuberculosis, al encontrarse débiles y cansados”, indicó una antigua enfermera, que los trató durante su servicio obligatorio.
Otras formas de movilización incluyen las "brigadas de choque", grupos de ciudadanos organizados por el Estado y obligados a realizar "trabajos manuales arduos", a menudo en la construcción y la agricultura, según se señala en el informe. Un proyecto puede durar meses o incluso años, tiempo en el que se exige a los trabajadores vivir en el emplazamiento con remuneración escasa o nula. Las mujeres, que suelen ser las principales fuentes de ingresos de las familias, son las más afectadas por estas movilizaciones, según se señala en el informe.
El gobierno de la República Popular Democrática de Corea también envía a ciudadanos seleccionados al extranjero para trabajar y ganar divisas para el Estado. Los trabajadores declararon que el Estado se quedaba con hasta el 90 % de sus salarios. Además, denunciaron vivir bajo vigilancia constante, sin libertad de movimiento, con sus pasaportes confiscados, en alojamientos estrechos, sin apenas tiempo libre y con posibilidades extremadamente limitadas de contactar con sus familias.
Según el informe, este sistema de trabajo institucionalizado comienza en la escuela. A menudo se obliga a los escolares a realizar trabajos como limpiar las orillas de los ríos o plantar árboles. "Desde una edad temprana, tienes que estar disponible para servir", declaró un testigo.
El informe insta al gobierno norcoreano a "abolir el uso del trabajo forzoso y a poner fin a cualquier forma de esclavitud".
Para garantizar la rendición de cuentas, el informe insta a la comunidad internacional a que investigue y enjuicie a los sospechosos de cometer crímenes internacionales. También pide al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que remita la situación a la Corte Penal Internacional.
"La prosperidad económica debería estar al servicio de las personas, y no ser la razón de su esclavitud», aclaró el Alto Comisionado. "El trabajo decente, la libre elección, la ausencia de violencia y unas condiciones de trabajo justas y favorables son componentes fundamentales del derecho al trabajo. Deben respetarse y cumplirse en todos los ámbitos de la sociedad", añadió.
Para leer el informe completo, haga clic aquí https://www.ohchr.org/en/documents/country-reports/forced-labour-democratic-peoples-republic-korea
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