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Los retornos forzosos a Myanmar deben detenerse de forma inmediata, afirma Türk

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26 octubre 2022

Refugiados y refugiadas Rohingya con máscaras protectoras mantienen la distancia social mientras esperan a recibir productos de voluntarios, durante la orden de control de movimientos como resultado de la aparición de la enfermedad de coronavirus (COVID-19), en Kuala Lumpur, Malasia, 7 de abril de 2020. REUTERS/Lim Huey Teng/Fotografía de Archivo/Fotografía de Archivo

GINEBRA (26 de octubre de 2022) - El Jefe de Derechos Humanos de las Naciones Unidas Volker Türk apeló hoy a una moratoria en cualquier retorno forzoso de refugiados y migrantes a Myanmar, dada la grave crisis de derechos humanos que sufre el país.

Este hecho siguió a la noticia de que Malasia deportó a dos ciudadanos de Myanmar quienes habían solicitado protección a través de la Agencia de la ONU para los Refugiados, el 6 de octubre.  Ese mismo día, más de 100 ciudadanos y ciudadanas de Myanmar, algunos de los cuales estaban relacionados con cuestiones graves sobre protección, fueron también deportados y deportadas sin una evaluación adecuada de su situación tal como exige el derecho internacional.

Desde el comienzo del golpe militar el 1 de febrero de 2021, al menos 70.000 personas han huido de Myanmar, y más de un millón permanecen como desplazados internos de sus hogares.  Otro millón de refugiados y refugiadas Rohingya musulmanes han encontrado refugio en Bangladesh. Estas cifras se añaden a los millones de migrantes de Myanmar quienes se han desplazado en busca de mejores oportunidades económicas a otros países de la región durante los últimos años, muchos de ellos en situación irregular.

«Ante el aumento de los niveles de violencia e inestabilidad, y con el colapso de la economía y los sistemas de protección social de Myanmar, ahora no es el momento indicado para que nadie vuelva a Myanmar,» aseguró Türk.

   «Este es el caso sobre todo de cualquier pesona relacionada con cuestiones específicas de protección, como los activistas políticos o los desertores del ejército, quienes quedarán expuestos a riesgos graves si vuelven.»

En virtud del derecho internacional, el principio de no devolución prohíbe devolver a personas a un país donde están expuestas a un riesgo real de ser víctimas de daños graves con su retorno, incluyendo la persecución, tortura, malos tratos o cualquier otra violación grave de derechos humanos.

«Es vital que a la luz de la situación imperante en Myanmar, ahora más que nunca, los Estados no devuelvan a ninguna persona a una situación de sufrimiento y peligro, y que les confieran una condición jurídica segura mientras su país permanece en crisis,» aseveró Türk.

FIN

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