Declaraciones Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
Diálogo Hernán Santa Cruz en Ucrania sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales
15 abril 2021
Video de Michelle Bachelet, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
15 de abril de 2021
Saludos a todos. Me alegro de tener esta oportunidad para contribuir a los debates sobre la reforma del sistema de protección social, la cual puede ofrecer numerosas oportunidades para el cambio y el progreso del pueblo de Ucrania.
La protección social es un derecho humano fundamental y un instrumento esencial para reducir la pobreza. Está integrada en la Declaración Universal de Derechos Humanos gracias a Hernán Santa Cruz, un diplomático chileno y uno de los redactores de la Declaración Universal. El evento de hoy lleva el nombre de su visión de futuro de un programa de derechos humanos basado en el derecho de las personas a vivir sin privaciones, así como sin miedo.
La pandemia de COVID-19 ha demostrado que el derecho a protección social es crucial para una vida digna, en cualquier parte del mundo. Ucrania, como otros Estados, está lidiando con las graves consecuencias de la pandemia, desde el elevado número de muertes y sufrimiento a unos sistemas sanitarios saturados, una recesión económica y pérdidas de empleos. Tengo entendido que 6,3 millones de personas adicionales cayeron en la pobreza en 2020.
Quiero decirles a esas personas, directamente: estamos con vosotros. Haremos todo lo que esté en nuestras manos para ayudaros. Y soy de la opinión de que adoptar medidas inmediatas para construir un sistema de protección social mejor y más integral es crucial para ofrecer ayuda inmediata y que conlleve cambios cruciales, además de favorecer una recuperación a largo plazo de esta crisis.
La reforma de las pensiones será una parte clave de este trabajo. Las personas mayores suponen más de una cuarta parte de la población de Ucrania; dos terceras partes de estas personas mayores son mujeres. Según el Fondo de Pensiones del Estado, el 77 por ciento de los pensionistas de Ucrania reciben unos ingresos que son inferiores al nivel de subsistencia mínimo.
La pobreza en mujeres mayores es aun más acuciante: las pensiones de las mujeres son de media un 30 por ciento inferiores a las de los hombres.
Debido a que la población Ucraniana irá envejeciendo aun más en los próximos años, la reforma es ahora importante y oportuna. Las pensiones deben garantizar unos ingresos mínimos además de reflejar la necesidad creciente de las personas de recibir mayor asistencia según envejecen. Sabemos por nuestra experiencia en otros países que esto puede permitir a las personas mayores mantener su independencia, y ayudarles a permanecer al margen del cuidado institucional.
Ya sea en efectivo o en especie, las prestaciones deben ser adecuadas, en cantidad y en duración, para que garanticen que todo el mundo tiene derecho a protección de la familia, a un nivel de vida adecuado y a un acceso a atención sanitaria adecuado.
Durante la pandemia, Ucrania ha aumentado su prestación por desempleo, y yo espero que esta oportuna iniciativa pueda convertirse en una práctica habitual. También animo a las autoridades a supervisar de forma regular si las pensiones son suficientes para asegurar que los beneficiarios pueden permitirse bienes y servicios básicos.
Para proteger a todo el mundo, es importante conseguir un equilibrio entre los planes de pensiones contributivas y no contributivas. Numerosas mujeres, trabajadores autónomos, trabajadores de la economía informal y personas marginadas que sufren discriminación puede que no se encuentren en situación de contribuir formalmente al sistema de protección social. No obstante estas personas tienen derechos económicos y sociales, al igual que todos nosotros.
Las mujeres mayores están en una situación especial de riesgo. Ellas viven más tiempo y además los estereotipos tradicionales y el trabajo de por vida de cuidados no remunerado han impedido a menudo su acceso a empleos formales, salarios decentes, y a sistemas de seguridad social contributorios.
Los sistemas de pensiones que tienen en cuenta el trabajo de cuidados desigual de las mujeres, incluyendo el cuidado de niños, pueden corregir este desequilibrio y garantizar que el cuidar de otras personas no pone en peligro derechos humanos de las mujeres.
Pero esto no significa que estas cargas desproporcionadas sean algo correcto. En el contexto de la COVID-19, hemos visto cómo el trabajo de cuidado no remunerado de las mujeres ha aumentado en gran medida, ya que han tenido que cuidar de los enfermos y los parientes más mayores, además de encargarse de niños que pasaban el día entero en casa. Sí, necesitamos de forma absoluta sistemas de protección social que tengan en cuenta el género de la persona.
Pero también necesitamos amplias campañas de sensibilización para promover que se compartan las responsabilidades familiares en las labores del hogar. Hemos de reducir la pesada carga del trabajo de cuidados no remunerado que las mujeres han de soportar durante toda su vida, no sólo en Ucrania, sino en todo el planeta.
No obstante, existe una cuestión específica en Ucrania que ha de ser abordada. En 2019, cerca de 600.000 pensionistas en zonas no controladas por el gobierno perdieron acceso a sus pensiones debido a las restricciones al movimiento a lo largo de toda la línea de contacto, así como debido a complejos requisitos administrativos. Otras 270.000 personas han sido incapaces de acceder a su pensión en la zona controlada por el gobierno.
Es vital que personas mayores que sean desplazados internos, o cuyas vidas se hayan visto afectadas de algún otro modo por el conflicto, puedan acceder a las pensiones que son su derecho. El borrador de legislación actual, el cual desvincula el acceso a las pensiones del registro de personas desplazadas internas es un importante paso adelante, tanto para estas personas como para el país en su conjunto.
La reforma del sistema de pensiones de Ucrania puede convertirse en universal, sensible a la edad y el sexo, así como accesible y sostenible para las generaciones actuales y futuras. Mediante su contribución a analizar las lagunas en la protección, el análisis de derechos humanos puede ayudar a que las reformas aborden las múltiples dimensiones de la discriminación y la desigualdad que generan pobreza, y pueden proporcionar orientaciones prácticas para dar prioridad a las personas y su bienestar.
El documento de las Naciones Unidas sobre protección social, el cual se publica hoy mismo, es uno de estos instrumentos.
También animo a que se realice un amplio debate nacional sobre estos asuntos, en el cual exista una participación generalizada de pensionistas, sindicatos, movimientos sociales y grupos de mujeres.
Como Jefa de Estado y de gobierno en Chile, participé extensamente en la tarea de impulsar el principio de solidaridad, incluso en su relación con mujeres y hombres de mayor edad. Sé que esto no es siempre una tarea fácil.
Para poder defender el derecho a protección social para todas las mujeres y hombres mayores, incluyendo a las personas desplazadas internas y a aquellas que viven en zonas afectadas por el conflicto. Ucrania tendrá que movilizar recursos. Esto puede suponer adoptar medidas de tributación progresiva, reforzar la capacidad de recaudación de impuestos, la lucha contra la evasión fiscal y otras formas de abuso, además de combatir la corrupción. Tendremos que buscar la cooperación y ayuda internacionales.
Pero en mi experiencia personal, así como en la experiencia recurrente de mi Oficina, estas reformas ayudarán a la reducción masiva de la pobreza y las desigualdades, además de reforzar la cohesión social y la resiliencia económica.
Les deseo un día productivo de debates que contribuyan a una reforma de éxito.