Declaraciones Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
Evento paralelo en Ginebra para la libertad de prensa y la libertad de expresiónDeclaración de Michelle Bachelet, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
01 septiembre 2020
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Asamblea General de las Naciones Unidas de 2020
Presidenta Sommaruga,
Honorables miembros de la prensa,
Excelencias,
Colegas y amigos,
Es un honor y un placer para mí intervenir en este evento.
La libertad de los medios de comunicación resulta esencial para que las sociedades sean democráticas, libres y participativas. El periodismo enriquece nuestra comprensión sobre todo tipo de cuestión política, económica y social, ofrece información crucial —y que salva vidas, en el contexto de la pandemia—, además de que contribuye a mantener una gobernanza transparente y responsable a toda escala.
La seguridad de los periodistas, junto con su capacidad de seguir las investigaciones y difundir información sin censura ni amenazas, resulta clave para la realización de la Agenda para el Desarrollo Sostenible. Además, los ODS exigen explícitamente el cumplimiento del derecho a la libertad de información y otros derechos humanos fundamentales.
Sin embargo, periodistas de todo el mundo se enfrentan a la censura, la vigilancia, la represión, la intimidación y los ataques físicos. Con frecuencia parecen ser obra del crimen organizado, los grupos armados u otros agentes privados, incluidas las empresas, aunque también pueden ser instigados o tolerados por funcionarios gubernamentales. Las mujeres periodistas corren un mayor riesgo de ser víctimas, incluso por medio de amenazas de violencia sexual o campañas de desprestigio en línea. Además, estos delitos contra periodistas, que incluyen casos de asesinato, se suelen gestionar con investigaciones o diligencias judiciales inadecuadas.
Como ya dijo el año pasado el Secretario General de las Naciones, Antonio Guterres, a los miembros de la Asociación de Corresponsales de las Naciones Unidas en Ginebra (UNCA), "en solo una década, más de mil periodistas han resultado asesinados durante el desarrollo de su trabajo indispensable. Y nueve de cada diez casos quedan sin resolver, sin ningún responsable de lo ocurrido... (mientras que) muchos miles han sufrido ataques, acoso, detenciones o encarcelaciones por acusaciones falsas y sin el debido proceso".
En numerosas situaciones de conflicto armado, los ataques intencionados contra periodistas, por parte de Estados y de grupos armados, están creciendo de forma alarmante. Al igual que los periodistas son víctimas en el contexto de protestas y críticas, estos ataques pretenden acallar a toda la sociedad civil, lo cual suscita gran preocupación.
Además, la legislación, incluida la relacionada con la lucha contra el terrorismo, la seguridad nacional, la lesa majestad y la sedición, así como prohibiciones vagas de la difusión de “falsedades” y “fake news” se están utilizando en muchas partes del mundo para desalentar y reprimir la publicación de información independiente.
En los últimos meses, estas tendencias de censura, represión, amenazas, ataques e impunidad se han visto intensificadas en el contexto de la pandemia mundial. En varios países, la creciente politización de la pandemia y los esfuerzos por culpar de los efectos a los adversarios políticos han dado lugar a amenazas, arrestos y campañas de difamación contra periodistas, los cuales difunden información sólidamente fundamentada sobre la propagación de la COVID-19 y la adecuación de las medidas para prevenirla.
Algunos gobiernos parecen haber aprovechado esta crisis de salud pública como excusa para aplicar medidas de represión más amplias —e injustificables— a las críticas y el disentimiento. Entre estas medidas se encuentran la clausura de agencias de medios de comunicación, el cierre de sitios web, la interrupción de Internet y otras formas de censura, además del arresto y detención arbitrarias de periodistas en centros de detención peligrosos y masificados. Dichas prácticas restringen de forma desproporcionada el disfrute de la libertad de los medios de comunicación y contravienen el derecho internacional.
Tenemos que dejar bien sentado que estas acciones perjudican la salud pública, el desarrollo, los derechos humanos y la democracia, y que solo benefician a los intereses particulares y a corto plazo de unos cuantos, que no quieren verse sometidos a revisión.
Las personas no pueden reducir con eficacia el riesgo de contagio cuando se les niega el acceso a información precisa o cuando las acciones del gobierno o la desinformación socava la confianza en las comunicaciones oficiales.
El acceso a la información precisa y fiable es un derecho humano y constituye la base de muchos otros derechos fundamentales. Este hecho es crucial para la capacidad de las personas de participar en las decisiones que afectan a sus vidas, así como para mantener la capacidad de respuesta, la rendición de cuentas y la transparencia del gobierno.
Ningún periodista ni profesional de los medios de comunicación debería ser penalizado o acosado a causa de la información que publican. Todo arresto y ataque contra ellos transmite un mensaje a la sociedad: la búsqueda de la verdad y los derechos a ser informado, a expresarse y a participar no están protegidos por las autoridades.
Compartimos la responsabilidad de invertir estas tendencias preocupantes. El Plan de Acción de las Naciones Unidas sobre la Seguridad de los Periodistas y la Cuestión de la Impunidad tiene por objeto crear un entorno libre y seguro para los periodistas y los profesionales de los medios de comunicación con vistas a fortalecer la paz, la democracia y el desarrollo en todo el mundo. Incluye muchas recomendaciones prácticas, y resulta vital que los Estados y otras partes interesadas cumplan con los compromisos que han suscrito.
Estoy convencida de que podemos avanzar hacia una visión del periodismo como espacio de libertad y de derechos en beneficio de todos.
Me encuentro aquí para alabar el coraje de quienes, a pesar de los ataques, siguen investigando e informando de forma crítica y sin miedo.
Mi oficina y las Naciones Unidas seguirán defendiendo sus derechos.