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Declaraciones Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Türk pide a dirigentes mundiales "reconstruir los cimientos de la esperanza"

12 diciembre 2023

Alto Comisionado Volker Turk en la ceremonia de apertura del 75º aniversario de la DUDH en el Palacio de las Naciones de Ginebra © ACNUDH/Jean-Marc Ferre

Pronunciado por

Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

En

Evento de alto nivel para conmemorar el 75º aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos - Ceremonia de apertura con jefes de Estado

Excelencias,
Colegas,
Amigos y amigas,

Bienvenidos a todos y todas.

Este es un día crucial.

Nos encontramos aquí para reconstruir los cimientos de la esperanza. Una esperanza que necesitamos ahora, quizás más que nunca, en este momento sombrío de la historia.

Desorden y división. Geopolítica compleja y amarga. Desigualdades cada vez más profundas. Y miedo.

En el Territorio Palestino Ocupado e Israel —una vez más—, así como en Ucrania, Sudán, Myanmar y en tantos otros lugares, la población civil soporta con gran sufrimiento conflictos inextricables y brutales.

La confianza —en los demás y en las instituciones que nos guían— cae en picado.

Estamos retrocediendo en las aspiraciones fundamentales que se establecieron en la agenda de desarrollo sostenible.

Se está restringiendo el espacio cívico, silenciando las voces que pueden impulsar el cambio que necesitamos realmente.

La crisis climática está arrasando nuestro mundo.

Estas y otras crisis son consecuencia del fracaso a la hora de defender los derechos humanos.

No suponen el fracaso de los derechos humanos: son el testimonio del daño que se hace cuando se ignoran y se vulneran los derechos humanos.

Excelencias,

Ayer, comunidades de todas las regiones exigieron con urgencia un cambio, propusieron ideas transformadoras y asumieron compromisos.

Y más de 155 Estados anunciaron sus promesas sobre una gran variedad de cuestiones de derechos humanos, tales como la promoción de los derechos de la mujer y los niños, compromisos tangibles sobre el cambio climático, el empoderamiento de las personas con discapacidad y la garantía de reformas legislativas que prometen tener un efecto duradero en la vida de las personas.

Agradezco este aumento de promesas transformadoras.

Hoy les pido que cambien su perspectiva nacional o individual a cuatro áreas de debate clave sobre cómo priorizar los derechos humanos en la formulación de políticas y la acción ahora y en el futuro.

Los derechos humanos son un bien público mundial y, como líderes, ustedes tienen el deber de promoverlos.

En primer lugar, la paz y la seguridad. Todas las personas tienen derecho a vivir en paz. Y todas las medidas en materia derechos humanos contribuyen en último término a prevenir tensiones y conflictos. La guerra polariza. Divide. Deshumaniza a la otra persona; nos impulsa a posicionarnos a favor y en contra, una visión binaria: humano frente a inhumano. Pero los derechos humanos atajan estas divisiones. De forma radical, valoran a todos y cada uno de los seres humanos, al margen del bando donde se encuentren. Como líderes, les pido que favorezcan una reflexión profunda sobre cómo volver a colocar los derechos humanos en el centro de la toma de decisiones a fin de evitar la lacra de la guerra.

En segundo lugar, la transformación digital. Todos y todas somos conscientes de los inmensos beneficios que presenta. Pero seamos sinceros: entre la inteligencia artificial, la neurotecnología, la ciberdelincuencia, la vigilancia y las armas biológicas, nos enfrentamos a un mundo en el que lo fundamental de la humanidad —la dignidad humana y la agencia humana— corre peligro. Esta es la cuestión que debemos abordar: ¿cómo podemos proteger nuestra humanidad y nuestros derechos en este universo nuevo?

En tercer lugar, nuestras economías. Estoy absolutamente convencido de que nuestros sistemas económicos, a todos los niveles, tendrán que estar dotados de derechos humanos, y esto también requerirá una transformación radical, sobre todo a la vista de la transición ecológica y social actual, así como de las grandes desigualdades mundiales que sufrimos. Pero, ¿cómo conseguirlo?

En cuarto lugar, los derechos humanos forman parte del ecosistema que garantiza la supervivencia y prosperidad de la humanidad. Nuestro planeta se encuentra en una gran crisis por ignorar el derecho a un medio ambiente limpio, saludable y sostenible durante demasiado tiempo. ¿Qué hace falta para colocar los derechos humanos —y no los intereses empresariales— en el centro de todas las políticas nacionales y mundiales?

Las conversaciones en torno a los derechos humanos pueden ser delicadas, complicadas e incómodas, anteponiendo la verdad al poder. A menudo su objetivo es derribar los muros de las mentalidades más ortodoxas y, por tanto, pueden ser radicales. Pero siempre deben mantenerse con un espíritu de compromiso respetuoso y constructivo en la búsqueda de un mundo mejor.

Les pido que se unan, trascendiendo las distintas sociedades y sistemas, para buscar puntos de acuerdo y garantizar un cambio significativo.

Hace setenta y cinco años, nuestros antepasados asumieron este papel. Superaron sus diferencias y establecieron los pasos que sentarían las bases de la libertad, la justicia y la paz en el mundo.

Ahora nos corresponde a nosotros asumir esta tarea profunda y visionaria de convertir los derechos humanos en el objetivo principal y la garantía que ofrece protección, y de esforzarnos para encontrar soluciones a los retos más acuciantes de nuestro tiempo.

Los principios de los derechos humanos son la mejor solución con la que contamos para este mundo convulso y atemorizado. Les ruego que reaviven el espíritu, el impulso y la vitalidad que culminaron en la Declaración Universal hace 75 años.

Gracias.