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‘Tenemos que ser valientes’: El Alto Comisionado Zeid encomia el premio ‘Embajador de Conciencia’ de Amnistía Internacional

21 abril 2018

Declaración en vídeo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad Al Hussein, con motivo de la entrega del premio ‘Embajador de Conciencia’ otorgado por Amnistía Internacional

Me hubiera complacido acompañarles esta noche, para celebrar juntos el ejemplo inspirador del Embajador de Conciencia de este año y para conversar con todos ustedes. Habida cuenta de que Salil [Shetty, Secretario General de AI] y yo dejaremos pronto nuestros cargos respectivos, quiero agradecerles a él y a todos ustedes la increíble labor en pro de los derechos humanos y el apoyo que nos han proporcionado, a mí y al personal de mi Oficina, respaldo que espero sinceramente seguirán otorgando a mi sucesor.

Corren tiempos difíciles para los activistas de derechos humanos. Estamos ante una nueva oleada de un tipo de dirigente muy antiguo. Líderes que se aprovechan de los temores de la gente, mediante la mentira y la propaganda, azuzan el odio y lo orientan hacia chivos expiatorios vulnerables. Populistas étnicos que se sienten profundamente amenazados por los principios que proclaman que todos los seres humanos tienen los mismos derechos a la dignidad y la justicia. 

Estos mensajes venenosos de odio y culpabilidad están llevando a nuestro mundo hacia un punto crítico de violencia. En la noche de hoy, ustedes se han congregado para defender la humanidad y la igualdad. Muchas de las personas reunidas en esta sala han padecido por defender los derechos humanos como una cuestión de principios. Una y otra vez debo evocar el ejemplo de quienes nos precedieron en el movimiento de derechos humanos, de quienes lucharon para poner fin a la esclavitud, al imperialismo, a las leyes de la segregación y el apartheid, y para defender los derechos de los trabajadores, las mujeres, los afrodescendientes, los pueblos indígenas, las minorías étnicas y religiosas, el colectivo LGBTI y otros. Los retos que esas personas tuvieron que afrontar fueron colosales y, sin embargo, perseveraron en su empeño. Y gracias a su combate, la humanidad ha dado pasos de gigante para dejar atrás la brutalidad y la tiranía.

Ahora nos toca a nosotros la tarea de encabezar este movimiento. Pese a la xenofobia, el fanatismo y el nacionalismo miope que hoy se extienden por el mundo, tengo la seguridad de que podemos aunar esfuerzos para forjar sociedades que sean realmente sólidas: Sólidas porque serán justas. Estables porque solucionarán los conflictos no mediante la violencia, sino mediante la justicia. Seguras y orientadas al futuro porque reconocerán la diversidad y aprovecharán íntegramente los aportes de todos. 

Para lograrlo, es preciso recabar la participación de nuevos grupos sociales, de personas que tal vez no comprendan todavía que los principios de derechos humanos conducen a enérgicas medidas prácticas. Es menester que encontremos las palabras y los actos capaces de hacerles comprender claramente que los valores basados en los derechos humanos representan el fin de la discriminación y la violencia, mejores cuidados sanitarios, más oportunidades, mayor libertad y respeto hacia las opciones de cada persona.

Tenemos que enfrentarnos a racistas, tiranos y abusadores. Tenemos que resistir apoyados en nuestros principios y hacer retroceder a las fuerzas del egoísmo y la violencia. 

Tenemos que ser valientes.

Muchas gracias.

21 de abril de 2018