El Alto Comisionado del ACNUDH, Volker Türk, condena los ataques efectuados en Myanmar

He conocido con horror los informes sobre ataques efectuados por la aviación de Myanmar contra una sala de reuniones públicas de la región de Sagaing, una comuna en poder de la oposición antigubernamental situada en el noroeste del país, en los que murieron decenas de hombres, mujeres y niños. 

Al parecer, entre las víctimas se hallaban escolares que representaban un espectáculo de danza y otros civiles que asistían a la ceremonia inaugural de la Oficina de Administración Popular de la aldea de Pazigyi, en el municipio de Kanbalu. Según se informa, tras el bombardeo un helicóptero abrió fuego contra los supervivientes que huían del lugar. Los despachos de prensa indican que un centenar de personas habría muerto en la operación.

A pesar de que existe una normativa muy clara en lo tocante a la protección que los militares deben brindar a la población civil en el curso de las hostilidades, en este caso se ha producido un flagrante desacato de las normas del derecho internacional.

Exhorto a las partes en conflicto a que adopten todas las precauciones posibles para proteger de los efectos de estos ataques a la población civil que está bajo su control, lo que incluye, entre otras medidas, la de no colocar objetivos militares en zonas densamente pobladas. 

Como ya señalé, hay motivos suficientes para creer que las fuerzas armadas y sus milicias afines son responsables de una amplia gama de vulneraciones y abusos de derechos humanos perpetrados desde el 1 de febrero de 2021, algunos de los cuales podrían ser constitutivos de crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad.

Creo firmemente que los procedimientos de justicia internacional en curso terminarán por exigir responsabilidades penales a los militares que han perpetrado esos crímenes.

FIN