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Declaraciones Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Declaración de Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

03 noviembre 2022

En

Foro Social del Consejo de Derechos Humanos

Consejo de Derechos Humanos Foro Social 

Excelencias,

Distinguidos participantes, 

Cuando piensan en el agua, ¿no les hace sentirse vivos?

Cuando les sacia la sed. Cuando miran el océano o un río.

Hoy nos encontramos aquí para ayudar a que esta esencia de la vida se aprecie, atesore y preserve de cara a las generaciones futuras.

Al final del día de hoy, las mujeres y las niñas de todo el mundo habrán pasado 200 millones de horas recogiendo agua. Y otros 266 millones de horas perdidas por no tener un retrete en casa.

Una de cada cinco personas muere cada día por enfermedades relacionadas con el agua. El 90% de ellas son niños y niñas menores de 5 años.

Y el tabú que rodea al saneamiento supone que esta palabra queda eliminada de la conversación o se le considera como una idea de última hora. Mientras que casi la mitad de la población mundial (3,6 mil millones) carece de acceso a un saneamiento seguro.

Los fenómenos meteorológicos extremos, agravados por el cambio climático, aumentan la escasez, la imprevisibilidad y la contaminación del agua. Más del 90 % de las catástrofes medioambientales en el mundo están relacionadas con el agua.

El agua también ha sido fuente de conflictos violentos puesto que el acceso a ella se utiliza como método de guerra. Se prevé que la competencia por los recursos hídricos será uno de los factores importantes de conflictos y desplazamientos.

Incluso antes de la COVID-19, el mundo estaba lejos de alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6 y de garantizar el agua y el saneamiento a todas las personas para 2030.

Oportunidades perdidas, potencial perdido y vidas perdidas.

Todo esto se puede evitar.

Es un problema de derechos humanos.

Los derechos humanos ofrecen límites útiles para garantizar la prioridad de las inversiones necesarias.
El próximo mes de marzo, los líderes mundiales se reunirán en Nueva York en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua 2023.

Representa un indicador y un principio fundamental para mejorar la gobernanza del agua a escala mundial.
Para acelerar los avances en el Decenio para la Acción sobre el Agua (2018-2028).

Para volver a comprometerse con el desarrollo sostenible.

Para intensificar la cooperación internacional e impulsar la acción. No olvidemos que algunos de los primeros ejemplos de cooperación transfronteriza se produjeron en torno a cuestiones relativas al agua.

Nos queda poco más de 3 meses hasta entonces.

En los próximos dos días tenemos una oportunidad única de garantizar que los derechos humanos sean la base de esa Conferencia.

Esto significa concretamente garantizar que los derechos humanos sean clave en la preparación de la Conferencia y su diseño general: los derechos humanos deben impregnar todos y cada uno de los actos previstos en los cinco temas.1

La gestión cooperativa del agua debe ir acompañada de una participación significativa de las comunidades locales. Velar porque quienes viven en las zonas más remotas de un país puedan acceder al agua y gestionarla.

La regulación de la energía hidroeléctrica exige que nos encarguemos de la situación de las personas que puedan ser víctimas de desplazamientos por los proyectos relacionados.

Tenemos que conocer el impacto que tienen las políticas en los seres humanos y los ecosistemas, para después tenerlo en cuenta al diseñar —y financiar— esas políticas.

Asegurémonos de que los resultados de la Conferencia sobre el Agua, tales como las promesas y los compromisos voluntarios, estén respaldados por los derechos humanos.

Las personas más afectadas por la falta de acceso al agua y el saneamiento son los verdaderos expertos en estas cuestiones. No se les puede dejar fuera del debate.

Es indispensable asegurar el espacio para que estas personas compartan sus experiencias, los obstáculos a los que se enfrentan y sus soluciones.

No será posible sin ellas.

Tenemos que llegar a las personas más marginadas, a sus comunidades, y tener en cuenta la diversidad en todas sus formas.

Sus opiniones sobre cómo hacerlo serán fundamentales durante los debates de hoy y mañana.

A modo de ejemplo, nuestra Oficina en México participó en diálogos sobre la gestión comunitaria del agua, lo cual contribuyó a la aprobación de un decreto presidencial que reconoce los derechos de las comunidades indígenas, entre ellos, el acceso y la gestión de los recursos hídricos.

Asimismo, debemos proteger a los defensores de los derechos humanos que promueven estos derechos con valentía.

El agua es un bien público mundial. No se trata de un producto básico o servicio que deba gestionarse, sino de un derecho humano fundamental que se reconoce a todas las personas sin discriminación. Y sin el cual, los derechos a la vida, a la salud, a la alimentación y al trabajo corren peligro.

Excelencias,

Distinguidos participantes.

Tenemos los planes para actuar.

Los tratados internacionales de derechos humanos, en particular el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y la valiosa orientación que brinda su Comité.

Contamos con el ODS 6.

También con la hoja de ruta de ONU-Agua para la integración de los derechos humanos en el agua y el saneamiento.

Y, por supuesto, los resultados de este Foro.

Hagamos que los derechos humanos marquen un punto de inflexión en la Conferencia sobre el Agua.

Les deseo a todos éxito en sus deliberaciones.  


1/ Los cinco temas aprobados el 25 de octubre son: El agua para la salud; El agua para el desarrollo sostenible; El agua para el clima, la resiliencia y el medioambiente; El agua para la cooperación; y El Decenio para la Acción sobre el Agua: acelerar su aplicación.