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Declaraciones Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Declaración de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet tras visita oficial a China

28 mayo 2022

La Alta Comisionada Michelle Bachelet durante su visita a China, en Ürümqi, Región Autónoma Uigur de Xinjiang (XUAR) , República Popular China © ACNUDH

Lugar

Guangzhou

Buenas tardes y gracias a todos por acompañarme hoy aquí. Esta conferencia de prensa ha de hacerse de forma virtual, dadas las restricciones por la COVID-19 en vigor. No obstante, confío en que esto suponga que aquellos de ustedes que de otro modo no habrían podido desplazarse hasta aquí desde diferentes lugares de China hayan podido unirse a nosotros.

Permítanme agradecer en primer lugar al Gobierno de China su invitación. Por primera vez en 17 años, un Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha podido viajar a China y hablar directamente con funcionarios del más alto orden del gobierno en el país, así como con otros interlocutores, acerca de cuestiones clave sobre derechos humanos, tanto en China como en otras partes del planeta. Valoro los esfuerzos desplegados por el gobierno para hacer posible esta visita, en especial los preparativos para mi reunión virtual con el Presidente Xi Jinping.

También tuve la oportunidad de reunirme con el Canciller Wang Yi, Presidente de la Corte Suprema Popular, además de con altos funcionarios de seguridad pública, justicia, cuestiones étnicas y recursos humanos, con la Procuradoría Popular, así como con el Gobernador de la Provincia de Guangdong. También pude reunirme con la Federación de Mujeres de China. Durante los dos días que pasé en Kashgar y Urumqi, me reuní con un número de funcionarios, incluyendo con el Secretario del Partido Comunista Chino de la Región Autónoma de Xinjiang Uyghur (XUAR), el Gobernador y el Vicegobernador a cargo de la seguridad pública, entre otros.

Visité la prisión de Kashgar y la Escuela Experimental de Kashgar, que fue previamente un Centro de Formación Profesional (VETC, según siglas en inglés), entre otros lugares.

Asimismo, pude conversar con organizaciones de la sociedad civil, con académicos, así como con líderes religiosos y de la comunidad y otras personas residentes dentro y fuera del país. Con anterioridad a mi visita, mi Oficina y yo personalmente nos reunimos de forma virtual con una serie de organizaciones de la sociedad civil que trabajan sobre cuestiones que atañen a Xinjiang, Tíbet, Hong Kong y otras partes de China. Mi visita ha recibido también información procedente de la labor de los mecanismos de derechos humanos de las Naciones Unidas que operan en China desde hace muchos años, así como del trabajo preparatorio realizado por mi oficina y mi equipo de avanzada el cual llegó a China el 25 de abril.

Debo explicar desde un principio lo que supuso esta visita, y lo que no supuso.

Esta visita no consistió en una investigación, las visitas oficiales de un Alto Comisionado son por naturaleza de un perfil alto y no conducen al tipo de trabajo detallado, metódico y discreto que conlleva una labor con carácter de investigación.

La visita supuso una oportunidad para mantener conversaciones directas (con los líderes del más alto nivel de China) acerca de cuestiones de derechos humanos, de escucharnos unos a otros, de plantear problemas, de explorar y preparar el camino para mantener relaciones más regulares y relevantes en el futuro, con vistas a apoyar a China para que cumpla con sus obligaciones conforme a la normativa internacional de derechos humanos.

Teniendo en cuenta el importante papel que desempeña China en el multilateralismo, la visita también me brindó la oportunidad de debatir sobre otras varias cuestiones regionales y globales, en las que China puede utilizar su influencia para encontrar soluciones políticas.

A aquellos que me han enviado peticiones donde me pedían que planteara cuestiones o casos concretos con las autoridades, les digo que he atendido a sus peticiones. Vuestra labor de promoción importa y mi visita supuso una oportunidad para plantear una serie de situaciones y cuestiones de interés concretas con el Gobierno.

Continuaré haciendo un seguimiento de estas cuestiones que nos preocupan de forma regular.

Sería arrogante por mi parte intentar condensar la enorme complejidad de la situación de derechos humanos que se vive en este país tan extenso en una única declaración, aunque les ruego me permitan resaltar las cuestiones principales que pudimos debatir a fondo durante mi visita.

El alivio de la pobreza y la erradiación de la extrema pobreza, 10 años antes de su fecha objetivo, suponen unos logros espectaculares para China. La introducción de la atención sanitaria universal y de un plan casi universal de seguro de desempleo contribuyen enormemente a asegurar la protección del derecho a la salud y permiten derechos sociales y económicos más amplios. Valoramos también los esfuerzos destinados por China a apoyar la Agenda 2030 multilateral y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, tanto dentro del país como internacionalmente.

Subrayamos la importancia de los avances conseguidos hacia la paridad de géneros y hacia una distribución geográfica adecuada.

Durante estos años, se han introducido importantes reformas legislativas y judiciales. En lo que respecta a la igualdad entre géneros, acojo con beneplácito la revisión de la Ley de Protección de los Derechos e Intereses de las Mujeres, la cual debería propiciar distintas mejoras en la protección de los derechos de las mujeres. También quisiera alabar la reciente reforma del Código Civil, el cual introdujo disposiciones sobre acoso sexual, así como la ley contra la violencia doméstica, la cual establece órdenes de alojamiento para proteger a mujeres y niños en riesgo.

Por supuesto, al igual que ocurre en cualquier otro país, la puesta en práctica es la clave, por lo que será importante que las autoridades permanezcan vigilantes a este respecto y den respuesta a las dudas sobre cómo se aplica la ley en la práctica. Me gustaría poder ver más mujeres en todos los niveles de representación política, y además he alentado a las empresas a crear las condiciones necesarias para que existan más mujeres ocupando los puestos más altos.

Aplaudo el objetivo declarado de China de asegurar un desarrollo de calidad, lo que está estrechamente ligado a reforzar el estado de derecho y el respeto por los derechos humanos.

Este deseo es formulado en el Plan de Acción en materia de Derechos Humanos de China y en otros documentos normativos. Mi equipo sostuvo debates en profundidad sobre cómo la legislación y las prácticas nacionales deben reflejar legislación y normas internacionales de derechos humanos, en especial con relación a la aplicación de la ley y los procesos judiciales, por lo que esperamos continuar compartiendo nuestra experiencia y conocimientos con el Gobierno y el sistema judicial.

También es bien recibido el compromiso suscrito y reflejado en el Plan de Acción en materia de Derechos Humanos de China de aplicar procedimientos más rigurosos a la hora de revisar penas capitales y de implementar un mecanismo más estricto para revisar e informar sobre casos de pena capital. Es importante facilitar datos sobre la pena capital, y espero que China se una al movimiento internacional cada vez mayor por la abolición de la pena capital.

En mis conversaciones con altos funcionarios, las cuestiones del desarrollo, la paz y la seguridad surgieron en todas las reuniones. Por supuesto, para conseguir un desarrollo, paz y seguridad que sean estables, será necesario que estos sean inclusivos y estén arraigados en la protección de los derechos humanos.

Comparto la preocupación de una serie de mecanismos de derechos humanos de las Naciones Unidas sobre las leyes y las políticas contra el terrorismo y el radicalismo y su aplicación.

Los actos violentos de extremismo tienen consecuencias terribles y graves para las vidas de las víctimas, incluyendo para aquellos encargados de proteger a la comunidad. No obstante, es fundamental que las respuestas contra el terrorismo no resulten en violaciones de los derechos humanos.

La aplicación de leyes y políticas sobre esta cuestión, y cualquier otra medida obligatoria impuesta a las personas por individual, ha de estar sujeta a una supervisión judicial independiente, con una mayor transparencia de los procesos judiciales. Todas las víctimas han de tener la posibilidad de solicitar reparación.

En la Región Autónoma de Xinjiang Uyghur, he planteado mis dudas y preocupación sobre la aplicación de medidas contra el terrorismo y la lucha contra la radicalización así como su aplicación más amplia, en especial su impacto sobre los derechos de los Uigures y otras minorías predominantemente musulmanas. A la vez que soy incapaz de evaluar la magnitud completa de los VETCs, expresé al Gobierno mi preocupación por la falta de supervisión judicial independiente de la puesta en práctica del programa, la dependencia de los agentes encargados de aplicar la ley de 15 indicadores usados para determinar tendencias conducentes al extremismo violento, las acusaciones del uso de la fuerza y de malos tratos en instituciones, así como informes de restricciones excesivamente severas de prácticas religiosas legítimas.

Durante mi visita,el Gobierno me aseguró que el sistema de VETCs ha sido desmantelado. Animé al Gobierno a llevar a cabo una revisión de todas las políticas de lucha contra el terrorismo y la radicalización para garantizar que cumplen plenamente con las normas internacionales de derechos humanos, y en especial asegurar que no se aplican de forma arbitraria y discriminatoria.

Antes de desplazarme a China, hablé con familias Uigures que ahora viven en el extranjero y que han perdido contacto con sus seres queridos. En mis conversaciones con las autoridades, les insté a adoptar medidas para proporcionar información a las familias como objetivo prioritario.

También comparto la preocupación de mecanismos de derechos humanos de las Naciones Unidas sobre la penalización de actividades legítimas de abogados, defensores de derechos humanos y otros, en virtud del marco nacional de seguridad. Los órganos de derechos humanos de las Naciones Unidas han concluido que el sistema de Vigilancia Domiciliaria constituye detención arbitraria y han solicitado su derogación.

Mis contactos con ONGs en China resultaron también muy satisfactorios.

Se está realizando una labor considerable para promocionar la igualdad entre géneros, los derechos de las personas LGBTI, de las personas con discapacidad y las personas mayores, entre otros.

China cuenta con una tradición de participación de la comunidad, y no puedo dejar de recalcar la importancia de este hecho. Ampliar el espacio para facilitar una participación y promoción significativas por parte de la sociedad civil es fundamental para reforzar la participación y la libertad de expresión.

En la Región Autónoma del Tíbet, es importante que se proteja la identidad lingüística, religiosa y cultural de los tibetanos, y que se permita al pueblo tibetano participar plenamente y con total libertad en las decisiones que afectan a su vida religiosa además de facilitar el diálogo con ellos.

Debatí sobre políticas educativas en la Región Autónoma del Tíbet y recalqué la importancia de que los niños puedan aprender en su propio idioma y cultura y dentro del marco de sus familias y comunidades.

La Región Administrativa Especial de Hong Kong (HKSAR, según siglas en inglés) ha sido respetada durante largo tiempo como un centro para el desarrollo de los derechos humanos y los medios independientes dentro de la región. Es importante que el gobierno de esa región haga todo lo que esté en sus manos para cultivar, y no ahogar, el potencial tremendo que tiene la sociedad civil y el mundo académico en Hong Kong de contribuir a la defensa y protección de los derechos humanos en la HKSAR y en otros lugares. Las detenciones de abogados, activistas, periodistas y otros en virtud de la Ley de Seguridad Nacional es muy preocupante. Hong Kong tiene prevista una revisión por parte del Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en julio, al ser parte del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

He solicitado a China que también ratifique el Pacto, el cual firmó en 1998.

La reciente ratificación por China de los dos Convenios de la Organización Internacional del Trabajo (29 y 105) sobre el trabajo forzoso, una vez que se materialice, supondrá un punto de partida deseado y relevante para proteger principios y derechos fundamentales en el lugar de trabajo. Posteriomente a la ratificación, será también importante construir un sistema amplio, el cual incluya no solamente la inspección laboral y la aplicación de la ley, sino también la prevención y la diligencia debida. Los actores de la sociedad civil, incluyendo a empresas, sindicatos, ONGs y los medios de comunicación, desempeñan también un papel importante para vigilar el cumplimiento y señalar las deficiencias. Animé a China a participar de forma constructiva con la OIT.

Tuve también la oportunidad de entablar conversaciones con representantes de la comunidad empresarial de China, y me animó observar cómo las empresas y sectores chinos adoptan normas de derechos humanos en sus operaciones y cadenas de suministro.

Dadas las numerosas crisis globales e interrelacionadas a las que se enfrenta nuestro planeta en la actualidad, que incluyen el cambio climático, amenazas para la paz y la seguridad así como la inestabilidad en el sistema económico global, todo ello sumado al impacto de la pandemia de COVID-19, China tiene un papel muy importante que jugar como contribuyente clave en los foros multilaterales y regionales.

Acordamos establecer contactos regulares entre la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y el Gobierno de China, los que incluirán una reunión estratégica anual de alto nivel para debatir cuestiones de interés mutuo a nivel nacional, regional o global.

También acordamos crear un grupo de trabajo para facilitar intercambios y una cooperación sustantivos entre mi Oficina y el Gobierno a través de reuniones en Beijing y Ginebra, además de otras reuniones virtuales. Este grupo de trabajo organizará una serie de conversaciones complementarias sobre áreas temáticas específicas, incluyendo pero sin limitarse al desarrollo, la mitigación de la pobreza y los derechos humanos, los derechos de las minorías, empresas y derechos humanos, la lucha contra el terrorismo y los derechos humanos, el espacio digital y los derechos humanos, la protección judicial y legal y los derechos humanos, así como otras cuestiones que proponga cualquier de las dos partes.

Esto permitirá una relación más estructurada de mi Oficina con China para tratar una serie de cuestiones de derechos humanos. Este elemento es de vital importancia ya que mi Oficina no cuenta con una presencia en el país.

El grupo de trabajo facilitará también un espacio para que podamos dirigir la atención del gobierno sobre una serie de cuestiones específicas que nos preocupan.

El Gobierno también ha declarado que invitará a altos funcionarios de la Oficina a realizar una visita a China en el futuro.

Con todas las personas que me reuní en China, funcionarios regionales y nacionales, la sociedad civil, académicos, diplomáticos y otros, hablé con franqueza, con el deseo sincero de conseguir avances en la promoción y protección de los derechos humanos para todo el mundo. Espero que podamos seguir progresando a partir de este enfoque abierto y honesto para seguir impulsando estos intercambios de un modo significativo y que dejen huella.

Para más información y solicitudes de medios de comunicación, póngase en contacto con:

Liz Throssell + 41 22 917 9296 / elizabeth.throssell@un.org or
Jeremy Laurence + 41 22 917 9383 / jeremy.laurence@un.org

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