Skip to main content

Declaraciones Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

El G-7: Cadenas de valor sostenibles – Factores decisivos para lograr una normativa vinculante que sea aceptada en la esfera internacional

06 mayo 2022

Pronunciado por

Michelle Bachelet, Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos

Lugar

Alemania

Excelencias,
Colegas:

Les agradezco la oportunidad de participar en este acto. Me complace presentarles las recomendaciones que figuran en el informe de mi Oficina sobre cómo alcanzar cadenas de valor más sostenibles, tal como solicitó la Presidencia Alemana del G-7.

La repercusión de las cadenas de oferta mundiales sobre los derechos humanos es muy clara: el uso precario e informal de mano de obra crece de manera acelerada. Los trabajadores, en particular los migrantes, son cada vez más vulnerables y están sujetos a múltiples vulneraciones de derechos humanos perpetradas por sus patronos.

Esta vulnerabilidad se agrava además por el crecimiento de la desigualdad dentro de los países, los devastadores efectos de la pandemia de COVID-19 -como señaló el Ministro- y por la reducción del ámbito cívico.

En vez de permanecer como observadores inertes, ahora disponemos de una oportunidad de actuar. No podría haber un momento más decisivo que este para que el G-7 y otros agentes internacionales demuestren su visión y liderazgo.

Si queremos tener éxito en la tarea de establecer cadenas de suministro sostenibles, debemos abordar toda la gama de derechos humanos que están en peligro.

Debemos velar por que las necesidades de los más afectados -los trabajadores- se sitúen en primer plano.

Una medida crucial a este fin es redoblar los esfuerzos encaminados a mejorar la aplicación de los Principios rectores sobre las empresas y los derechos humanos de las Naciones Unidas (UNGP, por sus siglas en inglés) a las cadenas internacionales de oferta.

Los UNGP son herramientas fundamentales para fomentar el progreso en la consecución de los objetivos mundiales relativos al cambio climático, el desarrollo sostenible y la recuperación de la pandemia de COVID-19. Esos principios rectores pueden contribuir a que se respeten los derechos humanos en todas las cadenas de valor internacionales. 

En la actualidad, asistimos a un auge sin precedentes de los esfuerzos encaminados a aplicar reformas en este ámbito, que sin duda modificarán la manera en que las legislaciones, las normativas y los mercados financieros modularán las prácticas empresariales en el futuro.

Los dirigentes del G-7 tienen la posibilidad de dar un impulso considerable a la coherencia política. Ustedes disponen de la influencia para insistir en que se adopten criterios internacionales de conducta empresarial responsable, incluida la reforma de la normativa. Ustedes tienen la capacidad necesaria para apoyar medidas que complementen los dispositivos de regulación y para asumir el liderazgo en materia de cooperación, asistencia y financiación para el desarrollo, en las iniciativas de financiación sostenible del sector privado, así como en las políticas de comercio e inversión.

Ya es hora de ejercer esa influencia.

Excelencias:

En la actualidad, se registran algunos progresos. La elaboración y puesta en vigor de leyes relativas a las empresas y los derechos humanos en numerosos países del G-7 y la Unión Europea aumentan con rapidez. Esto se debe al amplio reconocimiento de que la normativa internacional confiere autoridad al comportamiento empresarial, incluidos los UNGP y las Líneas Directrices de la OCDE para Empresas Multinacionales.

Esto también se debe a la suma cada vez mayor de opiniones dentro del mismo sector empresarial que reclaman más seguridad jurídica. Estos factores tratan de lograr un contexto más equitativo y un aumento de su influencia en determinadas cadenas de valor. Además, buscan la oportunidad de implantar una gestión de riesgos mejor integrada.

Debemos apoyar este impulso de manera más dinámica. Su éxito depende, en gran medida, de la voluntad política para ajustar las leyes y regulaciones a la normativa internacional que rige la conducta de las empresas.

Creo que en este empeño necesitamos una sabia combinación de medidas voluntarias y vinculantes.

Aquí es donde el G-7 puede desempeñar una función decisiva, por su capacidad de acoger y apoyar las novedades legislativas en materia de empresas y derechos humanos.

Un aspecto muy importante del asunto es que los Estados Miembros del G-7 pueden trabajar individual y colectivamente para garantizar que el impulso legislativo refleje el carácter transformador de los UNGP.

Las leyes deben inducir a las empresas a comprender y definir con antelación las repercusiones negativas que puedan tener sus actividades.  Pero no deben desalentar el impulso de abordar los efectos que dichas empresas no causan ni contribuyen a generar, como tampoco deben estimular la confianza exclusiva en los arreglos contractuales con auditorías de cumplimiento.

La experiencia acumulada en los dos últimos decenios nos indica que ese enfoque no cambia realmente la vida de la gente.

El apoyo constante de las empresas, los inversores y las ONG a la legislación sobre las empresas y los derechos humanos dependerá de que este se ajuste al poder transformador de los tres pilares de los UNGP. Esta es la razón por la que exhortamos de manera perentoria a que se logre avanzar en la aplicación del tercer pilar de los UNGP -el acceso a los remedios-, en el que se nota una falta general de progreso.

En nombre de millones de personas perjudicadas por determinadas prácticas y operaciones empresariales, tenemos la responsabilidad de dinamizar estas medidas. Los informes del Proyecto sobre rendición de cuentas y mecanismos de reparación de mi Oficina contienen recomendaciones importantes al respecto.

Asimismo insto a los Estados Miembros del G-7 a que realicen esfuerzos individuales y colectivos para apoyar a las empresas medianas y pequeñas. Estas corporaciones también necesitan orientación y apoyo en los retos que afrontan para cumplir con sus responsabilidades en materia de derechos humanos. Tal como ha propuesto el Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre Empresas y Derechos Humanos, los Estados Miembros del G-7 pueden actuar en coordinación con otros Estados y con la Unión Europea para crear un dispositivo de fomento de capacidades en el que todas las partes interesadas puedan apoyar a las pequeñas y medianas empresas en el cumplimiento de sus compromisos en materia de derechos humanos.

Además, los Estados Miembros del G-7 pueden apoyar la incorporación de los UNGP a las instituciones de financiación del desarrollo. Estas instituciones deben desempeñar una función esencial en el fomento de la aplicación de los UNGP a través de sus actividades de préstamo, mediante la concepción y el funcionamiento de sus mecanismos de quejas y mediante su compromiso con los organismos de desarrollo.

Por último, la consecución de cadenas de oferta sostenibles exigirá también la integración de la normativa internacional sobre la conducta empresarial responsable en todos los aspectos de las políticas de inversión y comercio. Por ejemplo, los organismos crediticios que financian la exportación y los bancos de exportación-importación son agentes esenciales que sustentan diversos segmentos de las cadenas mundiales de valor. Pero en los últimos años la falta de compromisos multilaterales ha repercutido negativamente en su capacidad para actualizar y ajustar sus criterios a los UNGP o a los compromisos de alto nivel contraídos por sus propios gobiernos.

La mejora del cumplimiento de los derechos humanos en los organismos crediticios que financian la exportación es una palanca importante para fomentar la creación de cadenas de oferta sostenible. Una primera medida obvia sería que los gobiernos reforzaran las obligaciones contenidas en la Recomendación revisada de la OCDE sobre enfoques comunes en materia de medio ambiente y créditos a la exportación, en lo relativo a los derechos humanos y la normativa internacional sobre la conducta empresarial responsable.

Excelencias:

Podemos tener a nuestra disposición las más enérgicas cláusulas legales y las mejores regulaciones y normativas, pero estos preceptos, por sí solos, no serán suficientes para transformar las prácticas empresariales de un modo que garantice la creación de cadenas de oferta sostenibles en el mundo entero.

Necesitamos vuestro apoyo para garantizar su aplicación. Las misiones diplomáticas y los representantes del G-7 en otros países podrían desempeñar una importante función en la tarea de promover y mejorar la aplicación de los UNGP en las cadenas de valor internacionales.

Un cuerpo diplomático con buena formación en materia de empresas y derechos humanos también contribuiría a hacer más verosímil el compromiso general del G-7 con los derechos humanos.

El G-7 ya ha asumido un importante liderazgo en la materia, al hacer hincapié en el objetivo de lograr cadenas de oferta auténticamente sostenibles.

Ahora tiene una oportunidad excepcional de avanzar un poco más y fomentar la aplicación ambiciosa y exhaustiva de los UNGP sobre las empresas y los derechos humanos.

Ha llegado la hora de allanar el camino hacia un cambio significativo para todos los seres humanos del mundo.

Mi Oficina se ha comprometido a apoyar vuestros esfuerzos.

Les deseo que los próximos debates sean fructíferos e inspiradores.

Muchas gracias.

Etiquetas