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Declaraciones Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Aplicar el Compromiso de Ginebra sobre Derechos Humanos en la Acción Climática

Compromiso de Ginebra en la Acción Climática

13 septiembre 2016

Ginebra, 13 de septiembre de 2016

Excelencias,
Colegas y amigos:

Quisiera agradecer al personal encargado del Compromiso de Ginebra sobre Derechos Humanos en la Acción Climática por haber acogido este importante evento. Me complace dar la bienvenida a esta reunión a la Sra. Patricia Espinoza, Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

Nos hemos congregado aquí para debatir sobre nuestro futuro común, un futuro amenazado en diversos frentes, de los cuales el cambio climático es uno de los que encierra mayor potencial de destrucción.

En febrero de 2015, cuando el ACNUDH y la Fundación Mary Robinson-Justicia Climática coauspiciaron un Diálogo sobre Justicia Climática, nuestro objetivo era reunir a los negociadores en materia de cambio climático y a los delegados del Consejo con miras a lograr una comprensión más cabal de los importantes vínculos existentes entre el clima y los derechos humanos.

Los Estados signatarios del Compromiso de Ginebra se comprometieron a promover un acuerdo sobre el clima que protegiera los derechos de las personas más vulnerables al cambio climático. También acordaron que se esforzarían por mantener un diálogo permanente sobre justicia climática, y prometieron que ayudarían a garantizar la estrecha colaboración entre los activistas del clima y los defensores de derechos humanos.

En el periodo que precedió a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que tuvo lugar en París, mi Oficina pidió que se llegara a un acuerdo ambicioso y vinculante, que asegurase que las partes iban a promover la integración de los derechos humanos en todas las medidas de acción climática, mantener la temperatura dentro de un margen de 1,5 grados Celsius con respecto a los niveles preindustriales y proteger a las personas más vulnerables al cambio climático. Y aplaudimos el consenso que se alcanzó en el primer acuerdo universal y jurídicamente vinculante, que exigía que todos los Estados abordasen los peligros comunes generados por el calentamiento de nuestro planeta.

Hoy, ya no queda duda alguna de que el cambio climático es una cuestión de derechos humanos. Y esta conclusión se ha alcanzado gracias a los esfuerzos de muchos de ustedes que hoy están presentes en esta sala.

Pero este no es momento para la autocomplacencia. Este año, al igual que el anterior, fue el más caliente jamás registrado, con una subida de temperatura calculada en 1,38 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales. Estamos inmersos en una crisis del clima y es una crisis que nosotros mismos hemos creado.

El Acuerdo de París puede contribuir a protegernos de las peores consecuencias, pero no va a detener el cambio climático ni su repercusión negativa. De hecho, en su forma actual, los compromisos contraídos por los Estados en cuanto a las contribuciones que cada uno de ellos determinará resultan insuficientes para mantener el calentamiento mundial por debajo de 1,5 o incluso de 2 grados sobre las temperaturas preindustriales. Necesitamos medidas enérgicas para cumplir los compromisos contraídos en París el año pasado y para ir más allá de ese acuerdo.

Excelencias:

El cambio climático amenaza la calidad de vida de todos y cada uno de los seres humanos actuales y también la de nuestros descendientes. Como ha señalado reiteradamente el Consejo de Derechos Humanos, los daños afectarán a una amplia gama de derechos, entre otros el derecho a la alimentación, el agua, el saneamiento, la vivienda adecuada y la salud. En algunos casos, el aumento del nivel del mar amenaza la existencia de países enteros y el derecho de su población a la autodeterminación. Entre las comunidades más vulnerables a la devastadora repercusión del cambio climático sobre los derechos humanos figuran los pueblos indígenas, los pequeños agricultores, las comunidades de pescadores, los pueblos que viven en pequeños Estados insulares y los países menos desarrollados –colectivos que sin duda figuran entre los menos responsables de haber generado esta terrible situación.   

Numerosas víctimas del cambio climático podrían terminar siendo dependientes de la ayuda internacional. Necesitaremos un esfuerzo internacional mancomunado para garantizar la justicia a quienes sufran esos daños por motivo del clima y esa garantía puede lograrse si se incorporan las consideraciones de derechos humanos a las políticas relativas al clima. La justicia climática exige que este apoyo provenga especialmente de quienes disponen de más recursos y contribuyen más intensamente al cambio climático.

El cambio climático es consecuencia de una combinación de políticas oficiales y actividades privadas. Sabemos cómo conjurar esta amenaza y, en este sentido, las obligaciones de los Estados son claras y de larga data. En virtud del derecho internacional de los derechos humanos, los Estados deben prevenir los daños causados por el clima mediante la regulación de las prácticas medioambientales, la protección de las comunidades vulnerables, la exigencia de responsabilidades a los transgresores y la garantía de reparación cuando los daños hayan acontecido. A fin de cumplir con estas obligaciones, es preciso disponer de leyes sólidas, una regulación más eficaz del sector privado, incentivos para la acción y medidas de protección.

Las soluciones climáticas basadas en los derechos humanos exigirán objetivos y metas de gran ambición; rendición de cuentas; protección y empoderamiento de los más vulnerables; participación significativa de la sociedad civil y las comunidades afectadas; y no discriminación. Exigirán que los Estados asignen los recursos necesarios para cambiar hacia un rumbo sostenible, lo que incluirá la ayuda por motivo del clima a los países en desarrollo. En el plano mundial, esta política exigirá medidas enérgicas para garantizar la neutralidad en términos de emisiones de carbono y la limitación del calentamiento a 1,5 grados Celsius o incluso a una cifra inferior. 

El esfuerzo encaminado a salvar a nuestro planeta comienza con cada uno de ustedes y con su labor para aplicar el Acuerdo de París y el Compromiso de Ginebra. Este esfuerzo proseguirá en la Conferencia COP 22 que tendrá lugar en Marrakech y en las reuniones posteriores. Es un esfuerzo que debe integrarse en las políticas locales y nacionales, incluidas las contribuciones que cada país ha de decidir y la adaptación de los planes de acción al ámbito nacional. Les insto a que lo incorporen a sus campañas internacionales de promoción.

Con el fin de apoyar sus esfuerzos, el ACNUDH seguirá participando en la CMNUCC y en otros procesos. Promoveremos la incorporación de salvaguardas al Mecanismo de Desarrollo Sostenible y trataremos de lograr la integración de los derechos humanos en todas las modalidades de aplicación del Acuerdo de París. En fecha reciente presentamos aportes al Programa de Trabajo de Nairobi, en relación con la adaptación al cambio climático y el derecho a la salud, al Programa de Trabajo de Lima, en relación con la igualdad de género, y al Comité de París sobre el Fomento de la Capacidad.

En octubre, el equipo del Compromiso de Ginebra y el personal de mi Oficina coauspiciarán una reunión de expertos en derechos humanos y en el cambio climático, con el fin de trazar una hoja de ruta que oriente el desarrollo de actividades climáticas integradoras sobre la base de los derechos humanos en beneficio de todas las personas. Espero que muchos de ustedes asistan a este encuentro. Llevaremos las recomendaciones de la reunión a Marrakech, donde seguiremos trabajando con los Estados signatarios del Compromiso de Ginebra y otros aliados principales, con miras a promover las consideraciones de derechos humanos a lo largo y ancho de la respuesta, la atenuación y la adaptación al cambio climático. Exhorto a cada uno de ustedes a que apoyen estos esfuerzos.

Amigos míos:

La incapacidad de tomar hoy medidas enérgicas nos llevará por un camino de destrucción causada por el cambio climático, lo que fomentará la multiplicación de conflictos, la pobreza, el hambre, la sequía y otros fenómenos climáticos peligrosos, así como la propagación de enfermedades. 

Debemos sustraernos a estos peligros inminentes. El momento de dialogar ya pasó. Ahora ha llegado el momento de actuar en lo relativo al clima, sobre la base de los derechos humanos.

Muchas gracias.

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