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Discurso del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad Al Hussein, con motivo de la presentación a los Estados Miembros del Informe 2015 del ACNUDH

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31 mayo 2016

31 de mayo 2016

Excelencias,
Colegas y amigos:

Me honra presentarles el Informe Anual del ACNUDH correspondiente al año 2015. Tras este debate, les informaré con cierto detalle de nuestras propuestas de reforma. Pero antes deseo hacer hincapié en los logros y esfuerzos del personal de mi oficina, en el cumplimiento, el año pasado, del que sin duda es uno de los mandatos más complejos y fundamentales de cualquier organización internacional: la protección de los derechos humanos. 

Nuestra labor es esencial para prevenir el sufrimiento y las crisis de toda índole. Y es también el único camino para garantizar la reconciliación duradera en los numerosos conflictos que hoy se multiplican en el mundo entero. El respeto de los derechos de cada ser humano promueve el desarrollo pleno y sostenible, y consolida la paz; esto satisface al interés nacional de cada Estado y al interés colectivo de la humanidad.

Me siento orgulloso de lo que el personal a mis órdenes logró en 2015 –a escala mundial, regional, nacional y local-, en el contexto de nuestras unidades sobre el terreno en 64 países.

La labor de nuestras unidades fuera de la Sede ha ayudado a que los Estados definan sus carencias en lo tocante a la protección de los derechos humanos, mientras que nuestra colaboración técnica – comprendido el asesoramiento jurídico- ha provocado cambios reales sobre el terreno. Una fuerza de cambio especialmente decisiva ha sido la labor de nuestras unidades fuera de la Sede para ayudar a los defensores de derechos humanos y otros agentes de la sociedad civil, a crear asociaciones sólidas y a reforzar sus peticiones en pro de sus derechos. Otro factor muy significativo es nuestro amplio trabajo de capacitación, que abarca el fortalecimiento de la independencia y la base de conocimientos de las instituciones del Estado de Derecho; la orientación de las políticas y el personal de seguridad para que puedan adoptar mejores tácticas de trabajo , y la potenciación de la educación en materia de derechos humanos.

En el Informe figuran numerosos proyectos que han tenido una repercusión considerable. Hemos contribuido al funcionamiento del aparato judicial y las entidades encargadas del cumplimiento de la ley en numerosos países, entre otros en Bolivia, Georgia, Liberia y Uganda, donde más de 200 agentes y funcionarios de la policía participaron en los talleres, con especial atención a la tortura, las libertades públicas y las normas de derechos humanos aplicables en el contexto de las investigaciones antiterroristas. Nuestras unidades sobre el terreno prestaron asistencia a muchos países, entre otros a Kenya, Malawi, Nigeria y Senegal, para elaborar e implantar planes o programas nacionales de derechos humanos con metas asequibles, basadas en normas internacionales de derechos humanos. En el marco de nuestra labor con grupos minoritarios y comunidades indígenas, hemos ayudado a numerosas comunidades en Camboya, Guatemala y otros lugares en la reivindicación de sus derechos fundamentales, incluso de los relativos a la tierra, en el contexto de proyectos comerciales en rápida expansión. En Camboya, esta labor ha permitido que una comunidad de la provincia de Battambang recuperara 720 hectáreas de terreno y sentara un precedente que servirá de ayuda a muchos otros grupos.

Nuestra labor, en el contexto de los Fondos de las Naciones Unidas para las víctimas de la tortura y para luchar contra la esclavitud, constituye otro ejemplo notable de una repercusión capaz de transformar muchas vidas. En 2015, más de 60.000 víctimas de violaciones de derechos humanos de casi 100 países recibieron rehabilitación médica, psicológica, jurídica y social, lo que les ayudó a reconstruir sus vidas con dignidad.    

También quiero poner de relieve la orientación en materia de derechos humanos que mi oficina imparte y que a menudo resulta decisiva, con enfoques y procedimientos empíricos que pueden aprovechar los Estados, las Naciones Unidas y otros agentes. Por ejemplo, en 2015, cuando la crisis migratoria alcanzó su apogeo, nosotros redoblamos toda una gama de actividades de capacitación en varios de los países afectados. Además, en colaboración con el ACNUR, mi oficina ayudó a capacitar al personal de las Fuerzas Navales Europeas para el Mediterráneo y también elaboramos una detallada carpeta de orientación sobre gestión de fronteras y política migratoria, destinada a las autoridades de todos los niveles. Además, proporcionamos informes específicos sobre migración a los Estados Miembros del Consejo de Derechos Humanos, a medida que la crisis se agravaba.

En este año en que se cumple el décimo aniversario de la creación del Consejo de Derechos Humanos, quisiera hacer hincapié en el considerable trabajo que ha realizado el personal a mis órdenes con miras a apoyar al Consejo, con 55 Procedimientos Especiales y 77 titulares de mandatos, y con la ejecución del EPU, que en 2015 examinó a 42 Estados. Hemos apoyado a más de 60 países en la creación o el fortalecimiento de mecanismos nacionales de presentación de informes y seguimiento de las recomendaciones formuladas por los órganos de tratados, los Procedimientos Especiales y el EPU. Para sólo citar algunos ejemplos, esta labor se lleva a cabo actualmente en Angola, Bangladesh, Bolivia, Bosnia y Herzegovina, Kirguistán, Nepal, Turquía y Ucrania, entre muchos otros países. También seguimos asistiendo a Paraguay en relación con su Sistema de Monitoreo de Recomendaciones (SIMORE), en la tarea de registrar, organizar y facilitar el seguimiento de las recomendaciones emitidas por los mecanismos de derechos humanos. El sistema SIMORE lo usan ahora ampliamente las autoridades estatales, las universidades, las ONG y la prensa, y ha sido esencial para apoyar la elaboración de políticas públicas, tales como el Plan Nacional de Acción sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y la preparación de presentaciones para los mecanismos. El ACNUDH también apoya actualmente a diversos Estados en la construcción de bases de datos de recomendaciones en Internet, con el fin de mejorar la labor de seguimiento en el plano nacional.

Lamentablemente, aunque tenemos numerosas peticiones pendientes para este tipo de ayuda, los recursos disponibles sólo permiten satisfacer un número muy limitado de solicitudes.

El Consejo de Derechos Humanos ha aumentado su influencia en el último decenio, especialmente en el contexto de la alerta temprana. El año pasado, esto resultó evidente en el contexto de la crisis de Boko Haram y en Burundi.

Cabe señalar que este aumento de influencia se ha traducido en peticiones cada vez más numerosas del Consejo al ACNUDH, para que éste participe en programas de cooperación técnica, informes e investigaciones. A finales de 2015, había siete misiones y comisiones de investigación en funcionamiento, entre otras la Comisión de Investigación sobre Siria, que ha venido operando desde septiembre de 2011. (Las otras comisiones de investigación activas en 2015 eran las de Eritrea, Gaza, Irak, Libia, Sudán del Sur y Sri Lanka. El mandato para realizar investigaciones en Burundi se aprobó a finales de 2015, pero no entró en funcionamiento hasta 2016).

El sistema de órganos de tratados también inició en 2015 su periodo de reuniones ampliado, con la consecuencia de que mi oficina aportó 173 exámenes de Estados Partes y que se aprobaron 183 decisiones finales relativas a comunicaciones individuales. El nuevo programa de aumento de capacidades de los órganos de tratados, que se encontraba también en su primer año, celebró unas 40 actividades en el mundo, entre ellas dos eventos de formación de formadores. Actualmente seguimos realizando progresos importantes en el fortalecimiento del sistema de los órganos de tratados.  

En el marco del ecosistema de las Naciones Unidas, promovimos muy activamente una insistencia fundamental en los derechos humanos mediante la histórica Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. El ACNUDH contribuyó a elaborar y difundir datos y métodos estadísticos para medir el grado en que una persona está libre del temor y la miseria, y aunque la lista definitiva de indicadores todavía no se ha completado, esperamos que muchos de los elementos que el ACNUDH ha recomendado figuren entre los instrumentos de medición de la Agenda 2030.

En términos más generales, proseguimos con nuestra labor, en el contexto de la iniciativa  'Los derechos primero', a fin de velar por que cada oficial de las Naciones Unidas, en cada operación de las Naciones Unidas, dé prioridad a los aspectos y enfoques de derechos humanos, tanto si se ocupa de cuestiones relativas al desarrollo como si trabaja en operaciones humanitarias, de paz y seguridad o del Estado de Derecho. En este contexto, deseo poner de relieve dos nuevos elementos que aparecieron en 2015. Nuestra Sección de apoyo a las misiones de paz se trasladó a Nueva York, donde continuará su labor de integrar los derechos humanos en las misiones de mantenimiento de la paz y las misiones políticas especiales. Y conjuntamente con la DPA, empezamos a desplegar “equipos ligeros” capaces de desplazarse rápidamente, con el fin de responder a las alertas tempranas. Los primeros equipos ligeros se enviaron a Burkina Faso, Lesoto y la República del Congo.

El Informe Anual es un instrumento importante para mantener la contabilidad del ACNUDH en lo tocante a los compromisos contraídos y los fondos recibidos. Al aplicar a nuestra propia labor los mismos principios que preconizamos para nuestros Estados Miembros, hemos tratado, en la medida de lo posible, de cuantificar nuestro trabajo con miras a objetivos específicos y definidos. Ahora nos encontramos en el segundo año de nuestro Plan de Gestión de cuatro años, y me complace informarles de que, en general, la consecución de nuestros objetivos avanza al ritmo previsto y que se ha alcanzado el 50 por ciento o más de las metas, cuando se suma lo ya logrado con los objetivos parciales obtenidos en los trabajos en curso.

Aun así, este Informe lleva la impronta de los recortes presupuestarios, que han reducido el número de nuestros objetivos y nuestra capacidad de alcanzarlos. En 2015, recibimos 125,9 millones de dólares estadounidenses en contribuciones voluntarias, la cifra más alta jamás recibida por mi oficina. Pero nuestros gastos ascendieron a 128,7 millones. El año pasado, nuestro déficit de financiación fue pequeño  -inferior a 3 millones de dólares- pero 2015 fue el sexto año consecutivo en que ingresamos menos de lo que gastamos. Lamento profundamente que nuestra situación financiera nos impida llevar a cabo completamente los programas esenciales que acabo de esbozar, así como muchos otros. En marzo pasado, me entrevisté con el presidente de Togo, que manifestó su decepción porque tuvimos que cerrar la oficina del ACNUDH en su país, unidad que había tenido una considerable repercusión tras un periodo de trastornos políticos y violencia electoral. Este es apenas un ejemplo de la labor que podríamos estar haciendo para seguir anclando nuestros principios en la realidad, ayudando a hacer realidad los derechos económicos, sociales, culturales, civiles y políticos de la población y contribuyendo a que las sociedades sean más integradoras, más resistentes y más justas.

Confío en que el próximo año podremos contar con el sólido apoyo de todos ustedes. Necesitamos su ayuda. Mi mandato, y el imperativo de las Naciones Unidas, es el de buscar constantemente los medios de hacer lo posible con miras a responder al aumento de las peticiones, en el marco de los recursos existentes. Seguiremos haciendo ajustes para maximizar nuestra repercusión, pero debemos hablar con claridad: esos recursos son insuficientes. Al tiempo que seguimos tratando de mejorar nuestra eficacia y eficiencia para estirar nuestro minúsculo presupuesto, seguiremos insistiendo en la necesidad de recibir una asignación de recursos más coherente con nuestro mandato y con las exigencias de la comunidad internacional.  

Me preocupan las consecuencias que puede tener la tendencia, cada vez mayor entre los Estados que aportan fondos voluntarios, de asignar esos recursos a fines específicos y también estoy preocupado por la brecha general de financiación existente entre las necesidades y los recursos. Nuestras reservas se agotan y necesitamos una financiación mucho más consistente y considerable, si queremos completar la labor que debemos hacer. 

Este puede ser el momento apropiado para presentar a Laurent Sauveur, nuestro nuevo Jefe de Relaciones Exteriores. Laurent ha acumulado una considerable experiencia en materia de comunicaciones y recaudación de fondos en el contexto de la labor humanitaria y de desarrollo, lo que incluye casi dos decenios de trabajo en Médicos sin Fronteras y CARE, y es un corredor de fondo: competencias todas que pueden resultar valiosísimas en la tarea de movilizar recursos y recabar apoyo para nuestra labor.

Como ustedes saben algunos aspectos específicos de este informe serán objeto de un debate exhaustivo en nuestra reunión técnica de julio próximo, pero ahora me gustaría responder a las preguntas que ustedes deseen formular acerca de nuestro trabajo y nuestro futuro.

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Presentación del Informe Anual 2015
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