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Declaraciones y discursos Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

El desprecio al derecho internacional es una cuestión de paz y seguridad internacionales, afirma el Alto Comisionado, Türk, ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas

20 septiembre 2024

Sesión informativa del Alto Comisionado de las Naciones Unidas, Volker Türk, ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. 20/09/2024 © OHCHR

Sesión informativa del Alto Comisionado de las Naciones Unidas, Volker Türk, ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. 

20/09/2024©ACNUDH TV Web ONU

Pronunciado por

Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

En

Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas

Sr. Presidente,
Excelencias,

Me siento consternado por el alcance y consecuencias de los ataques de los días 17 y 18 de septiembre ocurridos en el Líbano contra civiles, donde las explosiones de localizadores, walkie-talkies y otros dispositivos electrónicos acabaron supuestamente con la vida de al menos 37 personas, incluyendo dos niños, además de dejar heridas a más de 3.400 personas solamente en el Líbano, dejando a muchas de estas personas con incapacidades permanentes, a la vez que los centros sanitarios se esforzaban por hacer frente a la magnitud de las repercusiones para tantas personas.

Estos ataques representan una evolución en las acciones bélicas, en las que las herramientas de comunicación se convierten en armas, que explotan a la vez en mercados, calles y hogares a la vez que transcurre la vida cotidiana. Al parecer, las autoridades han desmantelado dispositivos sin detonar en universidades, bancos y hospitales.

Estas acciones han desatado un pánico y terror generalizados entre la población libanesa, que ya sufre una situación cada vez más volátil desde octubre de 2023 y que sucumbe ante una crisis económica grave y de larga data.

Esta situación no puede ser la nueva normalidad.

Sr. Presidente,

La guerra tiene reglas. Para todas y cada una de las partes de este conflicto y de cualquier otro conflicto armado.

  • La fuerza armada —es decir, la violencia contra otros seres humanos— solo puede emplearse cuando sea necesario a fin de alcanzar un objetivo militar válido.
  • Para ello, la distinción fundamental entre objetivos civiles y militares debe estar presente.
  • Es necesario adoptar todas las precauciones factibles para preservar a la población civil. Los ataques deben seguir siendo proporcionales al gran daño que causan.
  • Las personas que no ejercen una función de combate continua en un grupo armado solo pueden ser objetivo cuando participan directamente en las hostilidades.   

En esencia, estas reglas tienen el objetivo principal de proteger a la población civil de forma eficaz.

El derecho internacional de derechos humanos existe para proteger la igualdad y la dignidad de todos los seres humanos, incluso en tiempos de guerra.

La ley existe para defender los valores fundamentales para nuestras sociedades, y para nuestro mundo.

El ataque simultáneo contra miles de personas, ya sean civiles o miembros de grupos armados, sin el conocimiento de quién se encuentra en posesión de los dispositivos objetivo, la ubicación, y el entorno en el momento del ataque, viola el derecho internacional de los derechos humanos y, en su caso, el derecho internacional humanitario.

Dadas las circunstancias anteriores, resulta difícil concebir de qué forma esos ataques puedan ajustarse a los principios fundamentales de distinción, proporcionalidad y precaución en los ataques en virtud del derecho internacional humanitario. Si la parte atacante es incapaz de evaluar el cumplimiento de un ataque con las normas vinculantes del derecho internacional, especialmente las posibles repercusiones sobre la población civil, entonces el ataque no se debería llevar a cabo.

El derecho internacional humanitario prohíbe el uso de dispositivos trampa en la forma de objetos portátiles aparentemente inofensivos que se diseñan o se fabrican específicamente para contener material explosivo.

Constituye un crimen de guerra cometer actos de violencia con la intención de sembrar el terror entre la población civil.

Pido una vez más que se realice una investigación independiente, pormenorizada y transparente de las circunstancias que rodean a estas explosiones. Quienes ordenaron y llevaron a cabo esos ataques deben rendir cuentas.

Permítanme ser claro: esta táctica de guerra puede que sea nueva y poco conocida. Pero el derecho internacional humanitario y las normas de derechos humanos son los que rigen en todo caso y deben respetarse.

Estos ataques se perpetraron en medio de las hostilidades entre Israel y Hezbolá, lo que ha causado víctimas civiles en ambos bandos desde el 8 de octubre del año pasado. Según las cifras que publicó el Ministerio de Sanidad libanés en agosto, más de 500 personas han muerto, más de 2.400 han resultado heridas y, según la OIM, más de 110.000 se han visto desplazadas en Líbano. El Gobierno israelí ha informado de la muerte de 48 personas en Israel y el desplazamiento de más de 63.000 en el contexto de estas hostilidades. En las últimas 24 horas hemos asistido a una intensificación de las acciones militares transfronterizas en Líbano e Israel.

Esta situación trágica no puede observarse de forma aislada: está asociada a la guerra de Gaza, a la espiral de violencia en la Ribera Occidental, incluyendo Jerusalén Oriental y a la ocupación continuada de los territorios palestinos por parte de Israel. El riesgo de que se cometan otros crímenes atroces persiste. Como se ha afirmado reiteradamente, la situación humanitaria de 2,2 millones de palestinos en Gaza es catastrófica.

Más de 1.200 personas fueron asesinadas el 7 de octubre en Israel. En Gaza, más de 100 rehenes siguen detenidos por Hamás y otros grupos armados palestinos. Más de 41.200 personas palestinas, en su mayoría mujeres y niños, han muerto a consecuencia de las ofensivas israelíes intensas, y más de 95.500 han resultado heridas en Gaza, según el Ministerio de Sanidad de Gaza.

Me siento indignado por este saldo inconcebible de sufrimiento humano.

Según las Naciones Unidas y otras entidades humanitarias, las actuales hostilidades, limitaciones de acceso, ataques al personal e instalaciones, y el daño a las infraestructuras junto con el deterioro de la situación de seguridad, incluyendo saqueos y órdenes frecuentes de evacuación emitidas por Israel, resultan factores determinantes que obstruyen la prestación suficiente de ayuda vital en toda la Franja de Gaza.

Acabar con la guerra en Gaza y evitar un verdadero conflicto regional son tareas absolutamente prioritarias y urgentes.

Exijo un alto el fuego inmediato y la garantía de un acceso humanitario continuado en toda la Franja.

Insto a la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes que siguen retenidos en Gaza.

La detención de miles de palestinos a manos de Israel debe acabar.

La situación generalizada de ilegalidad en todo el Territorio Palestino Ocupado debido a las políticas y prácticas israelíes, tal y como expuso claramente la Corte Internacional de Justicia en su opinión consultiva de julio, debe abordarse integralmente.

Sr. Presidente,

El desprecio al derecho internacional es una cuestión de paz y seguridad internacionales —la obligación principal de este Consejo— con implicaciones que traspasan las fronteras de estos países y de esta región.

Los Estados han elaborado un derecho internacional humanitario y una normativa de derechos humanos precisamente para momentos como estos, cuando la vida, la dignidad y nuestra propia humanidad se encuentran en peligro.

Por ello, los Estados no deben —ni pueden— aceptar el desprecio manifiesto por el derecho internacional, incluyendo las decisiones vinculantes del Consejo de Seguridad y las órdenes de la Corte Internacional de Justicia.

No deben —ni pueden— permitir el socavamiento del derecho internacional y de su base protectora. Ni en esta ni en ninguna otra situación que se dé en el mundo.

Todos los Estados, y especialmente los que tienen influencia, deben hacer todo lo posible para garantizar el respeto pleno del derecho internacional.

Hace algo más de diez días, en mi intervención ante el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra insistí en rechazar la nueva normalidad de escalada militar interminable y atroz y de tácticas de guerra tecnológicamente “avanzadas” cada vez más preocupantes.

Las advertencias de varios actores contra una guerra sin cuartel en la región han sido claras y coherentes. No beneficiaría a nadie. Seguir por este camino de retórica bélica inflamada por todos los bandos y de escalada militar temeraria solo conduce a más devastación. Pido a Israel y a Hezbolá el cese inmediato de las hostilidades.

El espectro del pasado de esta región —los ciclos interminables de conflicto, cuyos agravios y causas respecto a los derechos humanos se han ignorado y pisoteado— es patente y omnipresente.

La complejidad de este momento —y las repercusiones para las personas de todo el mundo— exigen mucho más de la comunidad internacional para alcanzar una paz duradera.

Esta crisis requiere coraje político y liderazgo.

Gracias.