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Declaraciones y discursos Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

“La protección de la población civil es una prioridad absoluta” – Türk informa a la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre los Territorios Palestinos Ocupados e Israel

17 noviembre 2023

Pronunciado por

Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

En

Reunión plenaria informal de la Asamblea General sobre la situación en los Territorios Palestinos Ocupados, especialmente en Gaza

Presidente de la Asamblea General,
Excelencias, distinguidos colegas:

Una conflagración de gran violencia ha estallado en los Territorios Palestinos Ocupados, tanto en Gaza como en la Ribera Occidental, así como en Israel.

En una situación así, la protección de la población civil constituye una prioridad absoluta. La muerte de civiles no debe convertirse en un daño colateral aceptable. No debe ser un arma de guerra deliberada. Ni en un campamento de refugiados, ni en un kibutz, ni en un hospital. En ningún lugar.

Señor Presidente:

Durante la misión que realicé a Egipto y Jordania la semana pasada, -y aprovecho para agradecer a ambos países por la acogida que me dispensaron- hallé una explosión de angustia, miedo, ira y desesperación.

La población de Gaza, que durante años ha visto cómo sus derechos en general quedaban limitados, está padeciendo ahora los bombardeos de las Fuerzas de Seguridad de Israel, de una intensidad rara vez experimentada en este siglo, junto con acciones de guerra urbana.

En las últimas cinco semanas, una de cada 57 personas residentes en la Franja de Gaza ha resultado muerta o herida, según cifras publicadas por el Ministerio de Salud Pública de Gaza. Los niveles de estrés son inconcebibles; la situación es una pesadilla hecha realidad. Más de 11.000 personas han muerto, 4.600 de ellas menores de edad. Más de 26.000 han resultado heridas, algunas de gravedad. Y se calcula que al menos 2.000 personas están atrapadas bajo los escombros, sin que exista capacidad para rescatarlas.

Los hospitales, las escuelas, los hogares, los mercados y las panaderías que constituyen instalaciones vitales, también han sido golpeados por los bombardeos de la aviación israelí. Toda la población está profundamente traumatizada y la repercusión, en particular sobre los niños, tendrá consecuencias de gran alcance.

Según las autoridades, en Israel 1.200 personas, entre ellos muchos niños, murieron en los terribles ataques perpetrados por Hamas y otros grupos armados palestinos los días 7 y 8 de octubre. Unas 239 personas, incluidos varios niños, fueron capturadas y llevadas como rehenes a Gaza. Y la nación experimentó una profunda conmoción.

En este escenario, permítanme destacar algunos puntos sobresalientes relativos a la protección.

Es un hecho que muchos civiles han sido incapaces de cumplir con las instrucciones de las fuerzas armadas israelíes para que se marcharan a otra zona ante la perspectiva de bombardeos inminentes. Cientos de miles de personas -entre las cuales había muchos niños, heridos y personas con discapacidad- siguen en el norte o en otras zonas de intensa actividad militar, incluso en áreas que ahora son inaccesibles para la ayuda humanitaria. Las vidas de esas personas deben ser protegidas urgentemente.

La propuesta actual de Israel para establecer una denominada “zona de seguridad” no se sostiene: la zona no es segura ni es viable para el número de personas que la necesitan. En este sentido, me remito a la declaración formulada ayer por el Comité Permanente Interinstitucional: los civiles deben ser protegidos en todo el territorio de Gaza, dondequiera que estén.

Asimismo, me adhiero a mis colegas de los organismos humanitarios en nuestra alarma ante el inminente agotamiento total de las reservas de combustible. Esta situación ya está causando el colapso de los servicios de agua, saneamiento y atención médica y aún podría agravarse si Israel suspende el mínimo flujo de asistencia humanitaria que hasta ahora ha permitido entrar en Gaza. Esto preludia estallidos masivos de enfermedades infecciosas y el Programa Mundial de Alimentos advierte de que los civiles “podrían enfrentarse a una hambruna inminente”.

El derecho internacional humanitario es taxativo.

Todas las partes, en todo momento, deben distinguir entre civiles y combatientes y entre objetivos civiles y militares.

Los ataques dirigidos a los civiles o a objetivos civiles protegidos -como los hospitales- están prohibidos.

Los ataques indiscriminados -por ejemplo, el lanzamiento aleatorio de proyectiles contra el sur de Israel que practican los grupos armados palestinos- están prohibidos.

Los ataques en los que la probabilidad de causar víctimas civiles o dañar objetos protegidos es desproporcionadamente superior a la probable ventaja militar -como ocurre cuando Israel utiliza explosivos de gran radio de acción en zonas densamente pobladas- están prohibidos.

Los desplazamientos forzosos están prohibidos.

La toma y retención de rehenes están prohibidas, como también lo está el uso de civiles como escudos para proteger objetivos de las operaciones militares.

Los castigos colectivos -como en el caso del asedio y bloqueo que Israel ha impuesto en Gaza- están prohibidos.

Nadie está por encima de la ley. Las violaciones del derecho internacional humanitario -incluso los crímenes de guerra- cometidos por una de las partes en conflicto, nunca absuelven a la otra parte de cumplir con las leyes de la guerra ni con sus obligaciones en materia de derechos humanos.

Todas las denuncias graves de múltiples y profundas vulneraciones del derecho internacional humanitario y el derecho internacional de los derechos humanos, -quienquiera que las cometa- exigen una investigación rigurosa y una plena rendición de cuentas.

Cuando las autoridades nacionales no son capaces de realizar tales investigaciones y cuando hay relatos contradictorios o incidentes particularmente graves, se debe efectuar una investigación internacional.

Excelencias:

En cuanto al territorio ocupado de la Ribera Occidental, incluido el Este de Jerusalén, me preocupa profundamente el recrudecimiento de la violencia y la discriminación contra los palestinos. Me alarma el aumento de los asesinatos de palestinos por las fuerzas de seguridad de Israel y los colonos; el desplazamiento de las comunidades palestinas a causa de la violencia de los colonos; el gran incremento de arrestos y detenciones al parecer arbitrarias y los malos tratos infligidos a los palestinos detenidos. Estos hechos refuerzan una situación potencialmente explosiva, que se encuentra muy por encima de los niveles de alarma temprana. Estoy sonando lo más fuerte posible la alarma acerca de la situación de la Ribera Occidental.

Comparto con muchos de ustedes la aprensión que genera el riesgo de que el conflicto se extienda por todo el Cercano Oriente, si la guerra mantiene su trayectoria actual.

Esta crisis es otro golpe a nuestro sistema multilateral, lo que causa más polarización y crea fracturas profundas, con repercusiones terribles sobre las soluciones que la humanidad necesita con urgencia.

Hace tres semanas, una amplia mayoría de los Estados Miembros de esta Asamblea adoptó una postura nítida sobre esta crisis. En la resolución ES-10/21 se pidió una tregua humanitaria inmediata y sostenida, que llevara al cese de las hostilidades. Desde entonces, la situación se ha deteriorado drásticamente. La resolución 2712 del Consejo de Seguridad aprobada este miércoles pide “que se establezcan con urgencia pausas y corredores humanitarios en toda la Franja de Gaza”, entre otras peticiones formuladas a las partes.

Las partes en conflicto no deberían hacer caso omiso de estas reiteradas exhortaciones de la comunidad internacional y deberían ponerlas en práctica de inmedidato.

Debe decretarse un cese de hostilidades por motivos humanitarios y de derechos humanos, y ha de ponerse fin a la lucha, no sólo para entregar la ayuda humanitaria y alimentos que la población necesita con urgencia, sino para empezar a trazar un camino que permita salir de esta horrenda situación.

En toda Gaza debería proporcionarse asistencia humanitaria rápida y sin obstáculos, de conformidad con los principios humanitarios, incluido el combustible necesario para salvar vidas y en los volúmenes exigidos, incluso a través de los cruces fronterizos con Israel.

Las normas del derecho internacional humanitario y del derecho internacional de los derechos humanos deben respetarse, de inmediato y plenamente. Es preciso poner fin a estas graves violaciones de derechos humanos, en particular contra los niños.

Todos los rehenes deben ser puestos en libertad.

Toda forma de castigo colectivo debe cesar.

Las autoridades israelíes deben tomar medidas inmediatas para garantizar que las fuerzas de seguridad cumplen con sus obligaciones, en tanto que potencia ocupante, de proteger a los palestinos en la Ribera Occidental, incluso de la violencia de los colonos. Las investigaciones sobre las vulneraciones deben acometerse sin dilación y la impunidad actual con respecto a esas violaciones debería cesar de inmediato.

La rendición de cuentas es la clave de toda perspectiva de solución genuina y durante años mi Oficina ha publicado numerosas recomendaciones para abordar los vectores subyacentes del conflicto israelo-palestino -las más recientes figuran en mi discurso al Consejo de Derechos Humanos de marzo pasado-. Es urgente que estas medidas se pongan en práctica cuanto antes.

Mi Oficina ha aumentado su grado de compromiso. Hago hincapié en la importancia de que los miembros del personal de mi Oficina dispongan de acceso pleno, tanto a Israel como a los Territorios Palestinos Ocupados, a fin de que puedan realizar su labor de monitoreo y documentación independientes, y coordinar las tareas de protección sin estorbos, de conformidad con el mandato que esta Asamblea nos otorgó.

También insto firmemente a mantener el apoyo a los grupos de la sociedad civil, comprendido el apoyo financiero. En medio del caos actual, su labor es de especial importancia.

Una vorágine de discursos de odio y desinformación está fomentando la deshumanización y bloqueando la búsqueda de una solución duradera. Yo siento gran preocupación ante el riesgo de que aumenten las violaciones y que lleguen incluso a ser crímenes atroces, a la vista de las últimas declaraciones de algunos líderes.

¿Qué tipo de sociedad saldrá de esta crisis? Sólo el extremismo puede prosperar en una guerra en la que se mata a tantos niños. Y el punto de llegada del extremismo es más desesperación y mayor derramamiento de sangre.

La libertad de los israelíes está inextricablemente ligada a la libertad de los palestinos. Palestinos e israelíes son la única esperanza recíproca de paz. Es fundamental que todas las partes reconozcan la realidad de la humanidad y el sufrimiento del prójimo. Cada civil, ya sea palestino o israelí, tiene exactamente los mismos derechos a vivir y prosperar en paz y libertad.

Esa es la promesa de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Y si hay una lección que debemos extraer de esta crisis es la centralidad de los derechos humanos para la prevención, mitigación y resolución de conflictos.

Es evidente que la ocupación israelí debe terminar. Es esencial velar por que se cumplan los derechos de los palestinos a la autodeterminación y a tener un Estado propio. Y es indispensable que se reconozca el derecho de Israel a existir.

Mi Oficina seguirá insistiendo enérgicamente en la defensa de las normas internacionales de derechos humanos, que son nuestro patrimonio común y el zócalo compartido de la paz y la justicia.

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