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Discursos Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Líderes en materia de conflictos, paz y seguridad

17 junio 2022

Pronunciado por

Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Michelle Bachelet

En

Conferencia Internacional de Mujeres de Tblisi

Excelencias,
Distinguidos participantes:

Me complace dirigirles la palabra hoy y agradezco a la Presidenta de Georgia su amable invitación.

En las dos últimas décadas se han realizado progresos notables en todas las regiones, en lo relativo a disminuir los conflictos, reducir la pobreza, luchar contra la violencia de género, promover los derechos a la salud sexual y reproductiva, ampliar el acceso a la educación y otros derechos; pero ahora todos esos avances están en peligro.

Diezmadas por la pandemia, socavadas por la destrucción paulatina del medio ambiente, la desinformación digital y el desdén hacia el Estado de Derecho, muchas sociedades están involucionando -o hundiéndose- en una espiral de violencia y represión, pobreza creciente, ira y conflicto.

Sin embargo, en el mundo entero las niñas y las mujeres están en la vanguardia de esfuerzos individuales y colectivos orientados a garantizar la construcción de sociedades duraderas, igualitarias y justas. 

Las defensoras de derechos humanos y las pacificistas están en la vanguardia de los esfuerzos encaminados a consolidar la paz, garantizar la justicia e impulsar transformaciones sociales positivas.

Pero, a pesar de esta poderosa función, las defensoras de derechos humanos y las pacifistas -así como sus familias, comunidades y asociaciones- se encuentran cada vez más marginadas y sujetas a amenazas y ataques, por una amplia reacción contra decenios de progresos en materia de derechos de la mujer e igualdad de género.

Esas personas se ven a menudo excluídas, señaladas y atacadas a causa de su activismo, pero también por su audacia para impugnar las normativas de género que reducen su espacio en la vida pública, el statu quo en el que se les niega la igualdad y las prácticas discriminatorias tradicionales. En 2020, mi Oficina verificó 35 casos de feminicidios cometidos contra defensoras de derechos humanos, periodistas y sindicalistas en siete países que se encuentra en situación de conflicto.

En todas las regiones geográficas se han documentado pautas de ataques a su integridad y reputación, lo que incluye arrestos y detenciones, amenazas de agresiones sexuales, violaciones y acoso psicológico, lo mismo en el ámbito cibernético que en el físico, tanto de parte de agentes estatales como particulares. Al mismo tiempo, los gobiernos están adoptando medidas de vigilancia digital de amplio espectro que reducen aún más el espacio operativo de esas defensoras.

Ante esta situación, es fundamental que reforcemos los mecanismos de rendición de cuentas, las investigaciones y el procesamiento de los responsables, y que garanticemos a las víctimas el acceso a remedios judiciales eficaces, que tengan en cuenta las diferencias de género.

Me siguen perturbando las brechas y los estancamientos que persisten en lo tocante a la participación de las mujeres en la toma de decisiones y los procesos de pacificación.

Las pruebas existentes demuestran que la participación significativa -no simbólica- de las mujeres en los gobiernos se traduce en mayor inversión en protección social, medio ambiente y justicia climática.

Pese a lo cual, las mujeres apenas constituyen la cuarta parte de los equipos especiales de COVID-19 examinados en 36 países que están en situación de conflicto o postconflicto.

En los procesos de pacificación que ocurrieron entre 1992 y 2019, las pacifistas y las defensoras de derechos humanos representaron, en promedio, el 13 por ciento de los negociadores, el seis por ciento de los mediadores y el seis por ciento de los firmantes de las principales negociaciones de paz realizadas en el mundo entero.

Les recuerdo que la participación de la mujer en los procesos de pacificación incrementa la confianza de la población y genera más legitimidad, al reflejar un espectro más amplio de análisis y perspectivas. Esa participación se traduce en transformaciones y soluciones más duraderas.

Distinguidos colegas:

En las sociedades fragilizadas o afectadas por conflictos, apenas el uno por ciento de la financiación se destina a organizaciones que defienden los derechos de la mujer. Y tal vez ya sepan que, como se demostró en 2017, el movimiento feminista mundial dispuso ese año de un presupuesto similar al precio de un avión de caza F-35: unos 110 millones de dólares estadounidenses.

Debemos aumentar significativamente nuestro compromiso con las pacifistas y las defensoras de derechos humanos, en particular en el plano comunitario, para garantizar que dispongan de un acceso más flexible, previsible y sostenible a los recursos y el apoyo económico. Esto abarca los fondos para la protección de emergencia en los casos en que vean amenazada su seguridad individual y colectiva, así como la de sus seres queridos.

Distinguidos colegas:

Necesitamos un nuevo impulso para garantizar que la consolidación de la paz se lleva a cabo por las niñas y las mujeres y para ellas, en toda su diversidad.

Mi experiencia me ha enseñado que la paz legítima y sostenible solo se puede lograr si las mujeres acceden al poder, asumen responsabilidades y reciben un trato igualitario en las negociaciones.

Muchas gracias.

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