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Todos los seres humanos dependen del medio ambiente en el que viven. Un entorno seguro, limpio, saludable y sostenible es indispensable para el pleno disfrute de una amplia gama de derechos humanos, entre otros el derecho a la vida, la salud, la alimentación, el agua y los saneamientos.

En ausencia de un medio ambiente saludable, somos incapaces de realizar nuestras aspiraciones. Y quizá ni siquiera logremos acceder a los criterios mínimos de dignidad humana.

Al proteger los derechos humanos protegemos el medio ambiente

En los últimos años, el reconocimiento de los vínculos entre los derechos humanos y el medio ambiente ha aumentado de manera considerable. El número y el alcance de las leyes nacionales e internacionales, las decisiones judiciales y los estudios universitarios sobre la relación entre los derechos humanos y el medio ambiente están creciendo con rapidez.

El mandato relativo a los derechos humanos y el medio ambiente, creado en marzo de 2012 y prorrogado en 2018, examina las obligaciones en materia de derechos humanos en la medida en que estos se vinculan a la existencia de un medio ambiente seguro, limpio, saludable y sostenible. El mandato también promueve las prácticas idóneas relativas a la aplicación de los derechos humanos en la formulación de políticas medioambientales.

Numerosos Estados incorporan ya en sus constituciones el derecho a disfrutar de un medio ambiente saludable. Pero persisten muchos interrogantes acerca de la relación entre los derechos humanos y el medio ambiente que requieren un análisis más amplio.