Comentario de Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, después de que el Parlamento de Ghana haya votado la abolición de la pena de muerte

Celebro enormemente la aprobación el martes de un proyecto de ley histórico por parte del Parlamento de Ghana para abolir la pena de muerte en ese país.

Tal como declaré durante la Mesa Redonda Bienal de Alto Nivel sobre la Cuestión de la Pena de Muerte celebrada en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra en febrero de este año, la imposición por un Estado de la pena de muerte, el más severo e irreversible de los castigos, es extremadamente difícil de compatibilizar con la dignidad humana, así como con el derecho fundamental a la vida. Es un reducto atávico del pasado que debe ser eliminado en el siglo 21.

Ghana no ha llevado a cabo ninguna ejecución de una sentencia de muerte desde 1993. No obstante, al menos 170 hombres y seis mujeres permanecen detenidos y condenados a muerte en el país. La abolición total de esta pena en la ley supondrá un alivio para ellos y ellas, así como para sus familias, además de constituir un hito muy importante.

Con la modificación de la Ley de Delitos Penales, Ghana se convertirá en el 29º país africano en abolir la pena de muerte, y el 124º en todo el mundo, afianzando el movimiento global al alza cuyo fin es conseguir que la pena de muerte sea algo del pasado.