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Comunicados de prensa Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Afganistán: Informe de Naciones Unidas registra cifra récord de bajas civiles en el primer semestre de 2016

Afganistán: Récord de bajas

25 julio 2016

GINEBRA/KABUL (25 de julio de 2016) – Un informe de las Naciones Unidas sobre Afganistán publicado el lunes indica que en el primer semestre de este año hubo una cifra récord de bajas entre la población civil, con 5.166 muertos o heridos, el número más alto desde que en 2009 empezara el conteo, y que casi la tercera parte de las víctimas eran niños. El total de bajas civiles registrado por las Naciones Unidas entre el 1 de enero de 2009 y el 30 de junio de 2016 es ahora de 63.934, de las cuales 22.941 murieron y 40.993 resultaron heridas.

Entre enero y junio del año en curso, el equipo de derechos humanos de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en el Afganistán (UNAMA, por sus siglas en inglés) documentó la muerte de 1.601 civiles y heridas a otros 3.565. Estas cifras representan un aumento del 4 por ciento del total de víctimas, en comparación con el primer semestre de 2015 y constituyen también el número de bajas más elevado registrado en un semestre desde 2009.  

Entre las víctimas de este año figuran 1.509 niños (388 muertos y 1.121 heridos), una cifra que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos calificó de “alarmante y vergonzosa”, en particular porque representa el mayor número de niños muertos o heridos en un solo semestre, desde que se inició el conteo en 2009.

También hubo 507 bajas entre las mujeres (130 fallecidas y 377 heridas). Estas cifras son conservadoras –sin duda subestiman el total- habida cuenta de la estricta metodología aplicada para documentar y determinar la condición civil de las personas afectadas.

El Representante Especial del Secretario General para Afganistán y director de la UNAMA, el Sr. Tadamichi Yamamoto, hizo hincapié en que el informe debe operar como un llamamiento a las partes en conflicto para que “hagan cuanto esté a su alcance a fin de evitar a los civiles los horrores de la guerra”.   

“Cada víctima registrada en este informe –personas que murieron mientras rezaban, trabajaban, estudiaban, buscaban agua o se recuperaban en un hospital- cada baja civil, representa un fracaso de nuestro compromiso y debería ser además un llamamiento a las partes para que adopten medidas concretas y significativas a fin de reducir el sufrimiento de la población civil y aumentar su protección”, declaró el Sr. Yamamoto. ”Los tópicos que no reciben el respaldo de una acción significativa con el paso del tiempo terminan por sonar huecos.  La Historia y la memoria colectiva del pueblo afgano juzgarán a los dirigentes de todas las partes en conflicto por sus hechos, no por sus palabras”.   

“El testimonio de las víctimas y sus familias da la exacta medida de la tragedia sufrida por cada una de las 63.934 personas que han resultado muertas o heridas en este prolongado conflicto, desde 2009”, afirmó el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein. “La familia que perdió a su principal sostén económico, lo que obligó a los niños a dejar los estudios y trabajar para llegar a fin de mes; el chófer que perdió las piernas y se quedó sin medios de subsistencia; el hombre que fue al bazar a comprar víveres para sus hijos y que al volver al hogar descubrió que habían muerto; la espalda y la pierna lesionadas que nunca han recibido tratamiento porque la familia no puede permitirse ese gasto; los padres que recogieron los restos de su hijo en una bolsa de plástico… Tan sólo en el último semestre, ha habido al menos 5.166 casos como estos y en un tercio de esos sucesos algún niño resultó muerto o herido, lo que es particularmente alarmante y vergonzoso”. 

“Las violaciones expuestas en este informe pusieron en marcha una cascada de abusos de derechos humanos que va de Afganistán al Mediterráneo, y aún más lejos, a medida que tantos afganos tratan de buscar refugio en otros países, incluso corriendo enormes riesgos”, añadió Zeid. “Las partes en conflicto deben dejar de atacar deliberadamente a los civiles y deben abstenerse de usar armamento pesado en zonas de población civil. Es preciso poner fin a la impunidad con que proceden actualmente los responsables de esas bajas civiles – sean quienes sean”.

Si bien las fuerzas de oposición al gobierno siguen siendo responsables de la mayoría de las bajas civiles –el 60 por ciento- ha habido un aumento del número de civiles muertos y heridos por las tropas gubernamentales entre enero y junio del año en curso. En este periodo, la UNAMA documentó 1.180 bajas civiles atribuibles a las fuerzas gubernamentales, lo que representa el 23 por ciento del total del semestre, pero a la vez constituye un aumento del 47 por ciento en comparación con el primer semestre de 2015, fundamentalmente como consecuencia de combates terrestres.

Los enfrentamientos terrestres siguen causando el mayor número de víctimas civiles, seguidos de los ataques suicidas y los explosivos más potentes y refinados (IED). Los restos de explosivos y municiones abandonadas dañan sobre todo a los niños, que constituyen el 85 por ciento de las víctimas de esos artefactos. En el informe se relatan varios casos de niños que fueron mutilados o fallecieron mientras jugaban con esos objetos. En un caso ocurrido el 13 de abril, según reza en el informe, “los niños lanzaron un proyectil de mortero sobre una carretera, tras haber tratado sin éxito de cambiarlo por unos helados”.

En el periodo que abarca el  informe, 157.987 afganos más fueron desplazados de sus hogares, lo que representa un aumento del 10 por ciento en comparación con el primer semestre del año pasado. Esta cifra eleva a 1,2 millones de afganos el número total de desplazados internos causado por el conflicto.

En el informe también se documentan otros abusos y violaciones graves de derechos humanos, tales como la victimización deliberada de las mujeres en la esfera pública, el uso de menores de edad en el conflicto armado, y la violencia sexual contra niños

y niñas, así como ataques contra instalaciones educativas y hospitalarias, secuestros y ejecuciones sumarias. Numerosos defensores de derechos humanos, periodistas, abogados y jueces también han sido agredidos y en algunos casos los talibán los han declarado “objetivos militares”. En un ataque suicida perpetrado contra la prensa el 20 de enero, siete miembros del personal de la emisora Tolo TV figuraron entre los ocho civiles muertos y 30 heridos.

En el informe se destacan también los resultados de una investigación realizada sobre el bombardeo de un hospital de Médicos sin Fronteras (MSF) ocurrido en octubre del año pasado, y se hace hincapié en que persiste la necesidad de “una investigación totalmente independiente, imparcial, transparente y eficaz”, con el fin de dilucidar posibles responsabilidades penales. 

En el informe se insiste en la necesidad de la rendición de cuentas y la justicia en lo tocante a todas las violaciones y los abusos de derechos humanos, subrayando que no debe exigirse a las víctimas y sus familiares que presenten denuncias por escrito a fin de que las autoridades inicien las investigaciones, en particular habida cuenta de los bajos índices de alfabetización existentes en el país.

Yamamoto y Zeid hicieron hincapié en que el número de víctimas sólo muestra un fragmento del panorama general de sufrimiento, porque no alcanza a capturar toda la extensión del daño y las limitaciones que el conflicto armado inflige al pueblo afgano.

“Este largo conflicto ha representado para millones de afganos un grave deterioro de la educación y la atención médica, los medios de subsistencia, la vivienda y la libertad de movimiento, así como de toda una gama de derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales”, declaró el Sr. Yamamoto.

FIN

El texto íntegro del informe está disponible en:
http://www.ohchr.org/Documents/Countries/AF/ProtectionCiviliansArmedConflict2016.pdf

Si desea información adicional o quiere formular una solicitud para un medio de prensa, puede ponerse en contacto con Rupert Colville (+41 22 917 9767 / rcolville@ohchr.org), Ravina Shamdasani (+41 22 917 9169 / rshamdasani@ohchr.org) o  Cécile Pouilly (+41 22 917 9310 / cpouilly@ohchr.org) 

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