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Declaraciones Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Iniciativa sobre la Convención Contra la Tortura (CTI) - Foro Anual 2021

24 junio 2021

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Declaración por la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet

24 de junio de 2021 

Excelencias,
Colegas,

Agradezco a la Iniciativa sobre la Convención Contra la Tortura (CTI) por su invitación a inaugurar este foro anual.  Aprecio mucho nuestra larga cooperación para promover la ratificación e implementación universales de la Convención de las Naciones Unidas Contra la Tortura.

Estoy encantada de saludarles en este evento, en especial a los seis «Estados Principales» que lideran esta Iniciativa, así como a los demás Estados Miembros de las Naciones Unidas, organizaciones, expertos y profesionales que forman su «Grupo de Amigos».

Es alentador observar el nivel de atención que recibe la cuestión de la prevención de la tortura y los malos tratos, incluso en momentos cuando el mundo lucha contra la pandemia de la COVID-19.

Celebro el apoyo de la Iniciativa a nuestras actividades sobre el terreno en este campo, así como nuestra labor para ayudar a diferentes organismos: el Comité Contra la Tortura, el Sub-comité para la Prevención de la Tortura; el Fondo Especial establecido en virtud del Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura; así como el Fondo de Contribuciones Voluntarias de las Naciones Unidas para las Víctimas de la Tortura, el cual celebra su 40º aniversario este año, y que depende de donaciones para sus actividades. 

Esta Iniciativa y el trabajo de mi Oficina se apoyan mutuamente. 

Durante la siguiente hora y media, este Foro va a debatir acontecimientos y tendencias recientes relativos a la aplicación efectiva de la Convención contra la Tortura, compartiendo buenas prácticas y enfoques innovadores para reducir el riesgo de tortura y malos tratos, incluyendo en el contexto de las respuestas ante la COVID-19.

Agradezco a los ponentes su participación, y espero con interés oir las experiencias en sus países. 

Colegas, 

Habiendo superado los quince meses aproximados de pandemia, las tasas de infección están disminuyendo en algunas partes del mundo, mientras la vida retorna lentamente a la normalidad.  No obstante, el virus está resurgiendo y expandiéndose rápidamente en otras zonas.  La COVID-19 continúa creando enormes dificultades para millones de personas y gran parte del mundo sigue en peligro. 

A lo largo de este período, hemos visto cómo la crisis sanitaria global ha originado desafíos sin precedentes para la protección de los derechos humanos en todo el planeta, incluyendo para la prohibición de la tortura. 

La necesidad de aplicar normativas sobre salud pública ha dado frecuentemente como resultado violaciones de normas y directrices internacionales sobre el uso de la fuerza.  Muy a menudo, hemos visto cómo agentes del orden usaban la fuerza de forma innecesaria o desproporcionada contra personas que no cumplían el toque de queda u otras medidas de confinamiento. 

La situación de derechos humanos para los detenidos ha sido especialmente negativa.  La pandemia se ha ido extendiéndose a la vez que una crisis en las prisiones de todo el mundo caracterizada por cifras récord de personas encarceladas en todo el planeta.  En 102 países, los niveles de ocupación de las prisiones han superado el 110 por ciento. 

Estos niveles de hacinamiento, junto con las restricciones de acceso a higiene y atención médica, han hecho que los detenidos sean más vulnerables de forma exponencial al virus.  Mi oficina ya ha determinado desde hace tiempo que el hacinamiento en las prisiones, incluyendo sus efectos negativos para el derecho a la salud, constituye una forma grave de malos tratos o incluso tortura. 

La pandemia también está conduciendo a una escalada de la tortura y los malos tratos en centros de detención debido a una ralentización o suspensión de la supervisión judicial en estos lugares.  Una documentación independiente de las condiciones materiales y de vida de los detenidos es indispensable para garantizar la prohibición de la tortura y los malos tratos.  Esta debe formar siempre parte de la respuesta general contra la COVID-19.

Afortunadamente, muchos Estados han empezado a aplicar respuestas innovadoras para estos desafíos, como por ejemplo una puesta en libertad anticipada para determinadas categorías de detenidos de bajo riesgo, supervisión en remoto de las condiciones de las prisiones, así como la creación de medidas de atención sanitaria para los detenidos en relación estrecha con las administraciones de salud pública. 

Invito a que profundicemos en estos y otros nuevos avances alentadores.  A este respecto, les deseo a todos ustedes un debate fructífero y reitero mi pleno apoyo a esta iniciativa. 

Espero con interés continuar con nuestra colaboración en nuestra lucha por erradicar la tortura.

Gracias.