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Décima Conferencia de la Sociedad Internacional de Sida sobre ciencia y VIH

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21 julio 2019

Declaración en video de Michelle Bachelet, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

21 de julio de 2019

Saludos:

Ante todo, quiero agradecer a todos ustedes la labor que realizan para frenar la epidemia del VIH/Sida. Tanto si trabajan en un entorno clínico o en un laboratorio, la investigación en la que ustedes participan busca caminos con miras a prevenir y curar el sufrimiento.

Hay muchas cuestiones relativas a los derechos humanos involucradas en la epidemia del VIH. Hay estigmatización, discriminación, abuso, pobreza, penalización del uso de drogas intravenosas y, aún en más de 30 países, castigos a personas del colectivo LGBTI.

Pero también hay una larga lucha de los activistas de los derechos humanos para revertir el estigma contra las personas con alto riesgo de padecer el VIH/Sida.

Miro hacia atrás y veo décadas de trabajo y promoción para construir sistemas de sanidad que hoy son mucho más accesibles y respetuosos hacia las comunidades, que han ganado en poder, aunque puede que continúen expuestas a la marginación.

Veo el progreso que hemos logrado en cuanto a garantizar que los pacientes y activistas participen en la elaboración de las políticas y la investigación, y en cuanto a aumentar el conocimiento de que la desigualdad mundial en el acceso al tratamiento antirretroviral es un aspecto indispensable de la justicia social y los derechos humanos.

Veo una aceptación creciente del inalienable derecho a la sanidad y los servicios sanitarios básicos para todo ser humano.

Estos elementos han sido factores fundamentales en el desarrollo de la resistencia a las epidemias de VIH/Sida en nuestras sociedades.

Pero es preciso perseverar en los esfuerzos que permitan avanzar en la incorporación de los derechos humanos a las políticas sanitarias, la práctica y la investigación clínica.

A medida que los esfuerzos que ustedes realizan sigan acercando el mundo a la vacuna y a un remedio clínico para el sida, surgirán nuevos interrogantes con gran incidencia en los derechos humanos.

En primer lugar, permítanme mencionar el acceso para personas y países que no son ricos. La profilaxis previa a la exposición es eficaz, pero no es fácil de conseguir, incluso para muchos países de altos ingresos como el Reino Unido o Suiza. Necesitamos solucionar esto y trabajar en el desarrollo de nuevos tratamientos que sean lo más accesibles posible.

En segundo lugar, la discriminación enquistada en las leyes. Aún hoy en día, más de la mitad de las nuevas infecciones se producen entre hombres que practican sexo con otros hombres, trabajadores sexuales, presos, transexuales y usuarios de drogas intravenosas. Es fundamental garantizar que esas poblaciones de riesgo participen en la creación de normas y programas, y que los países comprendan las peticiones de ONUSIDA, la OMS y otras, para reformar las leyes sobre las relaciones LGTBI, el trabajo sexual y el uso individual de drogas.

Necesitamos mejores sistemas de servicios sanitarios para los reclusos.

También debemos prestar atención a la necesidad de fórmulas pediátricas, no solo para el tratamiento del VIH, sino además para la tuberculosis y otras enfermedades conexas. Puede que su desarrollo sea costoso, pero es inaceptable que todavía se excluya a tantos niños: En 2017, solo recibió tratamiento la mitad de los 1,8 millones de niños que viven con el VIH en el mundo entero.

El activismo en pro de los derechos humanos ha cambiado de muchas maneras la labor que ustedes realizan. Y la epidemia de VIH/Sida ha tenido una profunda repercusión en la estrategia de la comunidad de derechos humanos en relación con el derecho a la sanidad. Espero sinceramente que sigamos fortaleciendo la colaboración para que los avances científicos, la justicia social y los derechos humanos marchen al unísono. 


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