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Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Comunicado de prensa sobre los tártaros de Crimea

Nota de prensa: Los tártaros de Crimea

17 mayo 2016

Portavoz del El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos : Rupert Colville
Lugar:
Ginebra
Fecha: 17 de mayo de 2016

Mañana, 18 de mayo, se conmemorará el aniversario de la deportación, en 1944 en plena Segunda Guerra Mundial, de unos 200.000 tártaros de Crimea. Aunque muchos ellos consiguieron eventualmente regresar a su patria histórica, la situación de esta minoría vulnerable en la República Autónoma de Crimea * sigue siendo motivo de honda preocupación.

En los dos últimos años, nuestra oficina ha registrado un aumento de la persecución contra los tártaros de Crimea. Los miembros del Mejlís (Congreso), el órgano representativo de la minoría tártara de Crimea, y sus partidarios han sido objeto de intimidación, acoso y encarcelamiento, a menudo por acusaciones dudosas.

Nos preocupa profundamente la prohibición impuesta al Mejlís por el denominado “tribunal supremo” de Crimea, el pasado 26 de abril. Creemos que la calificación del Mejlís como organización extremista decidida por el “tribunal” dejará a los tártaros de Crimea aún más expuestos a violaciones de derechos humanos y castigos colectivos.

Desde abril de 2014, los tártaros de Crimea han sido objeto de requisas, confiscaciones de libros y arrestos arbitrarios. Por lo general, las autoridades de facto han hecho caso omiso de las denuncias de malos tratos. Según se ha informado, el 1 de abril de este año, 35 hombres, en su mayoría tártaros de Crimea, fueron conducidos sin el debido proceso judicial a un centro de policía dedicado a la lucha contra el extremismo en Simferopol, donde pasaron cuatro horas sometidos a interrogatorios, fueron fotografiados, les tomaron las huellas digitales y tuvieron que dejar muestras de ADN, antes de que fueran puestos en libertad. El año pasado, las autoridades clausuraron varios medios de comunicación de los tártaros de Crimea y, según los informes, la semana pasada también bloquearon el sitio web de noticias de Radio Free Europe/Radio Liberty para Crimea. 

Más recientemente, la ‘policía’ arrestó a dos tártaros de Crimea en Krasnokamenka el 18 de abril y a cuatro en Bakhchisaray, el 12 de mayo. Fueron acusados de presunta pertenencia a una organización extremista que está proscrita en la Federación de Rusia, aunque no en Ucrania. En total, 14 personas, en su mayoría tártaros de Crimea, se encuentran actualmente arrestados en Crimea en espera de juicio por su presunta afiliación a esta organización. Cuatro fueron detenidos en 2015 y, hasta ahora, otros 10 han sido detenidos en 2016.

Hasta el momento no han avanzado las investigaciones sobre el fallecimiento del activista tártaro de Crimea Reshat Ametov, que resultó muerto en marzo de 2014, tras ser raptado en una manifestación pacífica por hombres que portaban uniformes paramilitares.

Le recordamos a la Federación de Rusia, que ejerce el control de facto sobre el territorio de Crimea, que tiene el deber de velar por que los derechos de las minorías y los pueblos indígenas sean respetados, y que esas personas no sean sometidas a discriminación o acoso. Asimismo instamos a las autoridades a que suspendan inmediatamente la prohibición que pesa sobre el Mejlís y garanticen a todas las personas de Crimea la libertad de expresión, información, reunión pacífica, religión o creencia.

Los tártaros de Crimea son una de las ocho ‘naciones’ étnicas que fueron desarraigadas totalmente de la zona occidental de la Unión Soviética por el jefe de la policía secreta de Stalin, Lavrenti Beria, y deportados al Asia Central o a Siberia. A partir del 18 de mayo de 1944, unos 200.000 tártaros de Crimea fueron hacinados en trenes –la mayoría en un plazo de apenas dos días- y enviados a Uzbekistán. Se calcula que miles de ellos murieron durante el trayecto.

Los tártaros de Crimea fueron una de las últimas “poblaciones deportadas” a las que finalmente se les permitió regresar a su patria original, tras el acuerdo que Ucrania y Uzbekistán firmaron en 1999.

Los cambios realizados posteriormente en la legislación nacional facilitaron el camino para que los deportados regresaran legalmente sin que en el proceso perdieran su ciudadanía. El proceso de readmisión y reintegración de los tártaros de Crimea recibió una ayuda considerable de las Naciones Unidas en sus aspectos políticos, jurídicos y prácticos, y se calcula que en total regresaron entre 240.000 y 250.000 personas, que recibieron la ciudadanía ucraniana. El Mejlís del Pueblo Tártaro de Crimea se fundó en 1991 y obtuvo reconocimiento legal mediante un decreto presidencial ucraniano de mayo de 1999.  

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