Libres e Iguales: Todas las personas merecen un hogar donde se sientan seguras y queridas.
La juventud debe ser una etapa de descubrimiento, crecimiento y sueños de un futuro lleno de aventuras. Pero es difícil soñar y luchar por un futuro próspero sin la seguridad de un lugar al que llamar hogar. No tener hogar es una experiencia devastadora con graves efectos negativos en el bienestar físico, mental y emocional y en la trayectoria vital general de una persona joven. Y es la cruda realidad de demasiadas personas jóvenes lesbianas, gais, bisexuales, transgénero, intersexuales y queer (LGBTIQ+). La juventud LGBTIQ+ es mucho más propensa que las demás personas jóvenes a no tener hogar. La causa suele ser el rechazo y los abusos de sus propias familias y comunidades. Por su edad y su dependencia de las redes familiares y comunitarias, el abandono del hogar inicia un círculo vicioso que hace a estas personas vulnerables a una mayor discriminación y violencia. Del mismo modo, la discriminación y la violencia que sufren en las escuelas y otras instituciones pueden ser a la vez factores que impulsen el sinhogarismo y aumenten los obstáculos para encontrar un nuevo hogar. Vivir sin hogar puede conducir a la pobreza, a problemas de salud física y mental, al abuso sexual y a la violencia física, y todo ello dificulta aún más la búsqueda de un nuevo hogar. Toda la juventud tiene derecho a un hogar seguro y estable, incluida la juventud LGBTIQ+. ¡Juntos podemos construir un mundo donde todas las personas jóvenes se sientan cómodas, sin importar quiénes sean o a quiénes amen!