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Declaraciones Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Abordar la protección ante los riesgos en las crisis humanitarias

22 junio 2023

En

ECOSOC-Cumbre de Acción Humanitaria 2023

Mesa redonda de alto nivel sobre “Cómo abordar los riesgos, las necesidades y los desafíos en situaciones de emergencia humanitaria, en particular su desproporcionada repercusión sobre los niños y las mujeres”

Jueves 22 de junio de 2023, de 10.00 a 12.30

Discurso inaugural de Nada Al-Nashif
Alta Comisionada Adjunta de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Excelencias, distinguidos ponentes:

Me complace tener la ocasión de abordar este importante asunto.

Este año, conmemoramos el 75º aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, y recordamos sus nobles aspiraciones, sus obligaciones conexas y los objetivos comunes que nos exigen actuar en los planos mundial, regional y nacional, con el fin de abordar la reacción mundial contra los derechos humanos, pero también, en palabras del Secretario General, las necesidades humanitarias urgentes y excepcionales que por desgracia aumentan de forma exponencial.

Necesitamos respuestas de amplio espectro, basadas en los derechos humanos, para una gama de asuntos que van desde la preparación y prevención en situaciones de emergencia, hasta el aumento de la resiliencia y la promoción de soluciones para alcanzar la paz y la estabilidad realmente sostenibles. 

Al respecto, señalaré tres puntos:

En primer lugar, la protección debería figurar en el centro mismo de toda respuesta humanitaria, habida cuenta de que las vulneraciones del derecho internacional humanitario y el derecho internacional de los derechos humanos suelen estar entre las causas y los factores que impulsan las crisis y los conflictos.                                                                                                                                                                                                                                                                               
Más específicamente, esto significa que es preciso aplicar enfoques holísticos en los análisis, la acción política y la ejecución de las medidas orientadas a la inclusión de todos los grupos de población, en particular los más vulnerables, y a la identificación de las causas profundas de los peligros. En sus observaciones iniciales, el Presidente se refirió a la falta de consideración de las partes en los conflictos armados, que al no aplicar las medidas de protección consagradas en el derecho internacional humanitario, ejercen un efecto devastador sobre la población civil. Tenemos el deber de promover constantemente la aplicación de esa normativa.

En la práctica, esto significa que en Somalia, por ejemplo, con nuestro apoyo el Equipo Humanitario de País (HCT) ha aplicado una estrategia en la que los déficits de protección tales como la exclusión de la ayuda sobre la base de la discapacidad, la condición étnica o la pertenencia a determinado clan han sido identificados y se ha mejorado el acopio de datos. Mediante el uso del inventario del ACNUDH sobre minorías afectadas por la sequía y el conflicto, el HCT pudo reevaluar los lugares sobre los que estaban trabajando.

Una estrategia basada en los derechos humanos es esencial, pero hay que hacer más para lograr una auténtica inclusión en todos los contextos y abordar los déficits de protección; por eso debemos comprometernos a colocar de nuevo a las personas en el centro de la acción humanitaria y mejorar la aplicación de nuestra política de protección y sus recomendaciones.  

En segundo lugar, deberíamos colaborar de manera más eficaz para emplear mejor los recursos existentes.

La brecha que separa las necesidades humanitarias de los fondos disponibles sigue aumentando. La financiación que proporcionan los donantes tampoco se asigna de manera equitativa entre todos los sectores y contextos. El déficit de financiación es particularmente agudo, especialmente en las tareas de protección y sobre todo en los lugares donde las crisis han caído en el olvido -Haití, Myanmar, Somalia, Sudán del Sur, Etiopía o Yemen, por nombrar algunos- en contraste con la notoriedad del caso de Ucrania. Debemos servir de altavoz a todos los necesitados de asistencia cuyos derechos se vulneran y debemos mantener sus preocupaciones en la agenda internacional.

Cualquiera que sea el contexto, todos los cooperantes que trabajan en situaciones de emergencia y el sistema humanitario en su conjunto deben rendir cuentas a las comunidades afectadas y comprender y responder adecuadamente a sus necesidades; de modo que todas las estrategias, planes y programas deben incorporar desde el principio de la emergencia elementos que faciliten la participación significativa y dispositivos de retroinformación, incluso mediante mecanismos de quejas.

La escasez de recursos exige un esfuerzo renovado y consistente en pro de una mayor coordinación, eficiencia y sinergias en la entrega de la ayuda.  

En tercer lugar, la mejor forma de protección es la prevención.

El sistema de derechos humanos y sus mecanismos aportan un gran volumen de información relativa al análisis de la alerta temprana y, por ende, de la prevención. Este sistema es más eficaz cuando toda la gama de derechos humanos se tiene en cuenta en un contexto determinado. La crisis y el conflicto rara vez son causados por violaciones aisladas de los derechos individuales, sino más bien por violaciones recurrentes, sistemáticas y generalizadas de conjuntos de derechos. 

Por eso el monitoreo y la presentación de informes son importantes: el acopio, la verficación y el análisis de los datos y la información sobre derechos humanos, incuidos los de las categorías de población más vulnerables, contribuye a identificar vulneraciones presentes y pasadas, anticiparse a ellas y, por lo tanto, prevenir su aumento.

A fin de reducir las necesidades humanitarias, en conjunto, podemos mejorar nuestra actuación en lo tocante al análisis de la alarma temprana. Por ejemplo, el Presidente hizo referencia a la gravedad de las violaciones perpetradas contra las mujeres y los niños. El ACNUDH ha venido sonando la alarma sobre la situación de las mujeres en las zonas de Haití controladas por las pandillas desde principios de 2022, y debemos mantener esta alarma actualizada, a fin de asegurar una respuesta eficaz de todos los interesados, a pesar de las restricciones operativas y la reducción del espacio humanitario.

Permítanme terminar reiterando nuestra disponibilidad para aumentar nuestra presencia y nuestro compromiso con la acción humanitaria, en nuestra condición de miembro de pleno derecho de la IASC y de organización que cuenta con un mandato de protección y dispone de competencias complementarias.

Permítanme darles un ejemplo concreto. Desde el inicio de la agresión armada contra Ucrania, nuestra Oficina ha venido publicando una lista actualizada de bajas civiles, que se ha convertido en la lista de referencia de gobiernos, medios de comunicación, organismos internacionales y otras entidades. Nuestra Misión de Observación también sigue de cerca los casos de detención arbitraria vinculados al conflicto, de tortura y de malos tratos, así como de violencia sexual, lo que contribuye a elaborar importantes respuestas de protección. Esta labor, junto con la presencia de una fuerza disuasoria, contribuye a prevenir nuevas vulneraciones y a garantizar la rendición de cuentas en el futuro.

En mi opinión, así es como debemos enfrentarnos a los desafíos de hoy en día, basando nuestra respuesta humanitaria en los derechos humanos, protegiendo los marcos normativos e impulsando activamente el respeto hacia el derecho internacional de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario.

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